Rodrigo Duterte, Presidente de Filipinas |
La subvención anterior de cinco años, que ascendía a 433,9 millones de dólares, expiró en mayo de este año.
Duterte respondió con el anuncio de que Filipinas pondrá fin al pacto militar que permite a las tropas estadounidenses visitar Filipinas para realizar maniobras de combate conjuntas.
Duterte ha vuelto a dejar claro a Estados Unidos que no le necesita para nada. Tras espetar “adiós, Estados Unidos”, el mandatario ha recordado a Washington que “podemos sobrevivir sin dinero estadounidense” y advertido que Estados Unidos también debería “estar preparado para la derogación del Acuerdo de Visita de Tropas”, en referencia al citado pacto, que se firmó en 1998. “Ojo por ojo: si pueden hacerlo ustedes, también lo podemos hacer nosotros, esto no es unidireccional”, advirtió.
En la escalada de tensión entre ambos países, Duterte llamó “hijo de puta” a Obama y le dijo que se “fuera al infierno”, mientras busca establecer lazos más estrechos con China y Rusia.
Entre otras medidas contra Duterte, como un magnicidio, Estados Unidos prepara un plan a la brasileña para desahacerse del mandatario filipino, que actualmente tiene de 71 años de edad. El senador Richard Gordon ha anuncuado un “proceso de destitución” por afirmar en una entrevista que mató a varios traficantes de drogas cuando era alcalde de Davao.
La semana pasada la senadora Leila de Lima también dijo que Duterte se había puesto “al borde de un proceso de destitución” por decir que no permitirá que acaben en la cárcel los policías acusados por la Oficina Nacional de Investigación de Filipinas de asesinar al destacado narcotraficante Rolando Espinosa en su celda.