El secretario de Sanidad de Estados Unidos, Robert Kennedy, ha suspendido las subvenciones públicas otorgadas a Gavi. La alianza de vacunas deberá, además, justificar los 8.000 millones de dólares que han recibido en forma de financiación del gobierno desde 2001, definiendo con el impacto de cada una de las vacunas que han promovido.
Kennedy anunció que no cumplirá con el compromiso de entregar 1.200 millones de dólares prometidos a Gavi en los tiempos de Biden y que la alianza de vacunas deberá aportar datos específicos sobre la eficacia y seguridad de cada una de las vacunas que ha promocionado en los últimos años.
La directora de Gavi, Sania Nishtar, advirtió que la pérdida del dinero podría causar la muerte de 1,2 millones de personas adicionales en los próximos cinco años, aunque es imposible saber de donde saca esa cifra.
Unos días antes un informe del Senado había confirmado que durante la pandemia las autoridades sanitarias minimizaron los riesgos ligados a las vacunas contra el “covid” y no advirtieron a la población de las consecuencias de las inyecciones para la salud (*).
En última instancia, Gavi es una agencia de publicidad que se dedica a promocionar la venta de vacunas con informaciones más que dudosas. Además, tiene otro lado oscuro: en asociación con la OMS, durante la pandemia impuso la censura en las redes sociales, silenciando opiniones disidentes, impidiendo preguntas incómodas y reprimiendo la libertad de expresión.
Estados Unidos también ha cortado las subvenciones a la Usaid y la OMS, lo que está asfixiando al organismo internacional, que el viernes lanzó un grito de socorro. Este año percibirá 10.000 millones de dólares menos que el anterior, un desastre para una burocracia que ha engordado gracias a unas políticas sanitarias al servicio de las multinacionales farmacéuticas.
En los últimos años la OMS ha pasado a un segundo plano porque en el mundo hay cosas mucho más importantes que la salud, como son las armas. El dinero no alcanza porque ahora la prioridad no puede ser sanar sino matar.
La OMS atraviesa una de las peores crisis financieras de su historia. Tras pasar de 5.300 millones de dólares de presupuesto a 4.200 millones, en 2026-2027 el agujero será de 2.500 millones de dólares, lo que supone un déficit del 45 por cien.
(*) https://publichealthpolicyjournal.com/breaking-senate-report-exposes-how-federal-health-officials-downplayed-covid-vaccine-risks-failed-to-warn-public/
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