Un Estado macarra es poco más que una base militar de Estados Unidos en cualquier enclave del mundo, aunque puede aparecer como un país independiente, e incluso pertenecer a la ONU. No debe su existencia a sí mismo sino al interés de Estados Unidos por disfrutar de una plataforma logística en ciertas regiones.
El prototipo de Estado macarra apareció en 1948 con la creación de Israel, una isla rodeada de poblaciones árabes y de pozos de petróleo que vigila y patrulla Oriente Medio. Es un fortín de altas murallas que, a su vez, ha levantado más murallas en torno a los palestinos, primero expulsados y luego vilipendiados de forma permanente.
Zelensky se refería a eso cuando dijo que Ucrania sería un nuevo Israel dentro de Europa, un dolor de cabeza permanente para Rusia, un comprador compulsivo de armas con un régimen de apartheid para los “prorrusos” y los “rusófonos”, es decir, para los ucranianos de segunda categoría.
Al año siguiente de Israel nació Taiwán, otro oasis de “democracia” enfrentado la “China roja” que sobrevive gracias a la presencia permanente en sus costas de la III Flota, los portaviones y los bombarderos estratégicos. Estados Unidos no podía haber encontrado un mejor pretexto que Taiwán para tener un polvorín a las puertas de la República Popular de China.
Afganistán estuvo a punto de ser un Estado macarra. Cuando Estados Unidos no tiene oasis ni fortines que defender, los fabrica a la medida, como Kosovo tras la agresión militar y el desmantelamiento de Yugoslavia, un enclave que posteriormente fue vendido, como Las Vegas, al crimen organizado y que necesitará siempre de la ayuda exterior, de financiación para poder comprar armas y de la presencia de “fuerzas de mantenimiento de la paz” por la hostilidad de sus vecinos.
Kurdistán es otro caso de Estado en proceso de fabricación a golpe de bayoneta. Para ello Estados Unidos tuvo que invadir Irak y luego Siria, pero es poco más que una base militar con cárcel incluida, aunque algunos la consideran como el modelo más perfecto de sociedad autogestionaria “made in USA”, rodeada de alambre de espino.
Dentro de poco habrá que localizar esos microestados con lupa en un mapa, como Liechtenstein, o Mónaco, o San Marino, o el Vaticano. Un recorrido turístico por un Estado macarra lo único que permitirá ver será un tanque, o un lanzallamas. Son los nuevos caballos de Troya, dedicados a incordiar a los países del Eje del Mal, demonizados por permanentes campañas de intoxicación mediática en las que se revuelcan como gorrinos los oportunistas, tanto si son bobos como si son bonobos.
Sin conocer a los detalles de la historia local me parece que Panamá es un ejemplo precoz del imperialismo americano.
Kurdistan un estado macarra???
Venga ya!
El Kurdistan es el símbolo actual de la izquierda anti-comunista y pro-liberal. Los «idiotas útiles» están siempre disponibles para matar y morir por el imperio. Los kurdos ya lo hicieron en el pasado contra Saddam Hussein, ahora lo hacen contra Assad. La promiscuidad entre las fuerzas kurdas y las fuerzas yihadistas en Siria es otro punto que merece un estudio más detallado y que no se deje engañar por las fotos de mujeres en uniforme que los periódicos americanos, europeos y qataris suelen publicar… sabemos muy bien que ambas fuerzas son de facto controladas por los EEUU. Sin el apoyo gringo, no aguantarían ni medio año de guerra.
Israel ha sido el primer país a reconocer el referéndum kurdo, y eso por el gas claro y por su estrategia anti-Siria. Como dijo Lavrov, ser judío no impide a uno de ser fascista y el gran Israel necesita de su espacio vital.