En junio de 2019 se celebró un “matrimonio” global entre el Secretario general de la ONU Antonio Guterres y el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab. Dichos elementos actuaron uno en representación de una pequeña parte de los países miembros de la ONU, y el otro como portavoz de las grandes corporaciones internacionales.
La ocasión fue la firma de un memorándum de entendimiento (MOU) entre el Foro Económico Mundial y las Naciones Unidas. En virtud del acuerdo nupcial, las dos instituciones se comprometen a adoptar unos niveles sin precedente de coordinación en los campos de la educación, la financiación, el cambio climático y la salud (1).
Este acuerdo significó una formalización de sumisión de la ONU a las grandes corporaciones y la apertura de un camino hacia una gobernanza global privatizada. Una perspectiva de gobierno global no electo perfilado ya mediante la denominada Iniciativa de Rediseño Global establecida por el Foro Económico Mundial en el año 2010 y que vamos viendo día a día cómo se va consolidando dicha propuesta cuyos componentes son el acuerdo entre ONU y FEM, pero aparejado a ello el nuevo tratado sobre pandemias y el nuevo Reglamento Sanitario Internacional de la OMS que le otorga poderes supranacionales, siempre a tenor de lo que le ordenen las multinacionales que la subvencionan.
El Foro Económico Mundial en su Iniciativa de Rediseño Global (GRI) de 2010 argumentó que el primer paso hacia su visión de gobernanza global es “redefinir el sistema internacional como un sistema más amplio y multifacético de cooperación global en el que los marcos jurídicos y las instituciones intergubernamentales están integrados como un componente central, pero no único y a veces no el más crucial”. El objetivo era debilitar el papel de los Estados en la toma de decisiones a nivel mundial y elevar el papel de un nuevo conjunto de “partes interesadas” en el cual las empresas son parte de los mecanismos de gobierno.
¿Qué proponía el FEM en su Iniciativa de Rediseño Global (Global Redesign Initiative)?
Para ello debemos atendernos a las palabras escritas por su presidente Klaus Schwab en la presentación del citado documento: “Nuestro objetivo ha sido estimular un proceso de pensamiento estratégico entre todas las partes interesadas sobre las formas en que las políticas internacionales, las instituciones y los acuerdos deben adaptarse a los desafíos contemporáneos… Muchas de las ideas y propuestas presentadas en este informe son de gran alcance y requieren un fuerte consenso global y cooperación. Sería presuntuoso suponer que todas estas ideas se integrarán inmediatamente en el sistema global proceso de toma de decisiones. Por lo tanto, la Iniciativa de Rediseño Global no debe verse como un fin en sí misma sino como el comienzo de un proceso sostenido para adaptar y preparar mejor el sistema global para los desafíos del siglo XXI. Puedo hacerles a todos aquellos que trabajaron tan duro para hacer realidad esta iniciativa la promesa de que el Foro seguirá siendo una fuerza contundente para repensar nuestros valores, rediseñar nuestros sistemas y reconstruir nuestras instituciones” (2).
Documento que en su resumen ejecutivo señala que “las ideas y propuestas que han surgido del proceso de Rediseño Global sugieren que se pueden lograr mediante la redefinición del sistema internacional como un sistema más amplio y multifacético de cooperación en la que se integran marcos jurídicos e instituciones intergubernamentales como componente central, pero no el único y a veces no el más crucial… Ha llegado el momento de un nuevo paradigma de gobernanza internacional de partes interesadas análogo al plasmado en la teoría de las partes interesadas sobre el gobierno corporativo sobre la cual se fundó el propio Foro Económico Mundial… Pero lo que también se requiere es un sentido propio de la salud en el sistema internacional… Quienes educan y seleccionan líderes políticos, empresariales, académicos, religiosos, medios de comunicación y otras instituciones sociales, en particular programas de educación, tienen la mayor responsabilidad a este respecto… Existe una nueva oportunidad de lograr un cambio radical en gobernanza ambiental global al no centrarse en la agenda tradicional (estructura de la ONU) sino en una nueva agenda para construir el tipo de mecanismos prácticos, a menudo público-privados”.
Y en sus conclusiones afirma: la arquitectura actual no es totalmente adecuada para abordar los riesgos que se están acumulando en muchos ámbitos. Es más probable que lo logren si adoptan un enfoque práctico y multidimensional, centrándose en el “cómo” en lugar de simplemente el “qué”.
Así, la ONU a las órdenes del FEM afirma que Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) solo se pueden conseguir con asociaciones mundiales sólidas y cooperación (privada se entiende) (3).
El Transnational Institute publicó el 25 de septiembre de 2019 una carta abierta al secretario general de la ONU de cuyo texto extraemos algunas consideraciones. “Las disposiciones de la asociación estratégica establecen efectivamente que los líderes corporativos se convertirán en asesores de los jefes de los departamentos del sistema de las Naciones Unidas, utilizando su acceso privado para abogar por “soluciones” con fines de lucro basadas en el mercado para los problemas mundiales, a la vez que socavan las soluciones reales arraigadas en el interés público y los procedimientos democráticos transparentes… La elección de construir una alianza entre la Secretaría y las empresas transnacionales para salvar al sistema de las Naciones Unidas lo destruirá, no lo salvará” (4).
Desde el año 2009 el capital mundial ha ido concretando paso a paso, sin grandes elementos propagandísticos de carácter público, la conversión de la ONU en un mercado de intereses corporativos, la OMS en una sucursal de la mafia químico farmacéutica, la UNESCO en la cobertura cultural del nuevo imperialismo, la UNICEF colaborando en la reducción de la población en la periferia del sistema, la ACNUR propiciando los masivos desplazamientos migratorios… Así podemos seguir con el resto de instituciones de las Naciones Unidas.
Una advertencia clara: mientras el capital planifica a largo plazo, el proletariado organizado responde a corto plazo (cuando responde) mediante diversos happenings a las cuestiones cotidianas, que si una guerra por aquí, que si una guerra por allá, que si un huracán, que si un terremoto, que si tantos muertos, que si cambia el clima, que si el dióxido de carbono, que si… Entretanto se oscurecen las muertes ocasionadas por los efectos secundarios de las inyecciones de ciertas pócimas a las que han dado el nombre de vacunas.
“Más de 5.550 millones de personas en todo el mundo han recibido una dosis de la vacuna contra la covid-19, lo que equivale aproximadamente al 72,3 por ciento de la población mundial”, publicó el New York Times el 13 de marzo de este año 2023 un exhaustivo informe con una serie de mapas interactivos por países y continentes (5).
En total se administraron más de 13.500 millones de inyecciones en todo el planeta.
Ya a principios de 2022 se publicaron más de mil artículos y estudios (1.011) en revistas científicas sobre los efectos adversos de las vacunas covid (6).
Según el investigador Steve Kirsch, la tasa de mortalidad de las vacunas contra el covid es aproximadamente de 1 entre 1.000 dosis. Esto se traduce en 676.000 estadounidenses muertos. Sin embargo, resulta que el análisis de Kirsch, que se basa en un desglose de las cifras del Vaers (Vaccine Adverse Event Reporting System), puede ser demasiado conservador (7).
Trabajando con datos de 17 países sobre mortalidad por todas las causas, investigadores de Correlation Research in the Public Interest, con sede en Canadá, han llegado a la conclusión de que la tasa de mortalidad de las inyecciones de covid-19 se sitúa en la región de 1 en 800 dosis. Calculan que las vacunas han matado a unos 17 millones de personas en todo el mundo (8).
Todo un panorama eugenésico que no está alejado de lo expuesto al inicio de este escrito. Pero con una salvedad: la mayoría de muertos desde finales del año 2020 no han sido a causa de las guerras o terremotos, sino bien planificados por el matrimonio público-privado ONU-FEM-OMS.
(1) https://weforum.ent.box.com/s/dj7x7z2fjxrox49farw5dfxfa1hfqw3h
(2) https://es.weforum.org/publications/everybodys-business-strengthening-international-cooperation-more-interdependent-world
(3) https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/globalpartnerships/
(4) https://www.tni.org/es/art%C3%ADculo/pon-fin-al-acuerdo-de-asociacion-estrategica-entre-las-naciones-unidas-onu-y-el-foro
(5) https://www.nytimes.com/interactive/2021/world/covid-vaccinations-tracker.html
(6) https://www.saveusnow.org.uk/covid-vaccine-scientific-proof-lethal/
(7) https://www.cdc.gov/vaccinesafety/ensuringsafety/monitoring/vaers/index.html
(8) https://www.globalresearch.ca/covid-vaccines-great-travesty-against-mankind/5837662