Japón está pasando de ser un gigante económico, a convertirse ser un gigante militar, como en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Va a duplicar su presupuesto militar para 2027 como parte de su nueva estrategia de guerra. Eso no sólo significa comprar más armas, sino orientar su ejército hacia una guerra de agresión.
El gobierno japonés utiliza la amenaza de Corea del Norte como tapadera para apuntar a China, reforzando el cerco estadounidense sobre Pekín.
Su ejército será el tercer mayor consumidor de armas del mundo, después de Estados Unidos y China. Ahora mismo, es el noveno. El tope japonés del 1 por cien del PIB para el gasto militar, declarado en 1976, se ha superado varias veces -la última en 2017 y 2021-, pero solo mínimamente.
El salto al 2 por cien del PIB marca un cambio cualitativo y pone a Japón en línea con los requisitos de las grandes potencias. Demuestra el alineamiento cada vez más estrecho de Japón con Estados Unidos.
Comprará 500 misiles de crucero Lockheed Martin Tomahawk (Estados Unidos tiene 4.000), así como otros misiles, aviones y barcos. También fabricará sus propios misiles y aviones de combate, y desplegará más de 1.000 misiles de crucero de largo alcance capaces de alcanzar Corea del Norte y China.
El embajador de Estados Unidos en Tokio, Rahm Emanuel, saluda el rearme japonés como un paso trascendental para sus relaciones con Estados Unidos, y para hacer realidad un Indo-Pacífico libre y abierto. La revista Foreign Affairs calificó el plan japonés de profunda transformación. “El gobierno de Tokio está aplicando políticas que se han debatido durante décadas, pero que siempre han quedado estancadas”.
El ministro japonés de Comercio e Industria, Yasutoshi Nishimura, dice que el gobierno debe ”identificar los puntos de estrangulamiento para los países que quieran ejercer la coerción, y luego tomar contramedidas si es necesario”, con lo que pretende sumarse al bloquo del estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional.
La constitución japonesa de 1947 se vio socavada desde el principio tras la guerra, cuando Estados Unidos empezó a vender armas para convertir a Japón en su socio menor en la región. El artículo 9 de la constitución le prohíbe tener ejército, armada y fuerza aérea. Para sortear el obstáculo, las Fuerzas de Autodefensa han sido tratadas oficialmente desde 1952 como una extensión legal de la policía y el sistema penitenciario. Bajo esa ficción, el ejército ha crecido constantemente, especialmente bajo el primer ministro Shinzo Abe, que compró aviones furtivos F-35 a Estados Unidos por más de 8.800 millones de dólares, convirtió dos portahelicópteros en portaaviones en 2018 y levantó la prohibición de que las fuerzas japonesas lucharan en el extranjero.
Sin embargo, una Constitución orientada hacia el desarme ha hecho que eso sea problemático. Los pacifistas defenden el mantenimiento del artículo 9, recordando la brutalidad histórica de Japón, que mató a 20 millones de chinos en las décadas de 1930 y 1940, y ocupó Corea de 1910 a 1945. La oposición al cambio constitucional contaba con el apoyo de la mitd de la población hasta el año pasado. La Guerra de Ucrania lo ha reducido a una fracción. La principal oposición parlamentaria está claramente en contra de la remilitarización, y el argumento contra el uso de los impuestos para la militarización cuenta con el apoyo del 66 por cien de la población. El sindicato de trabajadores sanitarios se opone al plan de reorientar 1.000 millones de dólares de la sanidad al ejército.
Tras el asesinato del antiguo primer ministro Shinzo Abe el 8 de julio del año pasado, el Partido Liberal Democrático, alineado con Estados Unidos, que ha gobernado casi ininterrumpidamente desde los años cincuenta, fue capaz de obtener una mayoría cuallificada de dos tercios en el Parlamento para enmendar la Constitución en diciembre, marcando un cambio cualitativo de rumbo hacia el rearme y la guerra.
Ucrania es el modelo
Los ejércitos estadounidense y japonés están integrando sus estructuras de mando para prepararse para la guerra con China. El general jefe del Cuerpo de Marines de Estados Unidos en Japón, el general James Bierman, cita a Ucrania como modelo. “¿Por qué logramos el nivel de éxito que logramos en Ucrania?”, se pregunta. Porque nos preparamos para la guerra con mucha antelación, entrenando a los ucranianos, preposicionando suministros y líneas de defensa, responde. “Lo llamamos montar el teatro. Y estamos montando el teatro en Japón, en Filipinas y en otros lugares”.
El general Mike Minihan, que dirige el Mando de Movilidad Aérea estadounidense, escribió en una sesión informativa privada en referencia a la guerra con China: “Espero equivocarme. Mi instinto me dice que estaremos luchando en 2025”.
Los demás aliados de Japón son Australia, India y Estados Unidos como parte de la “Quad”. El plan es vincular más estrechamente a un Japón militarizado con el dominio estadounidense del Pacífico, incluida la alianza Aukus, que proporciona a Australia submarinos nucleares con los que bloquear las rutas comerciales de China.
El papel de Gran Bretaña en Japón se está expandiendo. Lo señaló Boris Johnson en 2016 cuando declaró que “Gran Bretaña está de vuelta al este de Suez”. El nuevo Acuerdo de Acceso Recíproco Reino Unido-Japón, firmado en enero, permite a las tropas británicas estacionarse en Japón y realizar maniobras militares conjuntas. Eso incluye una visita del Grupo de Combate del Portaaviones Queen Elizabeth en 2021, así como un ejercicio conjunto en noviembre del año pasado que simuló la captura de una isla controlada por el adversario.
Gran Bretaña e Italia han llegado a un acuerdo con Japón para entregar aviones de combate de nueva generación, conocidos como Programa Aéreo de Combate Global (GCAP), antes de 2035. BAE Systems, Rolls-Royce y MBDA trabajarán con Leopard en Italia y Mitsubishi en Japón para construir el nuevo caza Tempest. Hasta el momento, Rishi Sunak ha comprometido 2.000 millones de libras. Este acuerdo devolverá a Mitsubishi su papel de fabricante de armas, el mismo que tenía durante la Segunda Guerra Mundial.
El embajador Rahm Emanuel declaró que el objetivo más amplio es “reducir la distancia entre el Atlántico y el Indo-Pacífico en una sola esfera estratégica”. Eso supone estar preparados para tomar el control de Eurasia y contrarrestar militarmente la Nueva Ruta de la Seda.
Se tensa la soga en torno a China
La soga alrededor de China se tensa a medida que Estados Unidos construye una OTAN asiática y amplía su propia presencia en Extremo Oriente. La fuertemente militarizada isla de Okinawa, la mayor del archipiélago de Ryukyu, lo estará aún más. Sus 31 bases militares estadounidenses, que albergan a más de 18.000 de los 54.000 soldados estadounidenses en Japón, se verán reforzadas por otros 2.000 miembros de la Infantería de Marina estadounidense en 2025. Okinawa está a sólo 300 millas de Taiwán.
Otras islas como Ishigaki, aún más cerca de Taiwán, albergarán nuevas bases de misiles. Mientras tanto, se ha inaugurado una nueva base estadounidense de 5.000 marines en la isla de Guam, en el Pacífico, Camp Blaz. Estados Unidos también ha ganado cuatro bases en Filipinas, en la parte norte del país más cercana a Taiwán, completando un arco militar alrededor de China.
Entretanto, las reclamaciones japonesas sobre las islas Diaoyutai, en el Mar de China Oriental, a sólo 160 kilómetros al norte de Taiwán -Japón las denomina islas Senkaku-, son disputadas por China. Los tratados de la Segunda Guerra Mundial devolvieron las islas a China, pero Japón se ha negado a renunciar a su control y las considera parte de su prefectura de Okinawa.
La guerra de desinformación contra China y Rusia
Debido a su amplio comercio con Rusia en combustible, automóviles y maquinaria, Japón ha tardado en seguir la línea antirrusa de Estados Unidos. Pero recientemente ha impuesto sanciones a Rusia y la ha calificado como “grave problema de seguridad”, al tiempo que ha prometido 5.500 millones de dólares en ayuda a Ucrania, pero sin enviar armas.
Sus relaciones con China siguen una trayectoria similar a sus relaciones con Rusia. Japón es un gran inversor en China, con más de 8.000 millones de dólares invertidos en 2021, pero ahora califica a China de ser “el mayor desafío estratégico para la paz y la seguridad de Japón”. Ha acordado cortar el suministro a China de chips informáticos avanzados y de la maquinaria necesaria para fabricarlos.
Japón también se está sumando a la intensificación de la guerra de desinformación de Estados Unidos contra China y Rusia. Un ejemplo de desinformación -o mentiras, como ha admitido un antiguo jefe del MI6- es que China está enviando armas a Rusia. Esa falsa historia se transmitió a los medios de comunicación occidentales y se difundió ampliamente.
A cambio de seguir la línea, Biden dijo que Estados Unidos está plenamente comprometido a defender a Japón utilizando todos los medios, incluidas las armas nucleares.
Sin embargo, los países de la Asean (con la excepción de Singapur) mantienen su negativa a imponer sanciones a Rusia o a elegir entre China y Estados Unidos. En una reciente cumbre UE-Asean, por ejemplo, la Asean insistió en respetar el principio de “una sola China” frente a las presiones de la UE. Aislarse de China no redunda en interés económico de los países de la Asean.
Al igual que los países de la Asean, la economía japonesa sufrirá las consecuencias de la reducción del comercio con Rusia y China, pero a diferencia de ellos, planea utilizar la carrera armamentística estadounidense para recuperar su propio poder militar. Eso la sitúa en la misma trayectoria que otra antigua potencia del Eje, Alemania, que también quedó bajo el control directo de Estados Unidos tras la guerra, con tropas estacionadas en su territorio y una clase capitalista al alero de Estados Unidos.
Además de intensificar las tensiones con sus vecinos, Rusia y China, el auge del militarismo japonés está obligando a Corea del Norte a reforzar aún más sus defensas. Del mismo modo, Corea del Sur, que también teme históricamente la dominación japonesa -por ejemplo, nunca se ha resuelto la cuestión de las mujeres coreanas violadas y prostituidas por el ejército japonés-, se verá arrastrada a la carrera armamentísta regional como parte de la política de Estados Unidos.
—https://www.legrandsoir.info/le-japon-se-rearme.html
El plan tiene dos puntos debiles:
1 bloquear a la RPCh significa parar la produccion en occidente.
2 una guerra contra la RPCh, no puede llevarse a cabo sin una militarizacion General de la poblacion, y ya sabemos como empezo la revolucion rusa.
Un ejercito a la Ucraniana, sin el fundamento de una industria militar, dependente en todo del exterior, solo sirve para seguir poniendo Los muertos mientras EEUU pueda poner Las armas.
La primera victima de la crisis economica es la guerra, pues estas se terminan cuando no se puede echar mas lena Al fuego.