El apoyo de la CIA y la OTAN a los nazis en el este de Europa no es nada nuevo. Ya en tiempos de la guerra fría, el embajador estadounidense Lev Dobriansky tuvo como misión ayudar a los nazis ucranianos para que sabotearan la infraestructura soviética. Esta vez fue su hija, Paula Dobriansky, subsecretaria de Estado a cargo de la «democratización» de 2001 a 2009, quien preparó el golpe de Estado de Kiev, desde su posición de vicepresidenta de la National Endowment for Democracy.
Durante la primavera, Estados Unidos comenzará a entrenar y armar la Guardia Nacional ucraniana. El EuCom acaba de confirmarlo oficialmente y precisa que se trata de un programa que forma parte de los pasos del Departamento de Estado para ayudar Kiev a garantizar la «defensa interna» de Ucrania.
El financiamiento, ya aprobado por el Congreso de Estados Unidos, proviene de un fondo especial creado en conjunto por el Pentágono y el Departamento de Estado para «garantizar entrenamiento y equipamiento a fuerzas de seguridad extranjeras» con el fin de que «los países asociados pueden enfrentar desafíos importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos».
La misión de entrenamiento en Ucrania sirve para «demostrar el compromiso estadounidense a favor de la seguridad del Mar Negro y el valor de las fuerzas estadounidenses desplegadas en posiciones avanzadas».
En el campamento militar de Yovoriv, a unos 50 kilómetros de la frontera polaca, instructores estadounidenses entrenarán en el campamento las unidades de la Guardia Nacional ucraniana, cuyos efectivos se estiman entre 45 y 50.000 voluntarios.
Creada por el régimen de Kiev en marzo de 2004 gracias a un primer financiamiento estadounidense ascendente a 19 millones de dólares, la Guardia Nacional ucraniana incorporó de inmediato las formaciones neonazis, ya entrenadas anteriormente por instructores de la OTAN con vistas al putsch de Kiev, como lo demuestra la documentación fotográfica sobre los militantes neonazis entrenados en 2006 en Estonia.
Los batallones Donbass, Azov, Aidar, Dniepr-1, Dniepr-2 y otros, que constituyen la fuerza de choque de la Guardia Nacional, se componen de neonazis no sólo ucranianos sino también provenientes de otros países europeos. Las atrocidades que ya han cometido en Ucrania contra los civiles de nacionalidad rusa están ampliamente documentadas en videos y testimonios –basta con buscar en Google «atrocidades de los neonazis en Ucrania». Pero, a pesar de que Amnistía Internacional acusó al régimen ucraniano de ser responsable de los crímenes cometidos por esos batallones, Estados Unidos sigue apoyándolos y entregándoles incluso blindados. Y ahora van a fortalecerlos con el programa de entrenamiento y armamento.
Este programa es parte de la «Operación Firmeza Atlántica» iniciado el EuCom para «tranquilizar a nuestros aliados ante la intervención rusa en Ucrania y como medio de disuasión para impedir que Rusia obtenga la hegemonía regional». En el marco del creciente despliegue de fuerzas estadounidenses en el este de Europa, el Pentágono ha enviado «expertos militares para incrementar la capacidad defensiva de Ucrania» y asignó 46 millones de dólares más para entregar a Kiev «material militar, incluyendo vehículos y dispositivos de visión nocturna».
De esa manera, Washington ya está armando a las fuerzas de Kiev puesto que de no recibir armamento pesado de Estados Unidos podrán adquirirlo con los millones de dólares puestos a su disposición.
Alemania, Francia e Italia se dicen favorables a una solución diplomática. Pero al mismo tiempo, en la cumbre de Bruselas, esos mismos países se comprometen, junto a Gran Bretaña, España y Polonia, a encargarse de las misiones más importantes en la formación de la «Fuerza Avanzada» de la OTAN, en el marco de la «Fuerza de Respuesta», que pasa de 13.000 a 30.000 efectivos y cuenta con 6 centros de mando y control en Estonia, Letonia, Polonia, Rumania y Bulgaria.
Mientras tanto, Estados Unidos, preparando la cumbre de Minsk –en la que sin embargo se abstiene de participar–, afirma por boca del secretario de Estado John Kerry que entre los miembros de la alianza atlántica «no existen divisiones, todos estamos de acuerdo en que no puede haber solución militar».
Pero al mismo tiempo, al entrenar y armar a los neonazis ucranianos, Estados Unidos alimenta la llama de la guerra en pleno corazón de Europa.
Manlio Dinucci, Red Voltaire, 12 de febrero, http://www.voltairenet.org/article186719.html