Las negociaciones de paz sobre Ucrania están sometidas a un veto informativo

El director del gabinete del Secretario General de la OTAN, Stian Jenssen, afirmó que hay que encontrar una manera de poner fin a la guerra en Ucrania, aceptando incluso, si fuera necesario, ceder parte de los territorios actualmente bajo el control de Moscú.

Está sufriendo duras represalias, y no es el único. La paz y las negociaciones de paz son un tabú, confiesa el New York Times (*). La reacción sufrida por Jenssen “refleja un cierre del debate público sobre las posibles opciones para Ucrania en el momento en que la diplomacia creativa se muestra más necesaria”, dice el periódico.

La última esperanza, la contraofensiva ucraniana, ha fracasado y Zelensky ha tenido que despedir al ministro de Defensa, chivo expiatorio de un fracaso anunciado. Pero no es posible hablar de paz ni de negociaciones con una estrepitosa derrota encima de la mesa. Los periodistas tienen que esperar a que los jefes militares de la OTAN abran la veda.

Incluso los más reputados especialistas de los equipos de análisis del imperialismo soportan críticas, como es el caso de Samuel Charap, de la Corporación Rand, que ha sugerido que Estados Unidos debería discutir un “resultado negociado” con Rusia.

Charles A. Kupchan, profesor de la Universidad de Georgetown y antiguo funcionario del gobierno, escribió un artículo en Foreign Affairs en abril, con Richard N. Haass, ex presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, en el que pedían a Washington y sus aliados de la OTAN preparar un plan para avanzar del teatro de la guerra a la mesa de negociaciones.

Recibieron una lluvia de improperios, que “se intensificaron significativamente después de que los dos hombres, junto con Thomas E. Graham, un ex diplomático estadounidense en Moscú, se reunieron en privado con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey V. Lavrov, para explorar la posibilidad de negociaciones”.

“Estamos sometidos a una avalancha de críticas e insultos por parte de la comunidad internacional. Lo que antes era una especie de tabú vago se ha convertido en un tabú inviolable”, dice Kupchan.

Constanze Stelzenmüller, de la Brookings Institution, califica de “inmoral” la búsqueda de una solución negociada. Como indica la palabra tabú, no se trata de una negación de carácter político, sino de un veto, de un dogma, de carácter religioso, que no admite excepción alguna.

El periodismo se está llenado de vetos y tabúes. Los medios de comunicación funcionan cada vez más como meros altavoces de un mismo mensajes, uniforme y uniformado. El New York Times es uno de esos altavoces, pero es bueno que el fracaso de la contraofensiva ucraniana les haya obligado a hacer un pequeño gesto de protesta.

(*) https://www.nytimes.com/2023/09/01/world/europe/ukraine-fight-negotiations.html

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