“El virrey constituyó la base del poder absoluto del sistema monárquico español tanto en Sicilia como en Nueva España, superando el obstáculo de la distancia y de la mala comunicación entre la Corte española y sus dominios. La corte de cada virrey desempeñaba un papel eficaz en la integración en el sistema global de los poderes o autoridades locales” (1)
Los virreyes
El mundo ha cambiado y España, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos ya no son imperios. Actualmente el imperio tiene su sede en las bolsas de valores, sedes de corporaciones y fundaciones multinacionales, organizaciones militares y medios de comunicación. No hay un monarca mundial sino una sociedad anónima de monarcas, un “Imperialismo S.A.” que dispone de una serie de virreyes en la casi totalidad de países para que lleven a cabo la “integración en el sistema global de los poderes o autoridades locales”. Dichos virreyes modernos también precisan de una serie de rituales, ceremonias y recordatorios simbólicos denominados investiduras, en las cuales tras un despliegue de farsas teatrales, se nombra, con el beneplácito de la sociedad anónima de los modernos monarcas, al virrey de turno por un período temporal, al final del cual, si han llevado a término las voluntades de sus majestades, les permiten un reenganche.
Si no han cumplido a pies juntillas los deseos del moderno absolutismo mundial, pueden encontrarse con un estallido “civil” de airadas protestas, con una sorprendente acción judicial o simplemente con una justicia militar que les recuerda que son solamente virreyes.
El concepto de autoritarismo define el concepto de “sistema político” como la forma en que se generan y ejecutan las decisiones vinculantes para el conjunto de la colectividad o para una parte importante de la misma. Se entiende por autoritarismo-absolutismo el sistema político basado en una comunidad desigual, en la cual se toman decisiones vinculantes para la comunidad entera. Este sistema político tiene un poder judicial ejercido por personas o por órganos más o menos especializados que es directa emanación del poder regio; es decir, no asegura la libertad y la pluralidad de la comunidad (2).
En el antiguo imperio español, funcionaron las Audiencias (tribunales de justicia), tanto la de Castilla como la del Nuevo Mundo (3). Poco ha cambiado el entramado autoritario absolutista puesto que las modernas “Audiencias Mundiales”, con nombres tan emblemáticos como Consejo de Seguridad de la ONU, Corte Internacional de Justicia de la ONU, Corte Penal Internacional de La Haya, Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, Tribunal de Justicia de la Unión Europea de Luxemburgo, Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio de Ginebra… actúan bajo las órdenes de la sociedad anónima mundial de monarcas los cuales tienen la potestad tanto en la designación de los jueces (iudicem dare), como el mandar juzgar (iudicare iubere), y dictan las sentencias acordes al mantenimiento de la “paz social” y de la acumulación de capital.
El siglo de la Ilustración fue también el siglo de la autoridad, y eso lo expresaba muy bien la metáfora usada por Floridablanca que se refería a lo conveniente de tener siempre a un ahorcado en una picota o su cabeza en una jaula colgando de la puerta de una ciudad para disuadir a pobres o presos. Querían orden, limpieza, seguridad, obediencia, uniformidad de los súbditos, y… mantenimiento de los privilegios (4).
El absolutismo, primer sistema estatal internacional en el mundo moderno, todavía no se ha agotado.
Las monarquías absolutas occidentales se rodeaban de agentes que proveían de personal a sus maquinarias administrativas: los letrados en España, los maîtres des requétes en Francia, los doctores en Alemania. Estos burócratas-juristas fueron los celosos defensores del centralismo real en el primer siglo de la construcción del Estado absolutista (5), que se mantiene hasta hoy y en el cual esta pléyade ayuda legalmente a homogeneizar la concepción de “derecho”, “justicia”, “amigo”, enemigo”, lo que Jean-Claude Payé denomina “El final del Estado de derecho: del estado de excepción a la dictadura”
Se ha construido una pirámide a la cual se denomina globalización, mediante una descripción cosmopolita al estilo kantiano, basada en el subterfugio de “ganamos todos” como si la geopolítica fuera un juego de canicas entre colegiales. Los que han acuñado el término de “ganar todos”, lo han hecho refiriéndose a este grupo selecto, agresivo, corporativo, multinacional que conforma el consejo de administración de Imperialismo S.A.
Si bien ya hace años que funciona dicha sociedad anónima, no ha sido hasta el pasado reciente que se ha puesto de manifiesto de forma notoria la estructura de poder en la cual hemos comprobado una total simbiosis entre los virreyes y el consejo de administración del Imperialismo S.A. a raíz de la declarada pandemia y con ella la homogeneización del comportamiento y la integración en el sistema global.
Unos pocos virreyes en algún momento han parecido disentir de las órdenes emanadas y como por casualidad, dichos virreyes pasaron a mejor vida. Seguramente algún día se deberá responder a la pregunta de que murieron Omar Torrijos, Jaime Roldós, Hugo Chávez, Samora Machel, Pierre Nkurunziza o John Magufuli. Unos por intentar poner algo de freno a la rapiña en América Latina, los otros por denunciar el salvajismo de las corporaciones farmacéuticas y mineras en África y la corrupción de la OMS. Unos muertos en más que cuestionados “accidentes”, otros de extrañas “enfermedades” en lo que parece ser una copia del guión de la novela de Jak London Asesinatos S.A.
En otras ocasiones y emulando a Floridablanca, el Imperialismo S.A., no ha sido tan meticuloso y ha ordenado “tener a un ahorcado en una picota” a la vista de todos los televidentes del mundo como aviso a la disidencia. Así lo ha realizado con Mohammad Najibulá, Sadam Hussein o Muamar el Gadafi. De la misma forma como la acumulación de capital se ha realizado históricamente a base de una acumulación de cadáveres, en la actualidad el disenso no permitido se penaliza también mediante la eliminación física.
Vivimos una nueva etapa del llamado imperialismo, analizado a principios de siglo XX tanto por Hobson como por Lenin, que a partir de la década de los 80 del siglo XX se vistió con unas ideologías y prácticas denominadas neoliberales que han sido el sostén teórico del Imperialismo S.A., bajo el manto de la globalización. En el imperialismo tradicional, las cabezas visibles eran emperadores, reyes o presidentes, pero en su nueva mutación encontramos básicamente titulados por prestigiosas universidades, expertos los denominan, que han tomado el relevo a los cada vez más desprestigiados profesionales de las formaciones políticas.
Los vendedores ambulantes
Disfrazados de agnósticos, ateos, creyentes, progresistas, científicos, visionarios, filántropos, expertos… sin que hayan tenido que cubrir las apariencias mediante parafernalias electorales, han sido escogidos desde el consejo de administración de Imperialismo S.A. para ser los portavoces de la nueva normalidad absolutista, realizando el mismo papel que los vendedores o especialistas en marketing para anunciar las bondades del producto que venden, aún a sabiendas de sus efectos secundarios, en este caso letales. No se les ha denominado charlatanes, como antaño, sino con el nombre rimbombante de Comités de Expertos.
Dichos expertos, no tan solo realizan las campañas publicitarias del moderno absolutismo, sino que son piezas claves para la acumulación de capital, pues de sus declaraciones depende que las acciones cotizadas en las diversas Bolsas del mundo aumenten o disminuyan su cotización. Ejemplo de ello lo podemos comprobar en los dimes y diretes respecto a la diseminación de las distintas modalidades de vacunas anti covid ¡A cual mejor!. Que si de una dosis, que si de dos dosis, que si de una duración inmunitaria de quince días, de seis meses, que si ARN, que si virus atenuado… cada uno representando a su correspondiente socio accionista de Imperialismo S.A. y vendiendo el producto a los virreyes de turno.
Otros expertos intentan vender también soluciones ecológicas a un apocalipsis justificando el gran cambio de patrón tecnológico implícito en la Agenda 2030. Para ello no han tenido reparos en utilizar a menores de edad en sus campañas propagandísticas para amparar las inversiones de capital y el alza de la cotización de las acciones bursátiles en la llamada economía verde.
El Imperialismo S.A. no está concentrado en un solo territorio sino que es una auténtica pandemia de alcance mundial ya que sus inversiones, reinversiones, compras, ventas, patentes de fondo… están diseminadas a lo largo y ancho del planeta dejando en ridículo el concepto de soberanía, independencia, etc., simplemente clamando como Luis XIV: “El estado soy yo”.
Mientras tanto, la resistencia al absolutismo no dispone de un marco conceptual adecuado a la nueva modalidad de la lucha de clases, y aunque enfoque su desazón denunciando a los virreyes, en unos casos mantiene una actitud crítica pasiva y en otros sigue a pies juntillas las recomendaciones de los expertos consiguiendo con ello, inocentemente, aumentar el poder absoluto del Imperialismo S.A.
De todos modos, al lado de las protestas y revueltas obreras y campesinas de diferentes países, cada día aumenta el número de científicos y profesionales que se niegan a ser simples mercaderes del nuevo absolutismo. En todas las disciplinas encontramos personas y colectivos que a pesar de las amenazas y presiones mantienen una actitud digna aún a costa de su marginación y en ocasiones poniendo su vida en peligro, como Julian Assage por ejemplo.
Reorganizar las formaciones políticas del nuevo proletariado y atraer la colaboración de los científicos que se niegan a ser títeres del moderno absolutismo, este debe ser el horizonte de una nueva normalidad en la lucha de clases.
(1) Fernando Ciaramitaro. Virrey, gobierno virreinal y absolutismo. Universidad Autónoma del Estado de México. Ediciones Universidad de Salamanca. H. mod., 30, 2008
(2) Fernando Ciaramitaro. El autoritarismo-absolutismo en el Antiguo Régimen. Contribuciones desde Coatepec. Universidad Autónoma del Estado de México. número 15, julio-diciembre 2008
(3) Fernando Ciaramitaro. El autoritarismo-absolutismo en el Antiguo Régimen. Contribuciones desde Coatepec. Universidad Autónoma del Estado de México. 2008
(4) José Luis Gómez Urdáñez. Víctimas del absolutismo. Paradojas del poder en la España del siglo XVIII. 2020 http://puntodevistaeditores.com/la-editorial/
(5) Perry Anderson. El estado absolutista. Ed. Siglo XXI. 1979