En el año 586 antes de nuestra era, es decir, hace unos 3.000 años el rey de Babilonia Nabucodonosor deportó a los judíos a Mesopotamia después de derrotarles militarmente. Luego Babilonia fue sometida al Imperio Persa y los antiguos deportados judíos se conviertieron en un sector muy influyente, hasta el punto de que un reino kurdo, Abiadene, se convirtió al judaísmo en el siglo I de nuestra era. Después los kurdos se convirtieron al cristianismo, después al islamismo… Todo dependió siempre de intereses que tenían que ver más con la tierra que con el cielo.
Después de la Segunda Guerra Mudial y la formación del Estado de Israel, uno de los objetivos militares más importantes de Tel Aviv fue la destrucción de Irak y la conquista de Kurdistán, un empeño en el que no cejó nunca. Durante el invierno de 1950 a 1951 organizó la operación «Ezra y Nehemiah» para trasladar en masa a Palestina a los judíos kurdos originarios de Irak, donde suman actualmente una comunidad de 200.000 habitantes que habla un dialecto del antiguo arameo.
Israel también estimuló los levantamientos de los independentistas kurdos, utilizando al régimen del Sha como plataforma de agresión. Hacia 1963 el apoyo israelí a los independentistas kurdos adquirió un carácter masivo, con el envío de consejeros militares.
En 1967 durante la Guerra de los Seis Días, para ayudar a Israel los kurdos organizaron una sublevación. El dirigente kurdo Mustafá Barzani se trasladó entonces a Israel para entrevistarse con el presidente Zalmar y el ministro de Defensa Moshe Dayan. Los kurdos lograron obstaculizar la movilización del ejército irakí en ayuda de Egipto y Siria contra Israel. En agradecimiento, Israel entregó a los kurdos el armamento soviético que obtuvo en el campo de batalla. Barzani reconoció que había recibido varios millones de dólares de Israel para financiar la revuelta kurda. Las fotos de la colaboración israelo-kurda revuelven los estómagos mejor asentados (1).
Una vez que el imperialismo destruyó Irak brutalmente, creando en su lugar un reino de taifas, los kurdos lograron una cierta autonomía, hasta el punto de que a finales de abril de 2004 algunas agencias de noticias anunciaron que capitalistas judíos estaban comprando tierras en le norte de Kurdistán y que estaba a punto de abrirse un puente aéreo de Kurdistán a Tel Aviv.
Dos años después la BBC informaba de que Israel había enviado instructores de las fuerzas especiales a Kurdistán para entrenar a dos unidades militares kurdas. La primera era una fuerza encargada de proteger el aeropuerto de Hawler, junto a Erbil, que está a medio camino entre Israel y sus objetivos militares en Irán. La otra se transformaría en una fuerza de élite de las autoridades independentistas.
La operación se llevó a cabo a través de un contratista privado de seguridad, la empresa de Interop, especializada en consultoría de seguridad. Uno de sus fundadores es Danny Yatom, un antiguo director del Mossad. Para disimular su origen, sobre el terreno Interop se presentó con la cobertura de dos empresas suizas: Kudo y Colosium.
En los años 2004-2005, Interop estuvo dirigida por Schlomi Michaels, un antiguo oficial de los servicios secretos israelíes. Además Israel ha suministrado a los kurdos 150 millones de dólares de equipos de comunicaciones y seguridad.
Naturalmente, el apoyo israelí ni es puramente sentimental, ni tiene sólo una expicación estratégica y militar. Tel Aviv se interesa también por dos materias primas vitales para ellos: el agua y el petróleo. Existe ya un proyecto para tender sendas tuberías a través de Jordania.
Los mensajes publicados por Wikileaks demuestran que los vínculos de Kurdistán con Israel alcanzan cotas aún más preocupantes: en los ataques llevados a cabo por comandos israelíes contra centrales nucleares irakíes participaron unidades kurdas. La información se obtuvo a través de Statfor, la empresa privada que sirve de pantalla a la CIA, y fue validada por el diario israelí Haaretz hace 10 años.
Hay otros indicios que conducen sobre esa pista. El Mossad ha ejecutado, directa o indirectamente, a cinco científicos nucleares iraníes, como Ahmadi Roshan, que fue asesinado en Teherán el 11 de enero de 2004. Pues bien, al mes siguiente la cadena NBC admitió que Israel había contratado los servicios de la organización iraní MEK, Mujahidin-e-Khalq, para asesinarlos.
La MEK, Organización de los Mujahidines del Pueblo de Irán, es un antiguo movimiento guerrillero que luchó contra el régimen del Sha. Tras la agresión imperialista de 2003 fueron perseguidos inicialmente y, aunque lograron trasladar sus bases a Irak, empezaron a colaborar con Israel contra Saddam Hussein, momento a partir del cual los imperialistas les borraron del listado de organizaciones terroristas.
Las zonas kurdas de Irak se han convertido en una de las bases de apoyo fundamentales de Israel, con el beneplácito y la cobertura de los «autonomistas» kurdos. En un artículo titulado «The Kurds and Israel: Straws the wind» el diario Jersusalem Post propuso en febrero una cooperación entre Israel y el nuevo Estado kurdo para crear una «fuerza política» en Oriente Medio (2).
El mes pasado el dirigente del PDK y presidente del Parlamento kurdo, Massud Barzani, se mostró dispuesto a abrir un consulado israelí en la región que ocupa en el norte de Irak y advirtió a los palestinos que viven en Irak que se abstengan de empreder acciones que calificó de «terroristas».
Hace unos días el antiguo dirigente de la seguridad israelí, Avi Akhtar, reconoció durante una conferencia de prensa en Tel Aviv que a Israel le interesa la división de Irak y que su objetivo estratégico es que el país no vuelva a alinearse con los países árabes, así como crear un Estado kurdo en Kirkuk, junto a los pozos de petróleo que controlan los independentistas y que están exportando sin autorización del gobierno de Bagdad. El destino del petróleo kurdo es Israel.
La semana pasada el primer ministro israelí Netanyahu volvió a mostrarse abiertamente partidario de la creación de un Estado independiente de Kurdistán: «Debemos […] apoyar la aspiración de los kurdos a la independencia», dijo. Los kurdos «son un pueblo de luchadores que han dado prueba de su compromiso político, su moderación política y merecen que se les de la independencia política».
Era cuestión de tiempo que se oyera la palabra mágica: traición. La pronunció el martes pasado un diputado chiita que, además, calificó a Barzani como «agente» de Israel. En Irak los kurdos son otro buen ejemplo de un movimiento nacional que no lucha contra el imperialismo sino que forma parte de él.
(2) http://www.jpost.com/Experts/The-Kurds-and-Israel-Straws-in-the-wind-361248
Todo es valido a la hora de luchar contra los nazis antisemitas. Los kurdos han sido largamente oprimidos y asesinados por los. Demonios arabes y turcos.
Los únicos nazis sois los sionistas y vuestros aliados. Sois la mayor escoria que ha habitado este mundo
¿Vale todo? ¿A quién le vale todo?
¿Demonios? ¡Demonios!
Revelaciones del PKK sobre la ofensiva del EIIL y la creación del «Kurdistán»
voltairenet.org/article184658.html