Desde el inicio del cerco a la acería Azovstal, Rusia ha anunciado la formación de 20 corredores humanitarios para que los civiles puedan abandonar los subterráneos. Ahora ha anunciado otro que durará tres días, completado con un alto el fuego después de dos días de intensos combates.
La ONU quiere aprovechar la tregua para enviar un nuevo convoy que permita la evacuación de Azovstal. Los ucranianos, por su parte, niegan que exista ninguna tregua.
La información sobre la situación en la planta siderúrgica de Mariupol sigue siendo, pues, contradictoria.
Ayer Putin declaró que “el ejército ruso seguía dispuesto a garantizar la evacuación de los civiles” de Azovstal, de los que aún quedan unos 200 atrapados en los subterráneos.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, asegura que el ejército ruso está respetando el alto el fuego en torno a la planta y que los corredores humanitarios están “en funcionamiento”.
Por el contrario, el subcomandante del Batallón Azov que defiende la acería, Sviatoslav Palamar, sostiene que se están produciendo “combates sangrientos” en el recinto.
Un asesor de la presidencia ucraniana, Olexi Arestovitch, dijo que los rusos que habían llegado a la fábrica habían sido inicialmente rechazados, reconociendo que la información al respecto es contradictoria.
A pesar de la incertidumbre sobre la situación en la planta siderúrgica, el Secretario General Adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, dijo que un nuevo convoy de la ONU se dirigía hacia allí.
“Mientras hablamos, un convoy está en camino para llegar a Azovstal mañana por la mañana [por hoy] con la esperanza de recuperar a los civiles que quedan en este oscuro infierno, que han habitado durante tantas semanas y meses, y llevarlos de vuelta a la seguridad”, dijo Griffiths en Varsovia. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirmó su participación.
Un centenar de civiles ya pudieron abandonar el complejo el pasado fin de semana en una evacuación organizada con la ONU y la Cruz Roja.