Un documento de 15 de setiembre de 1945 elaboró una lista de 66 objetivos estratégicos, entre ellos las ciudades más importantes y pobladas, destinadas a ser destruidas por las bombas nucleares (*). Este documento fue clasificado como “Top Secret Limited” que entonces era el mayor nivel de confidencialidad durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra.
Las ciudades se clasificaron en función de su superficie y del número de bombas que sería necesario arrojar sobre cada una de ellas para aniquilarlas, junto con sus habitantes.
Las ciudades más importantes, como Moscou, Leningrad, Tachkent, Kiev, Karkov y Odessa, necesitarían lanzar seis bombas, lo que arrojaba un total de 204 bombas para acabar con todas ellas.
Una sola bomba, la que lanzaron sobre Hiroshima, asesinó a 100.000 japoneses en los siete primeros segundos después de su explosión. Es suficiente con multiplicar esa cifra por 204 para calcular el total: 20 millones de soviéticos asesinados en sólo siete segundos, una cantidad que se aproxima a los muertos que padeció la URSS durante la guerra recién terminada, 26 millones.
Tras hacer los cálculos, el general Norstad se los transmitió al general Leslie Groves, que estaba a cargo del Proyecto Manhattan, porque era él a quien correspondía fabricar el número necesario de bombas.
Aunque por su fecha el plan parece elaborado sólo un mes y medio después del ataque contra Hiroshima y Nagasaki, se discutió bastante antes, cuando aún la Segunda Guerra Mundial no había acabado y aparentemente la URSS aún era un aliado.
El entonces Presidente Truman informó a Stalin sobre la existencia del Proyecto Manhattan en julio de 1945, durante la Conferencia de Postdam, dos meses antes del ataque a Hiroshima.
A su vez el Proyecto Manhattan se inició en secreto en 1939, dos antes de la entrada de Estados Unidos en la guerra mundial, algo que la URSS conoció desde 1942 y posiblemente desde el principio.
La documentación que va apareciendo pone de manifiesto, según el profesor Michel Chossudovsky, que es muy posible que los ataques a Hiroshima y Nagasaki no fueran más que un ensayo para estudiar la viabilidad de un ataque nueclear contra la URSS, como siempre sospecharon los historiadores.
Naturalmente que los soviéticos no sólo lo sospechaban sino que tenían la certeza absoluta de que ese era el verdadero objetivo del armamento nuclear, por lo que tuvieron que actuar en consecuencia, lo mismo que ahora sucede con Corea del norte.
Desde que fabricó las primeras bombas nucleares en 1945, hasta que la URSS fabricó las sutas en 1949 transcurrieon cinco años en los que Estados Unidos mantuvo el monopolio nuclear. ¿Por qué no lanzó las bombas en aquel tiempo? Porque no disponía de materia prima -uranio y plutonio- más que para fabricar una única bomba, o dos a lo máximo.
De lo contrario, Estados Unidos siempre ha dado muestras de que no vacila en masacrar a quien se ponga por delante, sobre todo si se encuentra indefenso.
(*) http://www.mondialisation.ca/rayer-lunion-sovietique-de-la-carte-en-larguant-204-bombes-atomiques-sur-ses-villes-importantes-les-usa-planifiaient-une-attaque-nucleaire-contre-lurss-pendant-la-deuxie/5616988