Siguen las huelgas en Reino Unido, con subidas salariales como de costumbre, mientras que la inflación se mantiene alta, a pesar de un ligero descenso en noviembre hasta el 10,7 por cien interanual tras un máximo de 40 años en octubre (11,1 por cien).
Son muchos los sectores afectados, empezando por el sanitario, con las enfermeras en diciembre, que volverán a la huelga el 18 de enero durante dos días, así como los conductores de ambulancias los días 11 y 23 de enero. Además de la subida salarial, los profesionales de la medicina alertan sobre el estado del sistema sanitario británico, infradotado desde hace años y más presionado que nunca. Varias organizaciones de médicos han señalado la crisis de los servicios de urgencias, donde dicen que muchos pacientes mueren por falta de atención adecuada u oportuna, y han pedido al gobierno que responda al creciente descontento social.
Las huelgas también afectan a los operadores de telecomunicaciones y al transporte. Estas últimas se vieron perturbadas durante el periodo festivo por las huelgas de los ferroviarios, pero también de los guardias de tráfico de las autopistas británicas, el personal de limpieza de los trenes y algunos conductores de autobús en Londres. La mayoría de estas huelgas continuaron en enero. El 12 de este mes, la huelga se extenderá al metro de Londres, cuando los trabajadores de la línea Elizabeth, inaugurada en mayo, dejen de trabajar.
Además, una huelga de ocho días de la policía de fronteras a finales de diciembre provocó el despliegue de personal militar en varios aeropuertos de Reino Unido para sustituir a los funcionarios en huelga. Alrededor de 1.000 miembros del sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS), empleados del Ministerio del Interior, se declararon en huelga en los aeropuertos londinenses de Heathrow y Gatwick, así como en los de Birmingham, Cardiff, Glasgow y Manchester, y en el puerto de Newhaven, en el sur de Inglaterra.
Aunque los huelguistas mantienen la presión, el gobierno no piensa ceder. El Primer Ministro, Rishi Sunak, rechazó los aumentos exigidos por los trabajadores de los servicios públicos, como enfermeros, conductores de ambulancias y policías de fronteras.
El Ministro de Transportes, Mark Harper, también ha criticado a los ferroviarios en la cadena Sky. A mediados de diciembre, los miembros de los sindicatos TSSA y Unite votaron a favor de una oferta salarial mejorada de Network Rail, que incluía un aumento retroactivo mínimo del 5 por cien en 2022 y del 4 por cien en 2023. Dijeron que no habían recibido una oferta comparable de empresas ferroviarias privadas.
El secretario general de RMT, Mick Lynch, dijo que el gobierno estaba “socavando los esfuerzos para garantizar un acuerdo” al imponer condiciones excesivamente estrictas a los negociadores de los ferrocarriles. Los miembros de RMT rechazaron una oferta de Network Rail en diciembre.
Las huelgas gozan de una imagen positiva entre los británicos. Según una encuesta publicada a finales de diciembre, dos tercios apoyan las huelgas de enfermeros y el 63 por cien las de ambulancias. Sin embargo, la huelga ferroviaria es menos popular, apoyada por el 43 por cien de los encuestados.