Gracias al apoyo ruso Siria triplicó la superficie bajo su control, de un 16 por ciento a mediados de septiembre de 2015 al 47 por ciento a finales de marzo de 2018, señala el informe.
La intervención militar rusa no sólo aseguró la supervivencia del gobierno de Assad, sino que también revirtió decisivamente el curso de la guerra frente a una amplia gama de terroristas.
“La intervención rusa ha proporcionado al régimen sirio el espacio y el tiempo necesarios para concentrar sus fuerzas en posiciones estratégicas y hacer un uso masivo de los recursos de que dispone”, reconoció Matthew Henman, el director del Centro.
“Los datos recogidos muestran el papel de los ataques aéreos [rusos] en esta estrategia, con fuerzas de oposición en gran medida incapaces de defenderse, o incluso de responder, a la amenaza planteada por la dominación aérea”, añadió.
De este modo, el gobierno pudo apoderarse de gran parte del centro del país, pero también se aseguró el control de centros urbanos vitales y posiciones estratégicas clave, tales como las ciudades de Alepo, Hama, Homs y Deir Ezzor, cerca de la frontera irakí. Además, aseguró la frontera con Líbano, redujo significativamente la amenaza sobre Damasco y contuvo a la oposición terrorista en la provincia de Idlib, añade Jane’s.
Desde septiembre de 2015 hasta finales de marzo de 2018, es decir, durante los dos años y medio de intervención rusa, los ataques aéreos ruso-sirios ascendieron a 6.833, frente a los 2.735 de los dos años y medio anteriores. Al mismo tiempo, el número de víctimas civiles disminuyó ligeramente, de 6.899 a 6.254 en los mismos períodos, debido a intervenciones más específicas, según el informe.
De esos ataques, sólo 960 se dirigieron contra el Califato Islámico, el 14 por ciento. La mayoría de ellos se concentraron en otros grupos terroristas, según muestra el estudio geográfico. Dos tercios se dirigieron contra las provincias de Aleppo, Idlib y Rif Dimachq, y se concentraron en áreas en las que el Califato Islámico tiene una baja presencia operativa. Estas tres provincias también fueron blanco de casi dos tercios de los ataques aéreos antes de la intervención rusa, destaca la informe.