Los medios de comunicación llevan meses difundiendo declaraciones de la OTAN, de Estados Unidos y de países europeos en las que sus dirigentes aseguran que Rusia planea atacar a Occidente y que Ucrania es la primera línea de defensa.
En diciembre del año pasado Biden dijo que “si Putin toma Ucrania, no se detendrá ahí […] Continuará. Lo dijo muy claramente. Si Putin ataca a un aliado de la OTAN, bueno, como miembros de la OTAN estamos comprometidos a defender cada centímetro de territorio de la OTAN. Entonces tendremos algo que no buscamos y que no tenemos hoy: tropas estadounidenses luchando contra las tropas rusas”, dijo Biden.
Los constantes aspavientos sirven a los jerifaltes occidentales para justificar ante sus votantes el rearme y el despilfarro económico para apoyar a Ucrania. El choque (militar, político, económico y diplomático) con Rusia, además de prolongado, será muy costoso. Exigirá sacrificios, es decir, despidos, rebajas de salarios, aumentos de jornada, recortes presupuestarios…
En diciembre Putin desestimó las acusaciones, calificándolas de “completamente absurdas”. Rusia no quiere ir a la guerra, ni con la OTAN, ni con Estados Unidos, ni con Europa. “Rusia no tiene ninguna razón, ningún interés -geopolítico, ni económico, político o militar- en luchar con los países de la OTAN”, respondió Putin.
En su informe anual, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos confirma las declaraciones de Putin. “Rusia no quiere un conflicto militar directo con las fuerzas estadounidenses y la OTAN y continuará sus actividades asimétricas por debajo de lo que considera el umbral de un conflicto militar a escala mundial”.
La evaluación fue presentada a los dirigentes estadounidenses a principios de febrero, pero se hizo pública el lunes (*).
La Oficina enumera las herramientas que Estados Unidos espera de Rusia para promover sus intereses, que van desde “usar la energía para intentar coaccionar la cooperación y debilitar la unidad occidental en Ucrania”, hasta la intimidación militar, la influencia maliciosa, los ataques informáticos, el espionaje y el subterfugio.
El informe admite que a pesar de los enormes daños “internos y externos” derivados de la guerra en Ucrania, Rusia “sigue siendo un adversario resistente y capaz en una amplia gama de áreas y busca proyectar y defender sus intereses en el plano mundial, escalar y socavar a Estados Unidos y Occidente”.
La Oficina destaca su preocupación por la mayor cooperación ruso-china, una eventualidad que los viejos especialistas de la política exterior estadounidense, como Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, siempre destacaron y propusieron evitar.
“El profundo compromiso económico de Moscú con Pekín ofrece a Rusia un mercado importante para su energía y materias primas, una mayor protección contra futuras sanciones y un socio más fuerte contra Estados Unidos”, dice el informe.
China es, con diferencia, el socio comercial más importante de Rusia, con un comercio bilateral que alcanzó más de 220.000 millones de dólares el año pasado, superando ya en un 15 por cien su volumen total de 2022, añade el documento.
En el frente económico, la ODNI espera que el PIB de Rusia registre un crecimiento modesto este año. El FMI espera que aumente un 2,6 por ciento, frente al 1,5 por ciento esperado el otoño pasado, y destaca que sus vínculos económicos con países no occidentales seguirá fortaleciéndose.
Además, la inteligencia estadounidense espera que Moscú mantenga un “importante apalancamiento energético”, incluso en Europa, donde siguió siendo el segundo mayor proveedor de gas licuado hasta la primera mitad del año pasado, a pesar de las sanciones de Bruselas.
Tras asegurar que la Guerra de Ucrania “ha implicado costes significativos y duraderos para Rusia”, la ODNI admite, no obstante, que la estrategia defensiva adoptada por Moscú ante la contraofensiva estival de Kiev “favorece las ventajas militares estratégicas de Rusia y desplaza cada vez más la dinámica a favor de Moscú”. La industria de guerra de Rusia se ha comprometido a “aumentar significativamente la producción de una serie de armas de ataque de largo alcance, municiones de artillería y otras capacidades que le permitirán sostener una guerra larga y de alto impacto”.
Mientras tanto, Moscú ha logrado avances continuos en el campo de batalla desde finales del año pasado y se beneficia de las incertidumbres sobre el futuro de la asistencia militar occidental, dice el informe. Rusia, China, Irán y Corea del norte son los cuatro principales actores públicos que “participan en comportamientos competitivos que amenazan directamente la seguridad nacional de los Estados Unidos”, con China específicamente incluida como una potencia que “apunta a superar a Estados Unidos en términos de poder y seguridad nacional mundial”.
Irán está catalogado como una amenaza a “los intereses, aliados e influencia de Estados Unidos en el Medio Oriente” y como un país que “tiene la intención de consolidar su estatus emergente como potencia regional mientras minimiza los riesgos”.
En cuanto a Corea del norte, la ODNI espera que Kim Jong Un “continúe buscando capacidades militares nucleares y convencionales que amenazan a Estados Unidos y sus aliados”, fortaleciendo los lazos económicos, diplomáticos y de defensa con China y Rusia, que tienen que ayudar a Pyongyang a lograr la “aceptación internacional” de su estatus como potencia nuclear.
(*) https://www.dni.gov/index.php/newsroom/press-releases/press-releases-2024/3789-odni-releases-2024-annual-threat-assessment-of-the-u-s-intelligence-community
Toda la razón 👍