El autor del artículo, Raphael Minder, reflexionaba sobre diferentes temas como las presiones políticas, el control y falta de objetividad, las medidas del gobierno de Rajoy o la ley mordaza.
En el reportaje del “New York Times” el periodista Juan Pedro Velázque-Gaztelu aseguró que “se ha perdido la independencia editorial a la hora de tener en cuenta grandes empresas, especialmente bancos” y añade: “Creo que no ha habido peor época para la libertad de expresión en España desde la muerte de Franco”.
El artículo ha desatado la indignación de los editores de prensa españoles, que han quedado con el culo al aire. Especialmente a Juan Luis Cebrián y a su diario “El País” se les muestra como lo que son y han sido siempre: unos meros serviles de las empresas y de los políticos.
En el “New York Times” Miguel Ángel Aguilar ponía en duda la objetividad y la credibilidad del diario del grupo Prisa: “Trabajar en El País solía ser el sueño de cualquier periodista español, pero ahora hay gente tan indignada que incluso lo están dejando”.
Cebrián ha reaccionado desatando la caja de los truenos contra Aguilar. Ha despedido al periodista por “deslealtad”.
El “New York Times” se centró en el control que ejerce el PP sobre la radio y televisión pública desde que se aprobó la ley de 2012 que permite al Gobierno nombrar al presidente de la entidad sin el consentimiento de los demás partidos políticos. También hace referencia a las denuncias de trabajadores del ente público sobre la censura en los servicios informativos.
En relación a la censura, el “New York Times” también tenía en cuenta la salida de Pedro J. Ramírez de El Mundo a raíz de que sacase a la luz los famosos mensajes de “Luis, sé fuerte” que Rajoy envió a Bárcenas tras ser enviado a prisión.
La prensa española ha abierto la veda contra el “New York Times”. El capo Cebrián ha presionado a la AEDE, la patronal de los diarios, para que emita una declaración
institucional en nombre de todos los diarios de España.
Como su lacayo José Luis Sáinz es el presidente de la AEDE no le ha sido difícil convencer a Unidad Editorial y a Vocento, los otros dos principales asociados para que lancen todas sus armas contra el diario estadounidense.
De esta manera, a última hora de la tarde de ayer enviaron un comunicado institucional de protesta.