Israel es incapaz de asumir su propia defensa

Ante el fracaso estrepitoso de la defensa antiaérea israelí, Estados Unidos va a enviar otro sistema de defensa antimisiles, acompañados de los correspondientes operadores, lo cual confirma que la fuerza Israel es la misma que la de Estados Unidos.

No es la primera vez que Washington despliega un sistema de armas de este tipo en el territorio israelí. Ya lo hicieron en 2019 y tras el 7 de octubre del año pasado.

El sistema de defensa antimisiles de gran altitud, denominado THAAD, debería permitir a Israel atacar sin ser atacado. Fue desarrollado a finales de la década de 2000. Está diseñado y producido por la firma estadounidense Lockheed Martin y cada batería cuesta casi mil millones de dólares.

Su objetivo es destruir misiles balísticos en la fase terminal de vuelo, es decir cuando están descendiendo hacia su objetivo. El sistema THAAD fue creado para interceptar proyectiles de alcance corto (menos de 1.000 kilómetros), medio (1.000-3.000 kilómetros) e intermedio (3.000-5.500 kilómetros). Su alcance oficial sería de al menos 200 kilómetros.

Está organizado como una batería. Cada uno incluye un radar remolcado AN/TPY-2, capaz de detectar y rastrear amenazas balísticas a larga distancia. Una vez localizado su objetivo, envía la información a la unidad de control de tiro. Se trata de un centro de mando y control móvil, que procesa la información recibida por el radar y coordina las interceptaciones. Luego, la orden de disparo se comunica a los lanzadores móviles.

Una batería está equipada con seis lanzadores, cada uno de los cuales despliega hasta ocho misiles interceptores en sus tubos. Una vez lanzados, estos últimos ajustan su trayectoria hacia el objetivo, utilizando sus sensores y la información transmitida por radar. En total, una batería requiere alrededor de 100 operadores para su implementación.

Lockheed Martin lleva varios años trabajando en una versión mejorada del sistema. Llamado THAAD-ER (alcance extendido), para interceptar planeadores supersónicos. Estos últimos, a diferencia de los misiles convencionales, pueden realizar maniobras evasivas, lo que complica la tarea de los interceptores. THAAD-ER pretende contrarrestar esta ventaja con mayor precisión.

Un sistema integrado de defensa antiaérea

Aunque su fabricante alardea de producir un sistema antimisiles cuya tasa de interceptación supera el 90 por cien, el THAAD no puede garantizar por sí solo la protección de un espacio aéreo. Para que sea eficaz en su implementación, debe utilizarse dentro de un sistema integrado de defensa antiaérea o IADS (Integrated Air Defense System).

Se trata de una estructura coordinada diseñada para proteger el espacio aéreo de un país contra todas las amenazas aéreas que, además de los misiles, también incluyen aviones y drones. El corazón de la IADS es su capacidad para sincronizar y vincular diferentes sistemas de defensa, ya sean terrestres, marítimos o aéreos.

Esto incluye radares de vigilancia que detectan amenazas a diferentes escalas, diferentes sistemas de armas diseñados para neutralizar cada una de estas amenazas, así como unidades de mando que procesan la información recibida para tomar decisiones en tiempo real. Los sistemas actuales también incluyen capacidades de guerra electrónica para obstaculizar o frustrar los ataques enemigos.

Una IADS eficaz debería ser capaz de crear una burbuja protectora que cubra un área grande, a menudo organizada en varias capas de defensa. Cada capa está destinada a atacar objetivos a diferentes distancias o altitudes. Por ejemplo, el THAAD se ocupa de misiles balísticos de mediano alcance, mientras que otro sistema estará destinado a atacar objetivos cercanos, como drones.

La integración permite el seguimiento continuo y la gestión centralizada de los recursos de defensa, lo que aumenta la protección en caso de un ataque masivo. Si un componente falla, los demás pueden compensarlo, garantizando así una protección eficaz.

El fortalecimiento de la IADS israelí

El envío de una batería del THAAD a Israel plantea interrogantes porque el ejército israelí creó una IADS hace décadas de la que los “expertos” han alardeado como uno de los más eficaces del mundo, aunque con la imprescindible ayuda estadounidense.

El componente más publicitado de este sistema es sin duda la Cúpula de Hierro, un sistema equipado con pequeños misiles de corto alcance que son tan maniobrables como caros. Está diseñado para interceptar cohetes de corto alcance y proyectiles de artillería, como los disparados por Hamas desde Gaza o por Hezbollah desde el sur de Líbano.

La Cúpula de Hierro será reemplazada en un futuro próximo por un cuarto sistema que utiliza un rayo láser para destruir sus objetivos, llamado Iron Beam. Las capas superiores de protección están respaldadas por otros tres tipos de sistemas. El Patriot, un sistema que el ejército estadounidense desplegó especialmente en Jordania el año pasado, proporciona defensa hasta 24 kilómetros de altitud. Más allá de esta altitud, el sistema Honda de David se hace cargo de interceptar misiles balísticos de corto y medio alcance, con un techo operativo de 75 kilómetros.

Finalmente, el dispositivo Arrow (“Flecha”) complementa el IADS israelí, al contrarrestar misiles de largo alcance de hasta 150 kilómetros de altitud. Por tanto, esto lo sitúa en la misma categoría que el THAAD americano.

Israel no es nada sin sus cómplices

Israel es incapaz de asumir su propia defensa, sobre todo porque la producción de casi todos estos dispositivos está asegurada localmente. Sin embargo, la evolución de la situación regional está operando en su contra.

El Financial Times ha revelado que Israel corre el riesgo de sufrir una escasez de interceptores para hacer frente a los misiles del Eje de la Resistencia. Y es precisamente el sistema Arrow el que estaría en el centro de las preocupaciones, según admite el propio fabricante, Israel Aerospace Industries (IAI).

El ataque de Irán del 1 de octubre a Israel reveló que una fuerza de ataque de unos 200 misiles podría causar daños significativos, al tiempo que puso a prueba el IADS de Israel, a pesar de que se benefició del apoyo de la Armada estadounidense y del ejército jordano.

Sin embargo, Teherán sólo contó con su propia fuerza de ataque, ya que los demás miembros del Eje de la Resistencia se abstuvieron de participar, en particular Hezbollah y los huthíes.

En caso de un ataque coordinado que involucre a todos los miembros del Eje, Israel podría ver sus sistemas de defensa abrumados. Si el envío por parte de Estados Unidos de una batería del THAAD demuestra su apoyo a Tel Aviv, también es una admisión de la debilidad israelí.

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