Starlink se vende al mejor postor. Está al servicio de los nazis en Ucrania y de los yihadistas en el Sahel. La empresa de satélites de Elon Musk lleva a una carrera meteórica en África, donde ha implementado con éxito una estrategia de expansión. Está presente en 24 países y aspira a ampliar su alcance a 20 nuevos mercados antes de que finalice este año.
En al menos cinco de los 16 países africanos donde el servicio está disponible. La suscripción a Starlink es más barata que la del principal proveedor de internet fijo. Para el año que viene es probable que cinco nuevos países se interesen por el servicio. La ampliación debería permitir al proveedor de servicios de internet satelital cubrir potencialmente casi todo el Continente Negro.
En África, donde la tasa de penetración de internet sigue siendo inferior (43 por cien) a la media mundial (68 por cien), prospera un auténtico mercado negro gracias a las redes satelitales. En el Sahel permiten que las unidades terroristas puedan comunicarse en las zonas que ocupan. Recurren a Starlink para difundir su propaganda a través de las redes sociales, así como para mostrar sus decapitaciones. Gracias a los contenidos difundidos por Elon Musk, los movimientos afiliados a Al Qaeda también explotan las reivindicaciones regionales y étnicas.
En respuesta al uso de Starlink por parte de los diferentes grupos terroristas, los países de la región se han visto obligados a introducir restricciones a las comunicaciones por satélite. Entre ellos se encuentran Libia y Sudán. Chad, Mali y Nigeria han seguido el ejemplo, especialmente afectados por el uso de Starlink por parte de contrabandistas y organizaciones criminales.
El año pasado el gobierno maliense anunció que había detectado el uso no autorizado de Starlink en el norte y el este del país, dos regiones son particularmente vulnerables a las actividades de grupos yihadistas y tuaregs.
A finales de julio del año pasado, la red Starlink desempeñó un papel importante durante la emboscada de Tinzauaten, que duró tres días. Durante la batalla, que enfrentó al ejército regular y a las tropas rusas con una alianza de grupos armados predominantemente tuaregs que operaban en el norte de Malí, los rebeldes utilizaron Starlink para mantener una comunicación segura entre sus unidades.
La red de Elon Musk también favorece la difusión de las últimas noticias en redes sociales, lo que amplificó las iniciativas de comunicación de esta coalición de grupos tuaregs.
Por la misma época, soldados nigerianos se incautaron de un terminal Starlink durante una redada del ejército en el bosque de Sambisa, una ciudad al noreste del país. Durante el transporte, los equipos Starlink se esconden en almacenes o viviendas antes de ser enviados a otros destinos para ocultar su rastro.
Los equipos constan de pequeños componentes, como la antena parabólica, una fuente de alimentación, cables, una estación base y un enrutador inalámbrico. Para evitar ser detectados, los traficantes desmontan los equipos antes de disimuarlos en cualquier escondite y transportarlos. Eso dificulta su detección en los registros y las aduanas.
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