Las nuevas leyes represivas aprobadas por el Congreso chileno, inicialmente presentadas por el gobierno y la democracia cristiana, han contado con el apoyo de socialistas e incluso diputados del Frente Amplio.
“Ley anti protestas” o “Ley anti saqueos” permite condena de hasta 5 años de cárcel por lanzar una piedra.
Libertad y Amnistía para los presos de la revuelta y para los miles de procesados por participar en la rebelión.
Fue la explosión social y el levantamiento nacional que le siguió lo que permitió desbloquear la parálisis en los cambios a la Constitución y el régimen político. Después de las jornadas nacionales de paro y protestas la casta política se vio obligada a abrir un proceso que nunca quiso. Camilo Escalona, dirigente del PS, había calificado la aspiración a una Asamblea Constituyente como “fumar opio”.
Aunque el proceso constituyente está lleno de trampas al punto que puede calificarse con justicia de Gran Fraude, gracias al llamado “Acuerdo por la Paz” que firmaron en el Congreso el conjunto de los partidos con pocas excepciones desde la extrema derecha, la ex Concertación y hasta el Frente Amplio, abrió un proceso de deliberación que la casta política nunca deseó.
Sin el levantamiento social seguiríamos esperando el cumplimiento de promesas de los políticos por otros 30 años. Hay que aplaudir y con los jóvenes valerosos que saltaron los torniquetes del metro en octubre de 2019.
Nuestro pueblo trabajador, nuestros jóvenes, nos ha enseñado una lección que no hay que olvidar: “La lucha da lo que la ley niega”. Con ello han puesto en crisis todo el régimen político y el modelo económico y social heredado de la dictadura cívico militar de Pinochet consolidado en los sucesivos gobiernos civiles.
El movimiento social ha dado muestras de gran resiliencia, ha enfrentado y superado la represión, ha dado respuestas autónomas a la crisis económica y de salubridad, y hay que avanzar en la construcción de un liderazgo representativo de las aspiraciones populares, capaz de unir y dar conducción a las decenas de miles de iniciativas fragmentadas de unificar las luchas y levantar un poder popular que pese en la balanza de correlación entre las clases.
Es el momento de poner en pie un Comité Nacional por la Huelga General y la Protesta Nacional, y organizarla efectivamente en todo el país para ganar nuestras demandas como el alza de los salarios, el fin de las AFP, la gratuidad real de la educación y la salud. Educación, Salud y Vivienda de buena calidad de carácter público…