Acepto ese desafío. Quiero separar a efectos de entender y explicar una cosa es la religión y otra es la iglesia católica como institución y como estado vaticano, ya que este último adquiere una dimensión política, y la iglesia católica a raiz de su expansión por el mundo se convierte en un poder fáctico.
Dicho esto, la simple observación del ejercicio de la religión católica por parte de la jerarquía de la iglesia nos lleva a concluir que la iglesia es parte del aparato ideológico del estado burgués, y por lo tanto funciona como garante del sistema capitalista y del orden imperalista que dicho sistema lleva en sus entrañas.
Desde que el emperador Constantino aceptó el cristianismo como religión del estado romano, y se puso al frente de la iglesia, el cristianismo de los cristianos primitivos que practicaban una especie de comunismo primitivo la iglesia viene siendo una religión de estado, y como tal es uno de sus sostenes y sirve a sus fines de embaucamiento, sometimiento y resignación. No importa que la vida en la tierra sea mala e insoportable, no importa que haya ricos dueños de inmensas fortunas, no importa que los pobres carezcan de todo, que no tengan derechos de ninguna clase, porque a todos ellos les espera una vida maravillosa en el cielo, a donde irán cuando mueran, siempre que hayan sido buenos. Es decir que obedezcan a los sacerdotes, a los maestros y a los patrones.
La iglesia católica se ha opuesto a todo progreso humano durante toda su historia. Ha negado que la tierra gira en torno al sol, ha negado la circulación de la sangre, se ha negado al uso de preservativos que sirven de barrera a las enfermedades de transmisión sexual, estuvo en contra de los antibióticos, negó a las mujeres el derecho a parir sin dolor, se ha negado a la planificación familiar evitando embarazos no deseados, se opone al aborto en todos los casos, aún en los casos de embarazos producto de una violación.
La iglesia católica se opone al divorcio por el hecho de que el matrimonio es un sacramento, y la unión entre un hombre y una mujer lo hace dios y no un funcionario público.
Podríamos seguir hasta el infinito ejemplificando sobre la actuación de la iglesia.
Distinto es lo referente a la religión, que es algo que se alimenta de los aspectos más irracionales de los seres humanos. Efectivamente la religión se nutre fundamentalmente del miedo a lo desconocido, al miedo a la muerte, y sobre todo al hecho de no saber que pasa después de la muerte. He aquí uno de los caladeros más prósperos de la iglesia católica. Embaucan a sus fieles con la promesa de la vida eterna en el más allá. Explotan el miedo irracional de los humanos a la desaparición física contando todo tipo de supercherías sobre la separación del cuerpo del alma, donde el cuerpo se corrompe y el alma sube al cielo donde todo es maravilloso. Nadie ha vuelto del más allá para contarnos como es, y ante un hecho tan simple la iglesia católica responde que ese final feliz está solo reservado para aquellos que tienen fe.
La fe no tiene ningún fundamento. No se basa en hechos objetivos, y es un producto de la imaginaciń de los sacerdotes, que transmiten a los fieles crédulos que la fe es la condición sine qua non para merecer la vida eterna.
La separación maniquea que la iglesia católica hace del bien y del mal, da origen a que existan los ángeles y los demonios. Y últimamente hemos visto como el papa Francisco que parecía que iba a revolucionar la iglesia reuniendo a cardenales de todo el mundo para tratar de erradicar la práctica de la pederastia por parte de sacerdotes católicos, ha terminado culpando de esas prácticas a satanás. Parece que satanás es quien ha violado niños y niñas, quien ha sometido a prácticas aberrantes a esos niños a quienes dice defender y proteger.
La práctica de la pederastia en la iglesia catolica es de muy larga data, y existe porque la iglesia católica es una institución oscura donde es común la práctica del oscurantismo, donde todo es secreto, y donde todo es fundamentalmente una cuestión de fe. Y como todo es una cuestión de fe hay que tener fe en lo curas, en los obispos, en los cardenales, y en toda la jerarquía católica, ya que sus miembros no mienten, no engañan, no transgreden las normas de moral que deben regir las actividades humanas. Cada vez surge con más claridad que la pederastia en la iglesia existe por la propia índole de la institución eclesial, que es una organización sectaria, que privilegia las actividades secretas, las prácticas más miserables y asquerosas, y que esas prácticas no dejarán de existir porque la propia iglesia, que habla de misterios no podría desvelar los suyos, y acusar a sus propios miembros.