La evolución de los prejuicios anti-islámicos

Alain Ruscio

La hostilidad sistemática hacia el Islam está anclada desde muy antiguo en el pensamiento occidental. De esencia cristiana, tiene su fuente en el espíritu de cruzada, florece durante la expansión colonial y tras un tiempo de paréntesis retoma fuerza con la “guerra contra el terrorismo”. La palabra “islamofobia”, que ilustra el concepto, tiene por su parte medio siglo. Si ahora, en nombre de la defensa de la laicidad, algunos intelectuales franceses muy mediáticos no temen asumir la estupidez odiosa que alberga, otros, felizmente, se dedican a denunciarlo.

Históricamente, el enfrentamiento armado ha sido el marco de toda la historia de las relaciones entre Occidente y el mundo musulmán. Fue el primer modo de contacto, primero en la conquista árabe del sur de Europa y, posteriormente, durante las Cruzadas en Oriente. Si nos referimos a la colonización francesa en la época moderna, todas las generaciones de franceses desde 1830 han recibido los ecos de enfrentamientos con el mundo árabe-musulmán en el seno del imperio: la toma de Argel (1830), la guerra dirigida por Abd el-Kader (1832-1847), la revuelta de Kabylie (1871), la lucha contra los Kroumirs y el establecimiento del protectorado en Túnez (1880-1881), la conquista de Marruecos y establecimiento del protectorado (1907-1912), revuelta en Argelia (1916-1917), la guerra del Rif (1924-1926), revuelta y represión en Argelia (mayo de 1945), enfrentamiento con el Istiqlal y el sultán de Marruecos (1952-1956), con el Neo-Destur en Túnez (1952-1954); ciclo que se cierra con la guerra de Argelia (1954-1962). El paréntesis se cierra, pero provisionalmente, porque el concepto de “choque de civilizaciones” vuelve con fuerza a principios del siglo XXI.

La islamofobia, históricamente inseparable del racismo antiárabe, tiene numerosos siglos de existencia. ¿No es notable, por ejemplo, que algunos elementos constitutivos de la cultura histórica de los franceses estén íntimamente ligados a enfrentamientos con el mundo árabe-musulmán? ¿Por que Poitiers, una batalla menor, ha tomado la dimensión de preludio (victorioso) al “choque de civilizaciones”? ¿Por que Charles Martel, un poco bárbaro por cierto, es uno de los primeros héroes de la historia de Francia, una especie de “muralla” de la civilización? Si preguntamos al “francés medio”, o al menos a los que recuerdan las fechas, Poitiers (732) es de las primeras, con la coronación de Carlomagno en 800, la batalla de Marignan en 1515 o la toma de la Bastilla en 1789.

¿Por que la batalla de Roncesvalles en 778, en la que ni un solo musulmán ha combatido, (los enemigos del valiente Roland eran guerreros vascos) se ha convertido en símbolo de la traición de los sarracenos, atacando como traidores en una proporción de 10 a 1? Ni un antiguo colegial francés olvida que trabó conocimiento con la literatura francesa, antaño, con la “Chanson de Roland”. Y nadie borra de su memoria la personificación del Bien en los luminosos caballeros procedentes de Occidente, y la del Mal en los sombríos guerreros de la “nación maldita/más negra que la tinta”.

Muchos siglos antes de los teóricos e ilustradores del pensamiento colonial, el autor escribía: “Los paganos están equivocados, los cristianos tienen el derecho”. La guerra entre “ellos” y “nosotros” comenzaba bajo los auspicios del maniqueísmo mas cándido. Efectivamente, el racismo antiárabe, durante mucho tiempo (¿desde siempre?) inseparable de la islamofobia, tiene muchos siglos de existencia, se remonta a la Edad Media y sigue en el Renacimiento con los “matamoros” de la Reconquista española.

Posteriormente, en la época colonial, la hostilidad se enuncia con la mejor de las buenas conciencias, con el tono de la evidencia: “Es evidente: el Islam es una fuerza de muerte, no una fuerza de vida”. Convencidos de ser portadores de los verdaderos (los únicos) valores de la civilización, los coetáneos de la conquista y posteriormente de la colonización iban del sinsabor a la desilusión: los católicos y los misioneros constataban, decepcionados, que la religión musulmana era una bloque impenetrable; los laicos intransigentes se lamentaban, rabiosos, de que su concepción de la Razón no penetraba en esos cerebros oscurecidos por el fanatismo… Desde entonces, la noción de “árabe” (la mayoría de los franceses denominaba árabes a todos los colonizados en el Magreb) y de “musulmán” se fundirán en una especie de magma incomprensible, impenetrable. Hostilidad de raza y de religión se mezclarán en una única “fobia”.

Correspondió a Ernest Renan sintetizar todo el espíritu de una época: “El Islam es la más completa negación de Europa. Es el desprecio de la ciencia, la supresión de la sociedad civil, la espantosa simplicidad del espíritu semítico, la reducción del cerebro humano, cerrándolo a toda idea delicada, a todo sentimiento elevado, a toda búsqueda racional, colocándolo ante una tautología eterna: ‘Dios es Dios’” (La réforme intellectualle et morale, París, Michel Lévy Fréres, 1871).

Un término que se remonta a 1910

Hay que definir este sentimiento; la palabra “islamofobia” parece la más adecuada. Y de forma opuesta a una extendida vulgata, es multisecular. El primer uso de del término data de 1910. Está presente en la pluma de un tal Alain Quellien, hoy olvidado. Propone una definición de una sorprendente modernidad:

“La islamofobia siempre ha existido. Y existen aún prejuicios extendidos contra el Islam entre los pueblos de la civilización occidental y cristiana. Para algunos el musulmán es el enemigo natural e irreconciliable del cristiano y del europeo. El islamismo es la negación de la civilización, y la barbarie, la mala fe y la crueldad es todo lo que se puede esperar de los mahometanos” (La política musulmana en el África occidental francesa, París, Emile Larose).

De esta manera, en su primera aparición escrita, la palabra “islamofobia” estaba acompañada del término “prejuicio” y del concepto de “choque de civilizaciones”. Continuaba una lista impresionante de citas procedentes de todos los horizontes, en donde se multiplicaban los reproches hostiles; el Islam se asimilaba a la guerra santa, a la poligamia, al fatalismo y, en fin, al inevitable fanatismo.

El mismo año Maurice Delafosse, estudiando también el Islam en el África subsahariana, consideraba a su vez:

“Tomado en conjunto, y a excepción de algunos grupos de Mauritania aún hostiles a la dominación europea, la disposición de los musulmanes de África occidental no se opone realmente a nuestra civilización […] Sea lo que sea que digan aquellos para los que la islamofobia es un principio de la administración indígena, Francia no tiene más que temer de los musulmanes en África occidental que de los que no son musulmanes […] La islamofobia no tiene razón de ser en el África occidental” (Revue du Monde Musulman, vol. XI, 1910).

Dos años más tarde, Delafosse publica su obra maestra, en la que retoma literalmente su artículo de 1910, remplazando únicamente los términos “África occidental” por “Alto Senegal – Níger”.

En 1912, el gran sabio Louis Massignon informa de las propuestas de Rachid Ridha, un intelectual egipcio, con ocasión del Congreso Internacional de Ulemas. Evocando las actitudes de las diferentes potencias respecto al Islam, Massignon expresa sus propias opiniones: “La política francesa podrá ser menos islamófoba” que las otras potencias coloniales. Significativamente, titula su artículo “La defensa musulmana”. No hay error: dice “defensa”, y no “ofensiva”.

Tras la guerra, Étienne Dinet, gran pintor orientalista convertido al Islam y su amigo Slimane ben Ibrahim vuelven a utilizar el término en dos obras, una en 1918 y otra en 1921. En la segunda, machacan con cierto placer a un jesuita, el padre Henri Lammens, quien había publicado escritos con pretensiones científicas, en realidad ataques en toda regla contra el Corán y Mahoma. Dinet concluía: “Nos ha parecido necesario desvelar no solamente a los musulmanes, sino también a los cristianos imparciales, a qué grado de aberración puede la islamofobia llevar a un sabio”. La palabra aparece igualmente en la prensa, precisamente en una crítica muy laudatoria de la primera de estas obras: “El fanatismo de Mahoma no está ni en su vida ni en el Corán; es una leyenda inventada por los islamófobos de la Edad Media”.

Una mentira histórica que permanece

La palabra (pero no el concepto) desaparece del vocabulario hasta los años 1970-1980. En 2003, dos escritores, Caroline Fourest y Fiametta Venner, publican en su revista un dossier con un título evocador “¿Islamófobos… o simplemente laicos?”. El titular del artículo introductorio emplea el término “islamofobia” provisto de un prudente y significativo signo de interrogación. Comienza así: “La palabra ‘islamofobia’ tiene una historia que merece ser conocida antes de usarla con ligereza”. Ciertamente. Pero las autoras se desvían y, exposición mediática mediante, han confundido después a decenas de ensayistas, y probablemente a millares de lectores. Porque afirman que las palabras “islamofobia” e “islamófobo” han sido una especie de bombas de efecto retardado colocadas por la revolución iraní, recuperadas más tarde por oscurantistas musulmanes que están repartidos un poco por todas partes en Occidente. Las dos ensayistas afirman que

“[El término islamofobia] ha sido empleado en 1979 por los mullahs iraníes que deseaban presentar a las mujeres que rechazaban el velo como ‘malas musulmanas’, acusándolas de ser ‘islamófobas’. Ha sido la reacción siguiente al asunto Rushdie, por parte de asociaciones islamistas londinenses como Al Muhajiroun o la Islamic Human Rights Commission, cuyos estatutos incluyen la ‘recogida de informaciones sobre los abusos contra los derechos de Dios’. De hecho la lucha contra la islamofobia entra bien en esta categoría, al englobar todos los ataques a la moral integrista (homosexualidad, adulterio, blasfemia, etc.). Las primeras víctimas de la islamofobia son a su entender los Talibanes, ¡mientras que los ‘islamófobos’ más frecuentemente citados por estos grupos son Salman Rushdie o Taslima Nasreen!”

Esta versión, que ignora totalmente la historia colonial del término, se retoma sin ninguna distancia crítica en 2010 por el equipo del “Dictionnaire historique de la Langue Française”: “Islamofobia e islamófobo, términos aparecidos en los años 80”, dando así a esta fecha (un simple error de un siglo) un espaldarazo científico.

“Error” que sigue siendo ampliamente mayoritario, pese a los mil y un desmentidos. Caroline Fourest ha propuesto en 2004, en su ensayo “Frére Tariq”, una relación directa entre el jomeinismo y el pensador musulmán Tariq Ramadan, que el primero habría intentado, en su opinión, implantar ese concepto en Europa, en un artículo de “Monde Diplomatique” de 1998. Pero de hecho, si la palabra figura entre comillas, es porque se menciona tomándola de otro lugar: “Se puede hablar de una especie de ‘islamofobia’, según el título del valioso estudio emprendido en Gran Bretaña por el Runnymede Trust en 1997”. Parece difícil hacer de esta frase parcial un intento subrepticio de introducir un concepto en el debate francés.

Que por otra parte… ya estaba presente. Un año antes, en el mismo mensual, la palabra había sido usada por Soheib Ben Cheikh, muftí de la mezquita de Marsella: “En la treintena impulsiva y cultivada, persigue ‘adaptar el Islam al mundo moderno’, combatir la ‘islamofobia’ y, simultáneamente, el sentimiento de rechazo, de frustración y de ‘aislamiento’ que sufren los musulmanes de Marsella”.

El ‘suspiro’ del hombre blanco

Para las dos escritoras citadas, es la propia palabra “islamofobia” la que hay que prohibir, porque es portadora de “terrorismo intelectual”. Constituiría un arma de los integristas en su lucha contra el laicismo, prohibiendo de hecho toda crítica al Islam. El ensayista Pascal Bruckner, autor de “El suspiro del hombre blanco”, subtitulado “Tercer Mundo, culpabilidad, odio a sí mismo” (1983), y provocador más recientemente en “Tiranía de la penitencia” (2006) comparte, como no podía ser de otra forma, las convicciones de sus jóvenes colegas:

“Forjado por los integristas iraníes a finales de los 70 para oponerse a las feministas americanas, el término ‘islamofobia’, calcado de de ‘xenofobia’, tiene como objetivo hacer del Islam un objeto intocable so pena de ser acusado de racismo […] Asistimos a la fabricación de un nuevo delito de opinión, análogo a lo que se hacía antiguamente en la Unión Soviética contra los enemigos del pueblo. Son palabras que contribuyen a infectar la lengua, a oscurecer su sentido. ‘Islamofobia’ forma parte de esos términos que hay que prohibir con urgencia en el vocabulario” (Libération, 23 de noviembre de 2010).

Por su parte, Claude Imbert, fundador y editorialista histórico de “Point”, semanario a la vanguardia en este tema, emplea e incluso reivindica la palabra en una declaración a la cadena de televisión LCI el 24 de octubre de 2003:

“Hay que ser honesto. Yo mismo soy un poco islamófobo. No me importa decirlo […] Tengo el derecho, no soy el único que piensa en este país que el Islam (y digo bien, el Islam, no hablo de los islamistas) en tanto que religión aporta una debilidad de diferentes arcaísmos, aporta una manera de considerar a la mujer, de desvalorizar a la mujer, además de una voluntad de suplantar la ley del Estado por el Corán, que efectivamente, me hace islamófobo”.

Esta declaración suscitó diferentes críticas, que llevaron al periodista a replicar, a la semana siguiente, en la misma emisión: “El Islam, desde el siglo XIII, se ha calcificado, y ha tendido sobre el conjunto de pueblos una especie de camisa de fuerza, una especie de yugo”. Se consideraba “irritado” por la acusación de racismo de la que era objeto: “La islamofobia […] se aplica a una religión, el Islam, no a una etnia, nación, pueblo, y tampoco a individuos que constituyen el pueblo de los musulmanes”.

¿Es útil proseguir la lista de estos nuevos combatientes, de estos modernos “debeladores de infamias”? Cada día, cada hora tal vez, tienen oportunidades de repetir sus verdades, en los semanarios con portadas de papel satinado, en la televisión, en cenáculos, sin temor de los disidentes ultra minoritarios… o ausentes.

Si el uso del concepto a la mínima oportunidad por algunos musulmanes fundamentalistas puede y debe irritar, parece sin embargo difícil discutir que los islamófobos existen y actúan. Todo acto hostil, todo gesto brutal, todo insulto contra un/una musulmán en tanto que musulmán, contra una mezquita o sala de oración, solo puede ser calificado de islamófobo. Y, ya que hay islamófobos, y que ahora constituyen una corriente que se expresa en el seno de la sociedad francesa, ¿cómo no calificar a esto de islamofobia?

Los musulmanes de Francia no tienen ninguna necesidad de abogados. En su inmensa mayoría hostiles al aumento (real) del integrismo, sitúan su combate en el campo de la defensa de un Islam verdadero, moderno, tolerante y fiel a las fuentes.

Rechazar la lógica de enfrentamiento

Paralelamente, se ha perfilado una fuerte reacción, por parte de autores que no se sitúan en absoluto en una visión religiosa, para rechazar y denunciar la lógica del enfrentamiento. Mientras que el uso mismo de la palabra les parece a muchos una concesión a los terroristas (al menos del pensamiento), Alain Gresh coloca como título oportuno “Islamofobia” en un innovador artículo en Monde Diplomatique (noviembre de 2001). En 2004, el sociólogo Vincent Geisser publicaba en la editorial La Découverte el primer estudio sintético sobre la cuestión, “La nouvelle islamophobie”. Al año siguiente, otro investigador, Thoman Deltombe, diseccionaba en el mismo editor “L’islam imaginaire. La construction mediatique de l’islamophobie en France, 1975-2005”.

Los ensayos más recientes de Edwy Plenel, “Pour les musulmans” (La Découverte, 2013) y de Claude Askolovitch, “Nos mal-aimés, ces musulmans que la France ne veut pas” (Grasset, 2013) han entablado una contraofensiva. En el último se afirma, en su capítulo de conclusiones:

“Lo que Francia ha construido tras veinticinco años, tanto por la derecha como por la izquierda, a fuerza de escándalos, de leyes y de rechazos, de mentiras nostálgicas, es la idea de la ‘diferencia’ musulmana, intransigente la razón y a la República; la proclamación de un identidad en peligro, nacional o republicana, y todo será lícito -legalmente- para mantenerla”.

Entre los católicos progresistas, la misma respuesta: “Esquizofrenia. Mientras que las revoluciones árabes testimonian sed de democracia por parte de los musulmanes, el miedo al Islam envenena la atmósfera en Francia y, ante las elecciones, el espantajo se agita más que nunca. ¿No quiere Sarkozy un debate sobre el lugar del Islam en la República? Toma así uno de los temas favoritos del Frente Nacional” (Revista Golias, núm. 137, marzo de 2011).

Otro eco contemporáneo, bajo la pluma de Jean Baubérot, especialista de la sociología de las religiones y del laicismo:

“Desde diversos ángulos, se asiste a la multiplicación de indignaciones primarias, ideas estereotipadas que quieren tener el valor de pruebas mediante la repetición por miles en los medios de comunicación de masas. La evolución global es inquietante, y esto se debe a la vez al aumento de los extremismos que se identifican con tradiciones religiosas (en plural) y de un extremo centro que quiere imponerse socialmente como el (no) pensamiento único y rechaza todo lo que no coincide […] Occidente es el ‘mundo libre’ provisto de todas las virtudes, ante un Islam monolítico y diabolizado” (Le Monde, 6 de octubre de 2006).

En el mismo artículo figura un paralelismo entre el antisemitismo de los tiempos del “affaire Dreyfuss” y el incremento de la islamofobia a principios del siglo XXI: “Tales estereotipos son permanentes: solo cambian las minorías a las que transforman en chivos expiatorios. La lucha contra la intolerancia no dispensa de la lucha contra la estupidez del odio”. En estos tiempos, en los que los personajes que nos dirigen no tienen más que la palabra “guerra” en la boca y en la pluma, son frases reconfortantes.

Fuente: http://orientxxi.info/magazine/islamophobie-un-mot-un-mal-plus-que-centenaires,1155

comentarios

  1. La religión es el opio de los pueblos. Existe en el ateismo una clara visión de anti injusticia y fanatismos, de no esperar la recompensa en una supuesta otra vida a las injusticias de este y entender la vida como la unica oportunidad que tenemos los seres humanos de ser felices y hacer felices a otras personas,

    1. Es lo de siempre ; El mal del hombre y su ego sea de izquierdas o derechas ;
      La verdad fue expuesta con respeto ( sin insultos ni afrentas ) pero como las preguntas sugeridas tienen una respuesta difícil para su encaje ideológico del marxismo del siglo XIX ( hay que refundar el comunismo a una realidad moderna que tenga en cuenta valores morales y éticos a los que el salvaje capitalismo moderno nos ha llevado en este siglo XXI ) el administrador lo ha borrado ; Parece que existe censura para los que no expongan la verdad oficial del Blog; penoso

    1. Si un foro es utilizado para escuchar lo que a uno le suene bien y censurar la crítica tal como se dice con respeto, pues ya no es un foro si no un cortijo. Saludos a los camaradas que tienen el valor de comentar sus vivencias propias sus realidades y que tanto difieren de lo que se nos quiere imponer si o si con respecto a la inmigración. Simplemente discrepamos de lo políticamente correcto.

    2. Este comentario fue borrado porque lo repeti (es la primera vez que hago un comentario en este blog y me hice un lio) asi que esta justificado que se haya borrado.

      Aprovecho para dar mi opinion sobre este tema. Hay varips tipos de inmigracion: Por motivos politicos, cuando una persona por su ideologia corre peligro en su pais de origen y no tiene mas remedio que irse; ej: exiliados españoles durante el franquismo. Por motivos belicos, cuando un pais esta en guerra, serian los llamados refugiados; ej: refugiados sirios actualmente. Y motivos economicos: cuando una persona no puede mantener a su familia con su sueldo o no encuentra trabajo y tiene que emigrar.

      Los comunistas deberian aceptar la inmigracion por motivos politicos (cuando sean antifascistas), ya que es una injusticia que se persiga a alguien por sus ideas y aceptarla hasta que el regimen politico de su pais cambie y pueda regresar. Respecto a la producida por motivos belicos se aceptaria con la condicion de que los emigrantes no sean hombres sanos en edad de combatir y tendrian que volver cuando la guerra terminara siempre y cuando el regimen instaurado en su pais no sea fascista o yihadista. La inmigracion por motivos economicos esta intimamente ligada al capitalismo y perjudica tanto a la clase obrera local como a la extranjera ya que se empeoran las condiciones de trabajo y baja el salario, por tanto debe ser rechazada y luchar para acabar con el capitalismo, el culpable de la mala situacion economica de los trabajadores.

      Si hablamos de los inmigrantes, en mi opinion la mayoria de ellos son buenas personas, de nuestra misma clase. Algunos nazis en el contexto de crisis en el que nos encontramos intentan hacer creer que todos los refugiados arabes son islamistas radicales, algo que es totalmente falso. Yo creo que entre todos los inmigrantes que encontramos los musulmanes son los que menos se adaptan a la cultura occidental pero eso no tiene que ser motivo de rechazo.

      Eso es todo, si quieren discrepar en algo pueden hacerlo, para eso esta este magnifico blog;: para aprender y debatir. Saludos

  2. Excelente artigo que aponta mais uma vez que a imigração atual para a Europa é artificial e serve uma agenda imperialista dos EUA, o site é marxista e tem dado todo o apoio aos refugiados, sem renunciar a uma análise racional desta questão! Destaco deste artigo esta parte (mas vale a pena ler todo)!!:

    The German government recently held a conference in Berlin called ‘Dialogs and Vision for Germany in 2050’. The conference predicted that many sociological terms used today will be soon be obsolete. One of the terms referred to in the booklet is ‘immigration background’. The conference booklet states the reason for the concept’s obsolescence is that ‘because everyone will be so “mixed” and everyone will have a migration background.
    This means that the notion of belonging to a country, of being able to retrace one’s ancestry through the centuries in the country of one’s birth, this notion will be obsolete. In other words, no one will have any identity, other than that of a consumer. Commodity fetishism will constitute the identity of the ‘Germans’ of the future. The document also describes this future as a ‘global utopia’; a utopia for the ruling elite, a nightmare for the millions of rootless, acculturated, post-modern nomads. While being cosmopolitan can certainly be an advantage for some, cosmopolitanism as a form of class-driven social engineering is another matter. Cosmopolitanism as social engineering is not only class war, it constitutes a new form of colonialism.
    The white-colonial settlement of the United States brought to a brutal end thousands of years of Native American cultures and civilisations. Those natives who survived the White colonial invasion and genocide are today reduced to poverty, social exclusion and misery. What we are witnessing in Europe is a form of reverse colonialism, whereby victims of globalisation in the Southern Hemisphere countries are being artificially transferred to Northern Hemisphere states. Under conditions of capitalism, this can and will only lead to civil war and chaos. In the case of Turkey, there is a overt policy of Wahabisation, not only of Turkey itself but of Europe.
    It is most politically incorrect to highlight these aspects of Germany’s ‘multi-cultural’ utopia and, as we have already shown, political correctness constitutes the psychological attitude of that vacillating social class we refer to as the petty bourgeoisie. It is a form of thought-policing predicated on moral injunctions. One must not be anti-Semitic; one must not be racist; one must not be Islamophobic; one must not be homophobic etc., etc. This is what Jean Bricmont has rightly referred to as the “moral left”. In Europe, they are best represented by groups such as ‘anti-Fa’ who perform on the level of social and psychological warfare, that which NATO’s puppets effect on the battle field; namely, the stealthy and indefatigable promotion of Zionism as ‘anti-racism’ and Zionism in the form of ‘humanitarian’ wars.
    In order to more thoroughly understand the significance of the current refugee/migrant crisis, we need to discuss some of the principle geopolitical philosophies that have shaped both British and American imperialism for well over a century.

    Retirado de: globalresearch.ca/imperialisms-migration-agenda-who-is-funding-the-refugees-transport-into-europe/5504056

  3. Camaradas vamos a esclarecer certas coisas!

    A situação é muito grave, o marxismo está (aparentemente) em letargia, ao passo que o nazismo faz um esforço para ressurgir!! Não iremos parar isto com ilusões, clichés distorcidos, ou politicamente correcto!

    1º: Para começar: O que é a islamofobia?
    Falas que isto tem no Ocidente uma raiz cristã, devido ás cruzadas. Primeiro ponto. As cruzadas não foram o 1º ponto de contacto. Foi a invasão árabe da Síria e Egipto, países do império Bizantino. Eram países cristãos, a Síria é o berço do cristianismo. E na verdade pertenciam naquela altura á esfera do mundo romano, nessa altura, não havia a divisão actual Ocidente vs Oriente, pois os dois lados eram cristãos romanizados. Que me recorde, foi uma invasão, não me recordo que os povos cristãos da Síria e Egipto, seguindo depois a Líbia cristã tenham pedido para serem invadidos. Foram pura e simplesmente invadidos e o Islão foi imposto. Seguiu-se o resto do norte de África bizantino e depois a Península Ibérica. Assim, muitos se esquecem disto. Porque recordo isto? Para desculpar as cruzadas? Não, as cruzadas é claro que foram uma farsa, montada sob a máscara de defender o Império bizantino, visavam enriquecer uma nobreza europeia que criou reinados na Palestina e Síria. Contudo apenas recordo isto por um ponto-chave. A historiografia. A historiografia é chave para entender este equívoco em que muitos caem quando se fala de islamofobia.
    Islamofobia é a discriminação a qualquer pessoa de fé muçulmana. Baseada não em si numa raiz cristã (os hindus detestam se for possível ainda mais os muçulmanos) tem em si um medo irracional que o Islão seja uma religião de ódio, expansão, machista, homofóbica. Baseia-se numa distorção. Do que li ni Alcorão, nada em si justifica o que o Eiil está a fazer. Em si essa visão deriva de várias fontes. Uma pode ser o atual terrorismo de raiz islâmica, que assusta as pessoas, mesmo que não sejam cristãs. Devido á ignorância de que estes terroristas do Eiil são mercenários da CIA, certas pessoas poderão intuir erradamente que há algo de potencialmente terrorista no Islão. Outra é uma visão nazi. Os racistas europeus odeiam tudo o que não seja como eles: branco cristão, e apenas esperam uma desculpa para atacar a diferença. Em si, se amanhã o Islão desaparecer, eles inventarão outro inimigo: budismo, hinduísmo, paganismo, animismo, o que seja. E sempre o terão o velho marxismo para atacar!
    Contudo há um outro grupo, o qual se situa o marxismo. Aqui começa um grande equívoco em certa esquerda, que se diz marxista.
    Primeiro: Marx afirmou que “a religião é o ópio do povo”. Não afirmou “o cristianismo é o ópio do povo”. Segundo: racismo é “ ódio, medo, desprezo, intolerância á diferença racial, étnica, religiosa”. Contudo certos marxistas ao que parece devem crer que a única religião má deve ser o cristianismo e a única raça racista são os brancos. O mais irónico é que isto em si é a própria essência de racismo. Passarei a explicar a minha visão, falando sem politicamente correcto de forma clara.

    Continua

  4. O cristianismo em si não é uma religião de guerra, ódio, morte ou racismo. Nasce de Jesus e tem em si uma componente de ensinamentos de paz e amor. Ao contrário de uma ideia difundida uma grande componente de comunistas á cristão, muçulmano ou judeu. O cura Camilo Torres que se juntou a uma guerrilha marxista é exemplo de que nem tudo á a preto e branco. As ideias de Frei Dolcino no século XIII, e de vários movimentos cristãos de reforma na Idade Média, assim como certas correntes nos jesuítas aproximavam-se do marxismo futuro. Em Portugal, quando se estuda história de Portugal, se estudarmos o período islâmico, vemos que o movimento sufi, místicos islâmicos, em essência (curiosamente paralelo aos movimentos cristãos do século XIII que advogavam a justiça social e partilha de bens), possuía uma violenta crítica social á corrupção, ignorância e defendia também visões revolucionárias que se acercavam ao marxismo futuro em certos aspectos. Sem dúvida que cerca de metade dos atuais comunistas são ateus, mas outros serão agnósticos ou cristãos, muçulmanos, judeus, ainda que críticos. Isto porque a religião foi usada historicamente para ser uma linguagem de opressão e mascarar ocupações, crimes, poder das elites. Contudo nem Jesus ou Maomé, Shiva, Buda em si pretendiam isso.
    Ou seja em si o Islão, não é mais ou menos reacionário ou revolucionário que o Cristianismo. Como todas as religiões pode ser bem usado ou mal usado. Depende de quem o use e para que fins.
    Marx nasce no século XIX, na Alemanha cristã. A sua visão da religião era a que era usada para oprimir as pessoas. E era verdade, é indiscutível a manipulação que as elites faziam da religião para os seus fins. Contudo o cristianismo não nasceu assim. Foi oprimido no império romano até á altura em que Constantino se deu conta de que o império estava no fim e tentou salvar usando o cristianismo para unir o império. Esvaziou-o de qualquer conteúdo social tornando-o um folclore místico. Contudo quem entende a verdadeira mensagem de Cristo percebe bem que Cristo era revolucionário. Contudo tristemente o Cristianismo foi expropriado do seu significado original para ser uma ideologia de elites. Tal não significa em si que Jesus em si são as elites, mas sim que as elites se apropriaram do Cristianismo. O marxismo recuperou a questão social, a verdade, oculta durante tanto tempo. Eu penso que nem Marx nem Cristo são incompatíveis. O cristianismo e comunismo são um só. Se todos os curas fossem como o Camilo Torres o mundo seria bem diferente.
    No islamismo houve tal como no cristianismo uma apropriação histórica pelas elites. Os sufis são um movimento notável, promoveram um ecumenismo, sempre se opuseram á guerra religiosa e frisaram sempre a transformação social. Por exemplo na Índia, promoveram um diálogo ecuménico com o hindus, budistas, jainistas, siks, etc…
    Assim, uma ideia fundamental a ter em conta: Há em si a religião, Islão, Cristo, Buda, Shiva e depois aquilo que os homens dele fazem.
    Quando Marx ataca as religiões como ópio, ataca em si o folclore religioso em que se tornara o Cristianismo. Uma ideologia alienante, que ensina a tolerar a injustiça, pobreza e amar o opressor. Nada mais oposto a Cristo! Marx, com a genialidade que lhe é reconhecida intuiu um aspecto histórico: a linguagem folclórica das religiões como manutenção da desigualdade.
    Contudo, certas mentes pseudo-marxistas ao que parece devem ter interpretado que tal só se aplica ao Cristianismo.

    Continua

  5. Continua

    Lembremos um interessante aspecto. Tal como no século IV, Constantino se apoderou do Cristianismo (para o conter ideologicamente), certos movimentos “marxistas” são hoje financiados por George Soros, o homem que financiou Maidan, Odessa. Para verem aonde pode ir a manipulação, foi alguém do grupo Rockefeller, que uma vez disse apoiamos os grupos de protesto suave ao capitalismo, como as ONGs, ou certa esquerda caviar “ para assim termos um mundo seguro para o capitalismo”. Note-se a manipulação. Certos grupos de “esquerda” tem uma atitude que os coloca como idiotas úteis do império. Os anarquistas e sociais-democratas são os idiotas já clássicos, mas os novos cracks são a “esquerda anti-fascista” de idiotas.
    Passo a explicar. História vista pelas mentes pseudo-antifascistas da esquerda-financiadas-por-Soros-Rockefeller-CIA:
    -O Brasil, África, foram invadidos porque uma raça má, de gente inerentemente racista, dotados de uma religião, que é inerentemente um ópio. Esses povos foram arruinados porque em si os brancos cristãos são uma raça e religião má.
    – Os povos vítimas do Terceiro Mundo, são todos bons, vítimas, as suas religiões são todas boas.
    Como até há muito pouco tempo, os brancos viviam focados em si, sem conhecer nenhuma outra cultura devido á hegemonia branca no mundo, todo o seu pensamento se focava em si, com tudo o que isso acarreta. Se acaso Marx nascesse no Islão, veríamos ele a criticar a manipulação histórica do Islão para invadir países e impor uma religião, um acto não movido pela fé, mas que apenas servia elites. Exemplo: os turcos invadiram a Sérvia e Bósnia (uma invasão não menos condenável que as cristãs, hindus, ou que seja). Dado que a população resistia, promoveram conversões ao Islão em zonas estratégicas, as cidades (daí que os muçulmanos da Bósnia sejam quase sempre urbanos, ao passo que os croatas e sérvios são campesinos). Isto foi conjugado com a expulsão lenta das populações cristãs das cidades, das zonas estratégicas. No Kosovo, expulsaram a população sérvia e promoveram a vinda de albaneses muçulmanos, para manter o controlo na área. Isto foi a origem do atual problema do Kosovo. Em que difere isto do que fez Portugal e Espanha nas Índias?
    Como em si o próprio marxismo é um produto do Ocidente, Marx falou da realidade que conhecia: Ocidente. Provavelmente teria falado em Oriente, África, Ásia, caso tivesse nascido nesses lugares.
    Contudo a historiografia de mentes pseudo-marxistas descreve os crimes do Ocidente como se isso fosse algo imputável á raça branca e ao Cristianismo em si. Como se os brancos fossem em si racistas, o cristianismo fosse em si uma ideologia monstruosa. Marx tal nunca afirmou. Esquecem-se estes pseudo-marxistas sem dimensão ideológica. Os irlandeses são a grande vítima do colonialismo europeu após os povos índios, negros!!! Hoje sabe-se e estuda-se o fenómeno da “escravatura branca irlandesa”, que numa dada altura equiparava-se á saída de negros do Congo: 50 mil ao ano. Paradoxalmente o Ocidente não inventou a escravatura negra, na verdade ela já existia e o Islão comerciou antes do Cristianismo negros na costa de África e continuou a fazê-lo após o fim da escravatura na Europa. Isto significa que o Islão em si é uma religião esclavagista?Não, é claro que não, as suas elites é que são, como todas as elites, criminosas, opressoras, não só as brancas. Ou seja tanto o Islão como o Cristo podem ser usados para o mal ou para o bem.
    A expansão ocidental começou com o meu país, Portugal. Se acaso tivesse sido um sultão a expandir-se para as Américas, matar 40 milhões de índios, escravizar 20 milhões de negros em nome de Alá isso teria sido diferente??

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    Note-se um detalhe do crime de Colónia. O imam de Colónia, dias após os crimes fez uma declaração vergonhosa. Afirmou que as vítimas haviam provocado os violadores, ao andarem de roupas curtas, com perfume e a dançar. Imagine-se que fosse um bispo, que diríamos? Este tipo é o líder espiritual, devia ter sentido do que diz.
    Lembremos a descrição de autores das mulheres índias e negras, que andavam nuas, que não tinham pudores, eram mais libertas que as brancas. Isso gerou na mente racista de homens ocidentais a noção que a mulher índia, negra era fácil e provocava os homens. Daqui até á noção que as podiam atacar e elas não tinham o direito de se negar, que se calhar até gostavam de ser atacadas foi um passo. Isto é um clássico na historiografia de acusações que os marxistas fazem nos crimes do Ocidente. A questão é: que diferença há nisto e no discurso do imam de Colónia? A ideologia wahabita, e não o Islão em si (friso desde já isto para que não haja mal-entendidos), é uma ideologia fascista, nazi, que promove a visão que todos os que não são muçulmanos são merda. Podem ser mortos, atacados, violados, no fundo não são humanos, não têm direito á vida. Esta visão é a versão islâmica do colonialismo ocidental, a escravização de mulheres yazidis, chiitas, cristãs, faz-nos lembrar os horrores do colonialismo ocidental. Contudo certas mentes, nunca entenderam em si o que foi o colonialismo. Gostavam de citar Marx para se dar ares de grandes intelectuais, mas nada entenderam. Para eles um agressor tem de ser necessariamente branco, cristão, a vítima de pele escura, outra religião. Para eles a invasão das Américas não foi o que Marx sempre disse, uma invasão para roubar, matar, escravizar e ganhar milhões com o ouro, diamantes, foi segundo estas mentes algo derivado de uma raça de psicopatas, que dá pelo nome de cristão-ocidental.
    Isto em si não é uma visão racista? A noção que todos os brancos são racistas, todo o cristianismo é mau não é em si racismo? Eu nunca fiz mal a ninguém, Marx, Engels, Lenin, Luxemburgo, ocidentais acaso fizeram mal a alguém?
    Os operários brancos de Barcelona 1936, os mártires de Chicago do 1º de Maio que optaram por ficar na Europa em vez de serem mais um lúmpen de “colonos brancos” que serviriam para atacar os negros, índios, acaso são escória racista?? Acaso têm culpa dos crimes do colonialismo? Os jesuítas martirizados por defender os índios, o cura Camilo Torres, a Teologia da Libertação são culpados dos crimes do colonialismo? As elites africanas que venderam os seus próprios cidadãos aos portugueses, espanhóis, acaso não têm culpa da escravatura?
    No fundo, este ni-nis da esquerda caviar jet-set, que vivem no Tate Modern a ver arte pós-moderna (se é que se pode chamar arte a essa merda niilista sem gosto), que faz citações de Marx distorcidamente, que abre a boca para colocar na boca “marxista” acusações mentirosas contra a gloriosa URSS, que apoio o traidor de merda Gorbachov, no fundo, bem lá no fundo, esta gente nada entendeu de Marx (tal como Gorbachov).
    Tudo é uma luta de classes, de interesses.
    O que está a acontecer no Islão é o mesmo processo que no Portugal do século XV, aquando do início da expansão: uma elite criminosa apropria-se de uma religião para justificar uma expansão. Usa várias cartas ao seu dispor. João I de Portugal usou a mentira de expandir a fé e os recursos de uma burguesia emergente. A casa de Saud usa os petrodólares para fomentar o wahabismo. Através do wahabismo, pretendem afirmar-se como os líderes do Islão (que é um mundo imenso, de Marrocos á Indonésia) e expandir o seu poder. A ideologia wahabita á o fascismo em acção, as declarações do imam de Colónia demonstram que ele é um racista. Para ele uma mulher sem véu é uma prostituta que pode ser agarrada e forçada. Demonstra ser um racista como os portugueses que abusavam das índias, vindo depois com o discurso que eram inferiores, e eram promíscuas. Não vejo a diferença.
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    A falta de atuação das autoridades alemãs deve-se em grande medida á putrefação que uma historiografia não marxista deixou no mundo ocidental. Em vez de observarmos os comportamentos por padrões racionais de comportamentos, observamos cores de raças, religiões. Se chegamos a conclusão que as mulheres, homens são iguais, que não deve haver diferença de género, que a tolerância religiosa, étnica deve existir, não sei porque isso se aplica somente ao Ocidente. Violar uma mulher e ainda vir com desculpas como “estava a pedir isto” não é machismo se o agressor for branco apenas. Em si, é um comportamento, criminoso, seja no mundo ocidental, árabe, negro, índio, que seja. Exige-se tolerância religiosa ao mundo árabe também. Na Arábia Saudita até se pode ser preso por levar um crucifixo, contudo eles querem construir mesquitas no mundo ocidental, quando não permitem o mesmo para os indianos hindus, filipinos católicos no seu território. O mundo ocidental permite a vinda de imams wahabitas, imbuídos de um discurso nazi á ISIS, eu visam radicalizar a juventude islâmica na Europa e usá-la para um lobby de interesses. Notem o fato de que há 40 anos a juventude muçulmana era marxista (FDPLP) e hoje o wahabismo invadiu a juventude.
    Isto mostra que o Islão em si é uma religião como as outras, nem é incompatível com a modernidade, nem com o marxismo. Contudo, uma questão é clara.
    O mundo árabe está historicamente ainda a procurar sair de regimes feudais, o esmagamento da mulher, a intolerância religiosa são um fato. E isso assusta os ocidentais ao verem uma emigração em massa de muçulmanos, temendo não em si o Islão, mas o facto de que essa população, se for ideologizada pelo wahabismo se torne um perigo para os nativos. Se o mundo ocidental, não obstante ter produzido o marxismo, a URSS, ainda se vê a besta nazi a emergir aquando das crises, devemos ser claros e entender o desafio que representa receber povos que estão ainda a procurar sair do feudalismo. Assumir isto é fundamental. Temer o reacionarismo, venha de onde vier, não só dos usuais de pele branca cristãos, mas dos novos, de pele escura, islâmicos.
    Para alguns são os brancos podem ser racistas, só a emigração branca era suspeita de ser artificial, só o cristianismo é mau.
    O mais ridículo é que isto é em si o maior exemplo de racismo ocidental. Isto mostra não um reconhecimento em si dos crimes ocidentais (dos quais Marx foi o maior acusado), mas sim uma noção arrogante de que o homem branco é tão superior que só ele pode ser racista. Os negros, índios são inferiores, nunca poderão ser agressores e os papéis se inverterem. Daí a caridadezita hipócrita com os negros, sempre de cima para baixo, sempre com ares superiores. A raça branca, na sua fortaleza indestrutível é tão superior que nunca se acha vítima ou em potencial perigo. Tudo isto deriva de racismo ocidental, de uma imensa arrogância. Para o marxismo, fala-se de vítimas, opressores, elites, massas, luta de classes. Nunca de cores de pele, raça, religião. O que se passou há 5 séculos pode se passar agora, invertendo os papéis e raças. É preciso ter isto em mente.

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    Assim, há que ter em conta críticas ao comportamento de elites árabes, que em si não são islamofobia. Criticar aspetos reacionários nas sociedades árabes como a discriminação da mulher, minorias religiosas, é algo igual ao que se fez no mundo ocidental á 100, 200 anos. Não é islamofobia. Taxar em si o Islão de religião criminosa, por conta de generalizar atos do ISIS a todo o Islão em si, isto sim é islamofobia. Assim como generalizar os atos de cristãos ao cristianismo é cristianofobia, assim como há a hindufobia, budistofobia. Tenhamos cuidado para não confundir.
    Há críticas legítimas aos actos de uma religião, minoria, maioria, povo, raça, se se levar pelo caminho que Marx levou: entender os padrões de comportamento para desmontar todo o reacionarismo, ignorância e trazer o melhor de cada povo ao de cima. Criticar a cumplicidade da Igreja nos crimes na América é legítimo. Apontar isso ao Cristianismo é cristianofobia. Apontar a cumplicidade de imams no ISIS é legítimo. Generalizar a todos os muçulmanos é islamofobia.
    Tenhamos cuidado para não suceder á islamofobia o que sucedeu ao anti-semitismo: usado para intimidar qualquer crítica a Israel. O mundo islâmico tem de fazer o mesmo processo de questionamento da sua religião como fez o marxismo no ocidente. Como a historiografia mundial é dominada pelo ocidente, isso levou á visão deturpada que a raça branca é racista, o cristianismo é criminoso, e todos os outros povos e fés são bons. Isto não é entender Marx á luz da luta de classes. Daqui que tenha levado o Islão a construir de si uma visão cor-de-rosa, omitindo que também ele, como as outras religiões tem páginas negras. Isso levou a um fenómeno que poucos notaram: uma dificuldade para reagir a fenómenos como o ISIS, de todo inesperados. Espera-se algo assim no mundo ocidental, repleto de grupos nazis, o mundo muçulmano ficou apanhado de surpresa por ver surgir um grupo com atos que fazem lembrar a expansão europeia no seculo XVI. Isto junto com atitudes criminosas como as do Charlie Hebdo, um exemplo putrefacto do racismo pós-moderno dos ni-nis jet-set da esquerda pós-modern, levou a uma dificuldade em discernir o que seriam críticas justas, de uma onda de racismo contra os árabes. Perante este cenário, sem luz ao fundo do túnel, so há que ter a coragem de falar claro.
    As declarações do imam de Colónia, a estratégia da Casa de Saud para expandir o Wahabismo (que nada tem que ver com o Islão) na Europa, através da imigração em massa (livrando-se de potencial descontentamento) e da radicalização usando mesquitas wahabitas na Europa, a destruição dos yazidis, chiitas, cristãos, no mundo árabe têm de ser condenadas e motivo de reflexão. Perguntar porque razão se passou de um mundo árabe de guerrilhas marxistas para a merda wahabita em menos de 20 anos. Perguntar o que leva jovens de 20 anos a aderir a uma visão medieval de sociedade.
    Só o socialismo poderá unir os povos, não o pseudo-multi-culturalismo liberal que visa é enfraquecer os povos para o capital progredir, mas sim a fraternidade dos internacionalistas de 1936, onde não importa se vens de Portugal, França, Pérsia, Índia, Arábia, todos somos humanos.

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