La crisis del comercio internacional

Lo que en la posguerra llamaron “prosperidad” e incluso “milagro económico” se fundamentó en el crecimiento del comercio internacional que, si se analiza cualitativamente, consistía en vender mercancías a Estados Unidos, cobrar en dólares y aceptar las reglas dele juego que las grandes potencias habían impuesto.

El crecimiento del comercio mundial estuvo acelerado por un aumento de la división internacional del trabajo que fragmentó los procesos de producción. Lo que se negocia no son productos acabados sino cada uno de los eslabones de una larga cadena en la que participan varios Estados diferentes. A veces este fenómeno se ha presentado como “deslocalización”, pero también afecta al capital financiero, a la mano de obra y a cada uno de los componentes de la mercancía final.

La mayor parte de las empresas son hoy multinacionales e independientemente del origen de su capital, producen en un país, venden en otro y se financian con el dinero de un tercero.

Hasta ahora el peso económico de las potencias occidentales en el mercado mundial era abrumador, mientras los países periféricos eran marginales. Cuando en 1945 los imperialistas imponen las reglas del juego, un país como India sólo era una colonia, en Sudáfrica imperaba el apartheid y a China no había llegado la revolución.

Hasta la crisis de 2008 el mundo producía para el mercado mundial y el comercio exterior se desarrolló mucho más rápidamente que el PIB mundial. Entre 1990 y 2007 el comercio internacional de mercancías se expandió a una tasa media del 6,2 por cien anual, mientras que entre 2012 y 2019 lo hizo apenas a una del 2,3 por cien.

La primera vez que el volumen del comercio mundial empezó a caer fue en 2016, en un momento en que el capitalismo aún estaba en una fase de crecimiento. En Estados Unidos el comercio exterior se redujo en 470.000 millones de dólares en los primeros meses de aquel año.

Esta tendencia no tiene su origen en la pandemia, ni en la Guerra de Ucrania. En 2019 La Voz de Galicia ya anunció que el mercado mundial se estaba transformando en “un nuevo patrón de relaciones comerciales”, encabezadas por Estados Unidos, por un lado, y China y el “poderío militar ruso”, por el otro (*).

El año pasado el comercio mundial siguió paralizado. El crecimiento fue del 2,7 por cien, frente al 3,5 por cien previsto en octubre por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Este año las previsiones son que la ralentización continue hasta el 1,7 por cien debido a la fragmentación del mercado mundial, las sanciones contra Rusia, las nuevas políticas proteccionistas y la subida de los tipos de interés.

“Los efectos persistentes del Covid-19 y el aumento de las tensiones geopolíticas son los principales factores que afectaron al comercio y a la producción en 2022 y es probable que sigan haciéndolo en 2023”, según el economista jefe de la OMC, Ralph Ossa.

(*) https://www.lavozdegalicia.es/noticia/mercados/2019/08/25/segunda-fase-globalizacion/0003_201908SM25P5991.htm

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