La costa este de Australia se ha visto afectada por una ola de frío récord, lo que confirma que este invierno llega más frío de lo habitual. La temperatura mínima de Canberra, de -7,2ºC, es la más baja desde 2018 y la más baja para un mes de junio desde 1986.
El interior de Nueva Gales del Sur batió varios récords de temperatura en junio, incluyendo Bathurst, que llegó a alcanzar los -7,5ºC, y Scone, que registró una temperatura mínima de -5,1ºC. El termómetro cayó a -1,6ºC en Campbelltown, al suroeste de Sídney, lo que la convirtió en la mañana más fría en cinco años.
Según Miriam Bradbury, de la Oficina de Meteorología, “las últimas dos mañanas hemos visto entre 4 y 8ºC por debajo de la media en gran parte de la costa este”.
A medida que ha llegado el invierno, las temperaturas se han desplomado y las heladas se extendieron por Nueva Gales del Sur, Victoria y algunas partes de Queensland. Pero la época más fría del año aún está por venir.
La Oficina de Meteorología asegura que las condiciones de El Niño afectarán a Australia en la segunda mitad del año. Los fenómenos de El Niño ocurren cuando las temperaturas superficiales del agua de mar en el Pacífico tropical central y oriental son más cálidas de lo habitual, mientras que los fenómenos de La Niña se caracterizan por aguas más frías de lo habitual. Estos cambios provocan una alteración en la circulación atmosférica.
La temperatura más fría jamás registrada en Australia fue el 29 de junio de 1994 en Charlotte Pass, cuando el termómetro bajó hasta -23ºC.
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