En referencia a Estados Unidos es frecuente leer que se encuentra al borde de la guerra civil, y no lo dicen periodistas aficionados a los titulares gruesos. Pero allá tienen a Trump de chivo expiatorio: ha dejado al país dividido.
Quizá sorprenda más leerlo en referencia a Francia, pero el titular procede de la revista Atlántico, nada propensa tampoco a ese tipo de declaraciones: “Francia bascula de los disturbios esporádicos a una verdadera guerrilla larvada” (*).
El lunes se presentó en París el libro blanco sobre seguridad interna del país galo y el Ministro del Interior reconoció que los ataques a la policía están aumentando.
“¿Se encuentra el Estado desarmado ante la situación?”, pregunta la revista. El país está dividido en dos, sin saber cómo unirse, e incluso cómo entenderse.
En la cima, el poder y un cierto número de medios de comunicación, para los cuales hablar es suficiente para resolverlo todo. El prefecto de policía del Ródano asegura que en Francia “no hay zona sin ley”. Sin embargo, el día anterior el pobrecillo publicó un decreto de Halloween prohibiendo el alcohol y los morteros de fuegos artificiales. Efecto cero: a los alborotadores les importa un bledo.
Los alcaldes verdes, como el de Besançon, quiere construir “un lugar donde todos puedan vivir juntos pacíficamente”. El alcalde de Montbéliard, liberal, después de una revuelta, dice que quiere que “el barrio viva bien: juegos, espacios verdes, trabajos en los edificios, piscinas”.
Los medios de comunicación evocan los “distritos sensibles”, “puntuados” o “manchados” con “incidentes” o “choques”. Dupond-Taubira deplora el destino de esos “niños desgarrados por la vida”.
Así es la Francia platónica de las cumbres, aislada de la base, de los franceses comunes y de los que asolan el país. Lo que una vez fue extremadamente raro, los disturbios y las peleas de pandillas, ahora ocurren todos los días. Las peleas esporádicas se convierten en una guerrilla larvada, que prolifera en el país.
La violencia es cada vez más frecuente. Hay escenas de guerrilla, detonaciones casi a diario, ataques a una escala sin precedentes… La violencia contra la policía se está multiplicando y aumentando en intensidad.
Desde finales de octubre, graves disturbios o guerras entre pandillas utilizando armas de fuego, golpean las zonas no controladas en muchas ciudades. Coches y autobuses quemados, disparos de mortero y piedras lanzadas por la policía, barricadas de contenedores de basura quemados, paradas de autobús y mobiliario urbano destruidos, un autobús de los antidisturbios atravesado por un disparo, botellas de ácido tiradas por el suelo…
(*)https://www.atlantico.fr/decryptage/3593893/comment-la-france-bascule-d-une-phase-d-emeutes-sporadiques-a-une-veritable-guerilla-larvee-livre-blanc-sur-la-securite-interieure-etat-desarme-insecurite-violences-police-forces-de-l-ordre-xavier-raufer