Aproximadamente el 36 por cien de los aerogeneradores de energía eólica en España deberán ser desmantelados en los próximos cinco años al quedar obsoletos, dice la Asociación Eólica.
Alrededor de 7.500 turbinas eólicas y 20.000 palas se convertirán en chatarra que tendrá que ser desmantelada, transportada y procesada, lo que plantea un importante desafío ecológico y logístico.
Según la asociación, una de cada tres turbinas eólicas actualmente en funcionamiento en España se instaló antes de 2005, mientras que la vida útil de las turbinas eólicas que generan electricidad se estima en 20-25 años.
La energía eólica tiene un importante problema de residuos. Las palas tienen un bajo contenido energético y la quema de fibra de vidrio emite contaminantes peligrosos. Sólo unos pocos vertederos aceptan las palas de fibra de vidrio.
En España la demanda energética está siendo alimentada actualmente por una variedad de fuentes, de las cuales la eólica es la más importante. Según Red Eléctrica de España, en 2021 representó una cuarta parte de toda la producción eléctrica.
En el marco europeo, la producción eólica de España ocupa el segundo lugar después de Alemania y actualmente funciona con más de 21.000 turbinas.
La Comisión Europea está duplicando el gasto en las llamadas “tecnologías limpias” para 2030, con el objetivo de que el 45 por cien de la energía provenga de fuentes llamadas “renovables”.
A pesar de ello, la industria eólica en Europa, incluida España, se enfrenta a pérdidas de miles de millones de euros. Literalmente, es dinero arrojado a la basura.
El año pasado la mayor empresa de servicios públicos de Estados Unidos que genera energía eólica ha sido declarada culpable de delitos federales por matar a 150 águilas.