La «Conferencia de Recuperación de Ucrania» es el nombre de la reunión de dos días, celebrada los días 21 y 22 de este mes, para seleccionar a bancos y empresas que pretenden repartirse el pastel de la economía ucraniana de post guerra. A la reunión no fue invitada España, que días antes ya había sido también «expulsada» de las inversiones militares.
El evento de Londres era surrealista, con funcionarios citando el «significativo potencial económico» de la Ucrania devastada. La conferencia se dedicó en parte a la escalada de este conflicto, proporcionando una plataforma para exigir que Rusia pague reparaciones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había anunciado que la reconstrucción de Ucrania se financiaría mediante la expropiación de los 200.000 millones de euros de reservas rusas congeladas por la Unión Europea. Reino Unido, Estados Unidos y Canadá mantienen discusiones similares.
Cualquiera que sea la brecha entre la retórica y la realidad, el evento al menos sirvió para resaltar la relación real entre Ucrania y las potencias de la OTAN. La OTAN había celebrado una conferencia similar el pasado 15 de junio, pero limitada al plano militar, donde precisamente España fue excluida del reparto de las «inversiones» que la Alianza tiene previstas para Ucrania. Si bien la Ministra de Defensa Margarita Robles vetó el acuerdo en esos términos, es obvio que el mismo se ejecutará tarde o temprano.
Ucrania se abre de brazos a los fondos de inversión
Al abrir la «conferencia de recuperación» de esta semana, el primer ministro británico, Rishi Sunak, dijo: «Antes de esta terrible guerra, la economía de Ucrania se estaba convirtiendo en una gran oportunidad de inversión«. Agregó que “la verdad es que esa oportunidad todavía existe hoy”. De hecho, la guerra solo «demostró todo lo que Ucrania tiene y puede ofrecer”, Ucrania está «lista para la inversión» y «el gobierno del presidente Zelensky está comprometido con las reformas para volverse más abierto, más transparente y listo para la inversión», dijo Sunak. Zelensky participó por medio de videoconferencia.
El gobierno conservador de Sunak emitió un comunicado explicando que “la comunidad internacional que participa en la conferencia desea liberar el potencial del sector privado para contribuir a la recuperación de Ucrania”. Anna Bjerde, del Banco Mundial, dijo que Ucrania «tiene un tremendo potencial para convertir una gran parte de sus activos en oportunidades económicas«.
La retórica indica que se ha abierto la veda para reducir costes laborales, así como apropiarse de la infraestructura y los recursos naturales de Ucrania. El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, en representación de Kiev, indicó que esperaban ser «recompensados» por el «esfuerzo» que Ucrania está haciendo para recibir todo este «vendaval inversor».
Shmyhal escribió en en la revista Politico: “Actualmente, Ucrania tiene yacimientos de 21 de los 30 elementos raros que la UE considera materias primas esenciales, las segundas mayores reservas de gas de Europa, 41,3 millones de hectáreas de tierras agrícolas de calidad y uno de los ecosistemas digitales mejor desarrollados. También tiene el elemento más importante, a saber, personas cualificadas, enérgicas y trabajadoras”.
«Todos estos factores, más un paquete de estímulo de varios cientos de miles de millones de dólares, abren una ventana de oportunidad para los inversores extranjeros«. El paquete de medidas no se priva de nada: flexibilización laboral, exenciones impositivas y condiciones de privilegio.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Maroš Šefčovič, llegó a afirmar que Ucrania “podría reemplazar por completo los suministros de Rusia de materias primas críticas para Europa”.
Y continuó: “Ucrania tiene las instalaciones subterráneas de almacenamiento de gas más grandes de Europa: 33 mil millones de metros cúbicos, justo en la frontera con Eslovaquia. El potencial es enorme. Podría ser un activo estratégico muy importante para la seguridad energética de la Unión Europea”.
La guerra de Ucrania es una «ventana de oportunidades»
La UE está cumpliendo sus ambiciones al tener previsto invertir hasta 72.000 millones de euros en Ucrania entre 2024 y 2027. Estados Unidos ha enviado 26.400 millones de dólares en apoyo financiero. Gran Bretaña aprovechó la conferencia de esta semana para anunciar 3.000 millones en garantías de préstamos del Banco Mundial; y el Fondo Monetario Internacional (FMI) está proporcionando 15.000 millones durante cuatro años.
Si bien algunos de esos fondos son subvenciones, la mayoría son préstamos, que se suman a la carga de la deuda de Ucrania: su deuda externa total ahora supera los 70.000 millones de dólares, según el ministerio de finanzas del país. Ucrania realizará pagos de más de 3.000 millones de dólares en esa deuda este año, a pesar de un congelamiento acordado de dos años de la deuda internacional por valor de 20.000 millones de dólares, y se esperan otros 10.000 millones de dólares en 2024.
Estos fondos también están destinados a abrir Ucrania a empresas estadounidenses y europeas. El subsecretario de Estado de Estados Unidos, José Fernández, dijo a principios de este año: “Las ideas frescas y audaces del sector privado serán más importantes que nunca en Ucrania”.
Hablando en la conferencia de recuperación, Sunak anunció la creación del Pacto Empresarial de Ucrania “para el compromiso del sector privado para apoyar la recuperación y reconstrucción de Ucrania”. Agregó que «más de 400 empresas de 38 países, con una capitalización de mercado combinada de 4,9 billones de dólares, ya se han registrado». Entre ellas están Blackrock o el banco JPMorgan.
España no percibirá ni un euro
España, parte activa de la política de sanciones contra Rusia y una de las más perjudicadas a nivel económico, no obtendrá ningún rédito por este «sacrificio». El hundimiento económico español será gratuito.
Aparte de que no hay empresas españolas entre las firmantes de este «pacto empresarial» de Londres, tampoco hay firmas de este país entre las empresas proveedoras de la OTAN, organismo que a raíz de la guerra de Ucrania está redefiniendo sus inversiones.
En plena carrera armamentística por la guerra de Ucrania, que ha mermado los arsenales de los países de la OTAN que proporcionan apoyo a Kiev, la Alianza había convocado el 15 de junio a 25 empresas de 14 países (la organización militar reúne a 31 Estados).
En la lista, de la que la delegación española se enteró el mismo día de la reunión, hay una compañía canadiense, algunas británicas, estadounidenses (en ambos casos quedan fuera de los planes para fomentar la producción de la UE), francesas, dos finlandesas, dos turcas, una croata, una checa o una estonia, por ejemplo, pero ninguna española. También hay una empresa de Suecia, aunque ese país aún no está dentro de la Alianza a falta de la ratificación de Turquía y Hungría.