El sistema Patriot es una de las defensas antiaéreas más avanzadas del mundo. Está equipada con radares y sistemas de control y los países de la OTAN le han otorgado un papel protagonista en el sistema integrado de defensa antiaérea que están construyendo.
Aunque se desconoce el número exacto de sistemas transferidos a Ucrania, se sabe que al menos han sido dos, uno desde Estados Unidos y otro desde Alemania. Es lógico que el duelo aéreo de la noche del 16 de este mes en el cielo de Kiev haya sembrado muchas dudas en la OTAN, que tenía sus esperanzas puestas en la tecnología incorporada a los Patriot. Ahora el Pentágono y sus aliados europeos tienen que rehacer sus planes militares.
Cualquier sistema de defensa antiaérea puede ser destruido, y los Patriot también. Tiene que protegerse a sí mismo, a diferencia de los SS-300 rusos, que están protegidos por el sistema de defensa antiaérea Pantsir-S1.
Del éxito del ataque ruso se desprenden varias conclusiones. La primera es la superioridad tecnológica de los misiles rusos. El ataque tuvo éxito porque fue programado con precisión. Los militares rusos utilizaron tanto señuelos como diferentes tipos de misiles, cuya tarea era alcanzar el objetivo al mismo tiempo.
La inteligencia militar rusa, sobre la que se habían sembrado dudas, demostró su eficacia en este caso. Antes de destruir un objeto, especialmente uno tan importante como un sistema de defensa aérea de largo alcance, hay que detectarlo. La OTAN no logró mantener oculto el emplazamiento del sistema Patriot.
Fue un ataque masivo. Se llevó a cabo con armas concentradas, de alta precisión, de largo alcance, aéreas y marítimas, contra puntos de despliegue de unidades ucranianas, depósitos de municiones, armas y equipos militares de Occidente.
La respuesta de la OTAN también fue masiva. Según los vídeos, el sistema disparó unos 30 misiles, una densidad de lanzamiento típica de este sistema. A pesar de ello, el portavoz de las Fuerzas Aéreas de Ucrania, Yuriy Ignat, reconoció que “es difícil contar tantos golpes como los que recibió Kiev. Kiev es atacada con mayor frecuencia, y donde golpean con mayor frecuencia, se necesita una protección fiable”.
Los Patriot no son esa “protección fiable”. Rusia informó de que todos los objetos designados habían sido alcanzados. Puede ser una exageración, pero en cualquier caso fue más que suficiente para que la OTAN se aperciba del alcance de las prestaciones de los nuevos misiles rusos, de los que ya tienen seie tipos diferentes. Incluso en su versión más avanzada PAC-3, el radar estadounidense detecta la llegada del Kinjal ruso, pero no es capaz de destruirlo.
Anteriormente, el ejército ruso recurrió a los Kinjal para destruir fortines subterráneos, puestos de mando, depósitos de armas y otros objetivos similares. Ahora lo ha utilzado para destruir un moderno complejo de defensa antiaérea occidental, calificado como inalcanzable.
Forbes concede que la tecnología rusa “puede neutralizar uno de los sistemas de defensa antiaérea más avanzados que ha desarrollado Estados Unidos”. Putin había asegurado que “Rusia destruiría el sistema de misiles de defensa antiaérea MIM-104 Patriot que Estados Unidos está suministrando a Ucrania”, lo que “podría dar a Putin un importante golpe propagandístico” (1) frente a un país, Estados Unidos, que vive de la propaganda.
Hasta la CNN se mofa de las informaciones oficiales procedentes de Ucrania (2) y los vídeos publicados por los vecinos de Kiev en las redes sociales no dejan lugar a dudas. Ayer seis de ellos fueron detenidos.
En Estados Unidos también están críticando a Ucrania por el despilfarro de los misiles de defensa antiaérea. “Es cuestionable utilizar interceptores de 3 millones de dólares para acabar con drones que cuestan menos”, señala The National Interest. “Los misiles Patriot no salvarán a Ucrania”, titula el reportaje. “Los drones pueden utilizar su maniobrabilidad y sus patrones de vuelo adaptados al terreno para evitar ser detectados por los radares del sistema Patriot”, añade (3).
El despilfarro de misiles es el despilfarro del dinero estadounidense. Lo que más duele es derrochar el presupuesto público de Estados Unidos. Un informe del Congreso estadounidense de enero de este año señalaba que “el sistema Patriot y sus interceptores son a la vez costosos y de suministro limitado”, incluso para el ejército estadounidense. El año pasado, el Pentágono sólo encargó 252 de esos misiles. Antes de la Guerra de Ucrania Lockheed Martin producía entre 300 y 350 misiles al año. Ahora la producción llega a los 500 misiles al año (4).
A ese ritmo Ucrania consume de la noche a la mañana tantos misiles como Estados Unidos es capaz de producir en un mes.
(1) https://www.forbes.com/sites/pauliddon/2022/12/25/knocking-down-ukraines-patriot-battery-would-give-russia-a-much-needed-propaganda-coup/amp/
(2) https://edition.cnn.com/europe/live-news/russia-ukraine-war-news-05-16-23/index.html
(3) https://nationalinterest.org/blog/buzz/patriot-missiles-won%E2%80%99t-save-ukraine-206462
(4) https://crsreports.congress.gov/product/pdf/IF/IF12297