Estados Unidos participa de muchas maneras en la Guerra de Ucrania. Una de ellas es a través de las empresas militares privadas, que entrenan, apoyan, sostienen y refuerzan al ejército de Kiev.
Su presencia en esta guerra no difiere de lo que ya se pudo observar en Afganistán e Irak, donde la complementariedad entre las tropas regulares y los mercenarios de la seguridad privada ya era muy visible.
Las empresas militares privadas operaban en Ucrania antes de la invasión rusa. Ya en 2020 Erik Prince, fundador de Blackwater y Frontier Services Group, tenía un plan de negocio de 10.000 millones de dólares. El objetivo era hacerse con una parte significativa del complejo militar-industrial ucraniano para fabricar armas y crear un ejército privado en Ucrania (1).
En marzo del año pasado Prince propuso a Biden el envío de cazas F-16 a Ucrania, que serían “pilotados por soldados estadounidenses retirados” (2).
El interés por Ucrania siguió creciendo tras el inicio de la guerra, como demuestran las acciones de varias empresas militares privadas del lado de las tropas de Kiev, como Gallant Knights, que logró negociar un contrato para entrenar a comandos ucranianos y Mosaic, una empresa especializada en inteligencia, ciberseguridad y formación, que también estaba presente en Ucrania antes de que comenzara la guerra.
Independent Security Advisors, dirigido por Matthew Parker, veterano del ejército estadounidense y experto en adiestramiento, contraterrorismo y escolta, se desplazó a Ucrania (3) para participar en el reclutamiento de mercenarios extranjeros, el adiestramiento de fuerzas regulares ucranianas y la planificación táctica en la frontera con Bielorrusia.
El Grupo CACI también está presente en Ucrania. Fue una de las implicadas en el escándalo de las torturas de la CIA en la cárcel secreta de Abu Ghraib (4). Actualmente la empresa trabaja para el Estado Mayor de las Fuerzas Especiales estadounidenses, a las que proporciona inteligencia técnica, es decir, información obtenida por la interceptación de señales electromagnéticas.
La empresa AFGfree, dirigida por Perry Blackburn, también opera en Ucrania. Distribuye suministros esenciales en las zonas prohibidas y vigila los esfuerzos de la defensa territorial Ucraniana para reclutar, entrenar, organizar y equipar a los ucranianos, con el objetivo último de crear una estrategia coherente para “formar instructores en los fundamentos del combate” (5).
Además de los gobiernos, los particulares con dinero suficiente también contratan mercenarios para salir del país con sus tesoros, joyas o divisas. El precio oscila entre 30.000 y 6 millones de dólares. La cifra más elevada corresponde a familias enteras que quieren marcharse llevándose sus pertenencias (6).
Un mercenario puede llegar a cobrar hasta 2.000 dólares al día, más una prima, para ayudar a huir a ciertas familias ucranianas pudientes. Así lo corrobora la muerte del ciudadano estadounidense Willy Joseph Cancel (7), un antiguo marine estadounidense del que dijeron que había sido “asesinado mientras luchaba junto a las fuerzas ucranianas”. Lo cierto es que trabajaba para un contratista militar privado que, hasta la fecha, no se ha podido identificar.
(1) Simon Shuster, Document Reveal Erik Prince’s $10 Billion Plan to Make Weapons and Create a Private Army in Ukraine, Time, 7 de julio de 2021
(2) Valérie de Graffenried, Le sulfureux Erik Prince voulait envoyer des avions en Ukraine, Le Temps, 15 de marzo de 2022
(3) Audrey Conklin, US Army veteran going to Ukraine to assiste country’s military : ‘I don’t like what’s happening’, Fox News
(4) Lawrence Hurley, U.S Supreme Court rejects defense contractor’s Abu Ghraib torture appeal, Reuters, 28 de junio de 2021
(5) US Special Forces veteran, founder of AFGfree.org Perry Blackburn, Ukrinform, 24 de mayo de 2022
(6) https://silentprofessionals.org/jobs/extraction-protective-agents-ukraine/
(7) Ellie Kaufman y Clarissa Ward, American killed fighting alongside Ukrainian forces in Ukraine, CNN, 28 de abril de 2022.