Poco después de la publicación de antiguos documentos israelíes que revelan que 80 prisioneros de guerra egipcios fueron quemados vivos y arrojados a fosas comunes durante la guerra de 1967, han aparecido nuevos documentos sobre la campaña de bombardeos terroristas que Israel quiso llevar a cabo en Egipto en 1954.
El periódico Yediot Aharanot ha publicado extractos de las memorias del jefe de inteligencia de la época, Binyamin Gibli, cuya publicación estaba prohibida hasta ahora.
En sus memorias, admite haber activado una red de agentes judíos egipcios para colocar bombas en cines, bibliotecas y otros objetivos civiles de propiedad egipcia, británica y estadounidense, con la aprobación del ministro de Defensa, Pinhas Lavon.
El objetivo era desestabilizar el régimen de Gamal Abdel-Nasser y poner a Estados Unidos y Gran Bretaña en su contra, disuadir a Reino Unido de retirar sus tropas de ocupación del Canal de Suez y empujar a los judíos egipcios a emigrar a la Palestina ocupada.
Este cínico complot terrorista siguió a atentados similares contra cines y otros locales en zonas judías de Bagdad en 1950-51. Estos atentados también pretendían animar a los judíos iraquíes a emigrar aterrorizándolos y provocando conflictos entre ellos y sus compatriotas musulmanes y cristianos.
En aquella época, Irak era un modelo de coexistencia y cohesión entre miembros de distintas creencias y sectas. Los judíos iraquíes eran a menudo ministros.
El bombardeo de Bagdad provocó la emigración de unos 105.000 judíos iraquíes a la Palestina ocupada. Muchos de ellos lamentaban haber abandonado Irak y culpaban al movimiento sionista de los atentados que provocaron el éxodo de miles de judíos egipcios.
Hoy en día es necesario revisar estos actos históricos de terrorismo bien documentados por varias razones.
En primer lugar, por la creciente campaña de los grupos de presión israelíes en todo el mundo para tachar de terroristas y antisemitas a todos los que simpatizan con la causa palestina, incluidos los judíos. Presentan a los israelíes como víctimas para amordazar cualquier voz mediática, política e incluso académica que denuncie los crímenes israelíes, torpedeando así la libertad de expresión que las democracias occidentales dicen apreciar.
En segundo lugar, porque el nuevo gobierno israelí de extrema derecha dirigido por Benjamín Netanyahu planea una nueva ola de normalización con los regímenes árabes, especialmente en la región del Golfo, bajo el nombre de “paz abrahámica”, utilizando la “amenaza” iraní como espantajo para infundirles pánico y forjar una asociación militar.
En tercer lugar, por las detenciones y asesinatos diarios a manos del Estado de ocupación israelí -que se fundó sobre el terrorismo y nunca ha dejado de utilizarlo como medio de presión- en la Cisjordania ocupada, incluidos niños.
En cuarto lugar, instar a los gobiernos egipcio e iraquí a que reabran los expedientes sobre estas campañas de terror y los presenten a los organismos internacionales pertinentes, con el fin de levantar el velo sobre estos crímenes y mostrar la verdadera cara del terrorismo sionista a la opinión pública mundial.
El silencio de los gobiernos árabes ante las masacres de Israel, pasadas y presentes, ha animado al ejército y a los servicios secretos israelíes a intensificar cada día los asesinatos de jóvenes palestinos, las incursiones en la mezquita de Al Aqsa y la expansión de los asentamientos.
Ni el asesinato de la periodista Shireen Abu-Akleh, ni el de la pequeña Jina Zakarneh en el tejado de su casa mientras buscaba a su gato, ni el de dos jóvenes hermanos palestinos atropellados por el coche de un colono, recibieron la atención que merecían en los medios de comunicación árabes, precisamente por la mencionada “omertá”.
Pero el nuevo año será un año de resistencia palestina en todos los territorios ocupados, tanto para dar la bienvenida al nuevo gobierno israelí y a sus partidarios de la línea dura, que quieren matar y expulsar a todos los árabes, como para responder a sus masacres y asesinatos. Las señales son claras.
Abdel Bari Atwan https://www.raialyoum.com/israels-enduring-record-of-terror