Los Archivos Nacionales de Estados Unidos hicieron públicos el jueves 15 de diciembre más de 13.000 documentos relacionados con el asesinato de en 1963. La Casa Blanca ha vuelto a bloquear la liberación de otros miles, como ya ocurrió en 2017. Sin embargo, uno de los presentadores de la cadena Fox, Tucker Carlson, ha entrevistado a una fuente que ha tenido acceso a los documentos que permanecen ocultos, quien habría confirmado que, en efecto, la CIA estuvo implicada en el magnicidio.
Ahora el 97 por cien de los aproximadamente cinco millones de páginas del expediente del asesinato de Kennedy están abiertas. Pero al igual que en 2017, cuando también se desclasificaron archivos, parte de ellos se han mantenido confidenciales. En un memorándum Biden ha indicado que un número limitado de documentos no podía hacerse público. Es necesario para evitar daños a la defensa militar, las operaciones de inteligencia, la aplicación de la ley y la política exterior.
Los esfuerzos para mantener la confidencialidad siguen llegando de la CIA y del FBI.
Carlson recuerda los diversos elementos del caso, señalando que el asesinato de Kennedy fue una secuencia de acontecimientos extraordinaria. Un pistolero solitario asesina al Presidente, y luego, menos de 48 horas después, ese mismo pistolero solitario es asesinado a su vez por otro pistolero solitario. ¿Qué probabilidades hay de que eso ocurra?
La explicación oficial del gobierno, a través de la Comisión Warren, una comisión “turbia y corrupta” según Carlson, no era plausible. Un año después del asesinato de Kennedy, la Casa Blanca, bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson, hizo público el informe oficial de la Comisión Warren: tanto Lee Oswald, el asesino de Kennedy, como Jack Ruby, el asesino de Oswald, actuaron por su cuenta. Nadie les ayudó. No hubo conspiración de ningún tipo. Caso cerrado.
Fue en aquella época cuando los estadounidenses que dudaban de la versión oficial empezaron a plantearse preguntas. Entonces apareció el término “teoría de la conspiración” que hasta entonces no existía en la terminología anglosajona. En 1964, el año en que la Comisión Warren emitió su informe, el New York Times publicó cinco artículos en los que aparecía la expresión “teoría de la conspiración”. Son estas mismas expresiones las que hoy se utilizan contra quienes hacen preguntas que los portavoces oficiales no quieren responder.
El siquiatra Louis Joylon West declaró “demente” al segundo pistolero solitario. Pero los que le conocían a Ruby sabian que era mentira. El siquiatra trabajaba para la CIA y fue una pieza clave en el programa Mk-Ultra, en el que la CIA suministraba potentes fármacos siquiátricos a los estadounidenses sin su conocimiento.
El New York Times nunca mencionó que el siquiatra trabajaba para la CIA, y mucho menos su estancia en la celda de Ruby.
En 1976 la Cámara de Representantes concluyó que Kennedy fue asesinado “casi con toda seguridad” como resultado de un complot, aunque no mencionaba a los miembros de la conspiración. Obviamente se trataba de la CIA, por lo que es lógico que intente mantener la confidencialidad de los documentos, a pesar de que han transcurrido 60 años.
Si la CIA fué capaz de armar un complot para asesinar a su propio Presidente, de cualquier cosa son capaces para meter inestabilidad a países que no se arrodillan a las políticas e intereses de EEUU ¿se ha convertido en el poder tras el trono? Una entidad supranacional que actúa sin control, y tal vez sin conocimiento del gobierno de EEUU es como un perro rabioso en medio de un rebaño. Aliado y apoyador de organizaciones criminales, terroristas y opositores corruptos para hacerse de fondos ilícitos para sus actividades ilícitas