Italia está abocada al rescate de la Unión Europea en otoño

Roberto Gualtieri, ministro italiano de Finanzas
Italia está en quiebra; necesita dinero ya y sólo puede llegar de Bruselas. El Fondo de Rescate de 750.000 millones de euros probado por la Unión Europea no va a llegar a tiempo.

Lo ha reconocido Roberto Gualtieri, ministro de Finanzas, en una reunión a puerta cerrada con los partidos de la coalición de gobierno.

El Tesoro no tiene dinero para hacer frente a un déficit presupuestario cercano al 12 por ciento del PIB, como a una montaña de viejas deudas que están a punto de vencer.

La pasta no puede esperar. El mes que viene tienen que pagar 39.000 millones de euros de préstamos inmediatos, en octubre otro tanto y en noviembre 42.000 millones.

Cuando Bruselas aprobó el rescate, en Italia los partidos se frotaron las manos. Ahora ya no lo tienen tan claro y es posible que salten rencillas entre los socios de gobierno.

La Unión Europea no tiene intención de entregar la pasta hasta junio del año que viene. Es posible que de un adelanto, pero a costa de intereses leoninos. Los baratos sólo llegarán en 2024. Es demasiado esperar.

Mientras, el Banco Central Europeo está absorbiendo una parte de la deuda italiana, pero tiene que aguardar al mercado secundario y el Tesoro tiene dificultades para vender unos papeles que no valen nada.

En mayo el fallo del Tribunal Constitucional alemán le ha creado muchos problemas al Banco Central Europeo, empeñado en rescatar del naufragio a países insolventes, como Italia o la propia España.

Alemania ya no sabe qué inventar para evitar que los países del sur de Europa salgan del euro. Hasta el mes pasado el Bundesbank aportó un billón de euros, pero la solución se le puede volver en contra, provocando una seria crisis política, como ya ocurrió en mayo.

Italia está abocada a un rescate sin paliativos, draconiano. La Unión Europea va a intervenir la economía de una manera totral y centralizada directamente desde Bruselas, lo que significa lo mismo que en Grecia: reducción del gasto público, de las pensiones y aumento de los impuestos.

El Movimiento 5 Estrellas, socio de gobierno, está tragando sapos y culebras, y no ha hecho más que empezar. Su “antieuropeísmo” es tan absurdo como el “europeísmo” de los demás.

“La deriva nacionalista de Italia ha terminado”, dice el antiguo Primer Ministro Matteo Renzi. Italia hará lo que diga Alemania y los demás países del sur de Europa también.

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