La Unión Europea traerá electricidad de Azerbayán por un cable que elude a Rusia

Azerbayán suministrará electricidad a la Unión Europea a través de un nuevo cable submarino, según un acuerdo firmado el ayer en Rumanía destinado a diversificar las importaciones de energía. Antes que depender de Rusia, Ursula von der Leyen prefiere firmar un pacto con el diablo.

Está previsto que las obras comiencen en septiembre del año que viene y que electricidad llegue en 2029 como muy pronto. El marco financiero y técnico del acuerdo no se especifica en el comunicado emitido por el Presidente rumano, Klaus Iohannis, al margen de una reunión entre los distintos firmantes.

El cable, de 1.195 kilómetros de longitud y sumergido casi por completo en el Mar Negro, unirá Azerbayán con Hungría a través de Georgia y Rumanía. Los cuatro países han firmado el acuerdo. Rumanía y Hungría, miembros de la Unión Europea, cuentan con el apoyo de la Comisión Europea. “Estamos preparando la construcción del cable eléctrico submarino más largo”, dijo el Primer Ministro húngaro, Viktor Orban.

Desde el inicio de la Guerra de Ucrania en febrero, la Unión Europea ha ido llamando a todas las puertas en un intento de reducir su dependencia de los hidrocarburos rusos. Se trata de “nuestra contribución a la seguridad energética europea” y de “un nuevo puente entre la UE y Azerbaiyán”, declaró el Presidente azerí, Ilham Aliyev.

El cable representa una “nueva ruta llena de oportunidades” para Georgia, “un país con destino europeo” que podría convertirse en un “centro energético”, según Von Der Leyen. Permitirá transportar electricidad a vecinos, como Moldavia y Ucrania, y contribuirá a la “modernización del sistema energético ucraniano”.

El acuerdo abarca otros ámbitos de cooperación, como “las nuevas tecnologías energéticas”, “la producción de hidrógeno” y “la ampliación de las infraestructuras de tránsito”, según un comunicado de prensa del Presidente rumano.

Hasta aquí todo parece casi normal, pero tratándose de los burócratas europeos también hay que leer la letra pequeña. “Hemos decidido dar la espalda a los combustibles fósiles rusos y recurrir a nuestros socios energéticos de confianza”, declaró Von der Leyen en Bucarest.

La Presidenta de la Comisión Europea considera que un país como Azerbayán, que no es capaz de situar en el mapa, es un socio que le da más confianza que Rusia, incluso en un tiempo tan remoto como 2029, muy poco antes de que se agote la Agenda 2030.

En Bruselas confunden la “fiabilidad” con la “docilidad”. Lo que quieren los europeos son peleles manejables a los que se les pueda presionar y saquear, como Azerbayán, Georgia y otros parecidos. Nada de huesos duros de roer, como Rusia.

comentario

  1. Esto es patético: el Gobierno de la Unión Europea haciendo el paripé, esto es, aparentando que hace, pero sin hacer. Pues así debemos llamar a estas gestiones para obtener energía (eléctrica, en este caso, pero para las otras energías hacen el idiota de la misma manera) de sitios remotos, que, para colmo, llegará dentro de años (y espérate a ver si es verdad que llega, que esa es otra que tal baila).
    Y es normal que nuestros políticos hagan esto, en definitiva, porque son acciones que van dirigidas a un rebaño de borregos televidentes (la ciudadanía de Europa) que no recuerdan las noticias más allá de un par de semanitas hacia atrás, y que no hacen relación causa-efecto. Con tal rebaño se interactúa a base de golpes de efecto como sacar por todas las televisiones un titular al estilo «Ya se va a arreglar lo de la energía»; luego les pones fútbol y prensa rosa, y el Sistema tira para alante unos mesecicos más.

    Esta cita nos define bien:
    «La lectura le cansa […]. Intuye. Prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Ésta le fascina y lo seduce. Renuncia al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo […]. Cede ante el impulso inmediato, calido, emotivamente envolvente. Elige el living on self-demand, ese modo de vida típico del infante que come cuando quiere, llora si siente alguna incomodidad, duerme, se despierta y satisface todas sus necesidades en el momento.»
    [Retrato de un televidente – Ferrarotti, 1997]

    Por cierto, la mayor parte de la energía eléctrica se disipa en su proceso de transporte. A poco que pretendamos llevarla a unas decenas de kilómetros, el sistema de conducción ya gasta fácilmente el 90% , con lo que sólo un 10% efectivo de energía queda para el punto de destino. Ni me imagino qué ocurre al llevarla a más de 1.000 Km de distancia.

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