Estados Unidos pone punto final a la ayuda a Ucrania. Ya no habrá más entregas de material militar porque la guerra está perdida. Lo que procede ahora es la devolución de los tanques estadounidenses Abrams, previamente entregados.
Se trata de 31 vehículos de combate transferidos al ejército ucraniano.
Durante su última visita a Kiev el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, instó a la devolución de los tanques. A cambio, el jefe del Pentágono prometió entregar 124 tanques Leopard alemanes, pero en el Pentágono nadie es capaz de decir de dónde van sacar todos esos tanques.
La ayuda de 100 millones de dólares que Austin prometió a Ucrania es un anticipo para responder a la devolución de los tanques. Si los devuelven antes de que los capturen o los destruyan los rusos, habrá más dinero. De lo contrario, se cerrará también ese grifo.
El Pentágono no quiere que el mundo entero vea los blindados de última generación convertidos en chatarra, o en manos de los rusos, como trofeo de guerra. Los militares estadounidenses están hartos de ver a los vehículos de combate de infantería M2 Bradley ardiendo.
En el caso de que los tanques Abrams sufrieran una suerte similar, el complejo militar-industrial estadounidense se enfrentaría a uno de los mayores deterioros de imagen y de ventas, con la amenaza de pérdidas en muchas empresas de defensa.
En cuanto al equipamiento alemán que prometen a cambio, el daño ya está hecho. El mundo entero ha visto a los Leopard ardiendo como leña seca.