El congresista Greg Steube ha presentado un proyecto de ley para condicionar la ayuda de Washington al ejército libanés a la revocación total por parte del gobierno de Líbano de la legitimidad política de Hezbollah, un movimiento de resistencia que Estados Unidos cataloga como “terrorista”.
La propuesta, conocida como el “ley pager”, responde a los ataques masivos con buscapersonas («pagers») en septiembre de 2024 en Líbano, atribuido a Israel, que mató a decenas y dejó miles de heridos, muchos de ellos miembros de Hezbollah, que mantiene una condición dual como partido político y movimiento armado, paralelo al ejército regular.
El incidente, donde los dispositivos de comunicación explotaron simultáneamente, expuso las vulnerabilidades del movimiento y Estados Unidos lo ha utilizado como pretexto endurecer su postura. La ley pretende presionar a Líbano para que desmantele la influencia política y militar de Hezbollah, a cambio de mantener el apoyo militar estadounidense.
Steube quiere que Líbano elimine la condición política de Hezbollah para recibir la asistencia militar. Esto se alinea con la política estadounidense de larga data de clasificar a Hezbollah como organización “terrorista” y restringir su financiación y operaciones, pero eleva las exigencias al condicionar directamente la asistencia al ejército libanés, que históricamente ha recibido millones de dólares anuales de Estados Unidos.
Desde 2006 hasta 2023 Estados Unidos ha proporcionado la gigantesca cifra de 3.000 millones de dólares en asistencia militar al ejército libanés, que cumple tres objetivos. El primero es sobornar y corromper a los altos oficiales. El segundo, es que el ejército regular ejerza de contrapeso a Hezbollah. El tercero es presionar al gobierno de Beirut, para lo cual en Washington acuerdan ayudas, que luego retienen hasta que los libaneses cumplen lo que se les ordena desde la embajada de Beirut.
Hezbollah participa en las elecciones libanesas a través de la coalición Bloque Leal a la Resistencia, y en alianza con otros partidos, como el movimiento Amal y, en algunos casos, el Movimiento Patriótico Libre (FPM) u otros grupos afines, formando coaliciones como la Alianza del 8 de Marzo.
Con 71 escaños, en 2018 Hezbollah y sus aliados políticos llegaron a conquistar la mayoría parlamentaria, que perdieron en las elecciones del 15 de mayo de 2022. La pérdida de votos no fue de Hezbollah, sino de sus aliados de coalición.
Como anunciamos hace dos meses, Estados Unidos logró colocar a un lacayo como el general Joseph Aoun en la Presidencia de Líbano y ahora quiere completar la tarea, apoyándose en una coalición anti-Hezbollah, para seguir presionando a la resistencia libanesa. El primer paso es el desarme de Hezbollah y el segundo será su ilegalización.
Este mes el ejército de Líbano ha recibido un sobre de 95 millones para mantener a Aoun en el cargo y sostener la tregua con Israel. Sin embargo, el equipo de Trump ha condicionado esta y futuras ayudas a que los libaneses se centren en neutralizar a Hezbollah y controlar la frontera siria, no en defender al país de las periódicas invasiones militares israelíes.