Es la primera vez desde el franquismo que el Gobierno introduce abiertamente, y de manera legal y oficial, la hipótesis de la «influencia» en la libertad de prensa y el derecho a la información, como forma de «contrarrestar» lo que llama «estrategias de desinformación».
Foto: Paz Esteban, actual directora del Centro Nacional de Inteligencia
El gobierno del PSOE y Podemos ha aprobado en el BOE de 31 de diciembre de 2021, quizá el menos leído del año, una Estrategia de Seguridad Nacional en forma de Real Decreto que incluye entre su «mapa de riesgos» las llamadas «campañas de desinformación».
A partir de ahora, será el Gobierno, mediante este decreto, quien llevará a cabo un seguimiento de las publicaciones y determinará qué informaciones son ciertas y cuáles no. En la práctica supone un regreso a la extinta Ley de Prensa e Imprenta de 1966, que si bien suprimió la censura previa sobre los medios de comunicación, sí autorizaba un «examen» posterior.
La norma reconoce que «el ámbito cognitivo es un espacio más en el que ejercer influencia, que se suma a los tradicionales ámbitos físicos: terrestre, marítimo y aéreo«, elaborando así un plan que «contrarreste» lo que el gobierno signe como «desinformación». Además, incluye la tarea de establecer una colaboración «público-privada» con medios afines y con proveedores de redes sociales para que ejerzan una auténtica censura delegada.
Dicho de otro modo, serán empresas como Newtral, Google, Maldita o las filiales de las grandes corporaciones de la comunicación quienes ejerzan esa censura, puesto que serán éstas las que definan qué es información y qué no lo es.
La gravedad de esta medida, que afecta a cualquier publicación como MPR21, es que asimila «información veraz» a «información verificada», de tal manera que una publicación que esté fuera de la órbita de lo que el Gobierno apruebe nunca podrá dar «información verificada». Como consecuencia, abre la veda para que prensa y medios de comunicación social no se les permita reproducir las informaciones y opiniones de grupos opuestos a las narrativas oficiales.
La práctica de censurar todo aquello que no sea «oficial» realmente no es nueva, pero nunca había sido implantado abiertamente desde la derogación de la legislación fascista, ya que esto imprime una «presunción de veracidad» a todos los comunicados oficiales (como si el Estado no mintiera nunca) y de medios corporativos y una «presunción de falsedad» a lo que no lo sea.
Esta medida confirma las recientes acusaciones del Dr. Robert Malone contra varios gobiernos del mundo sobre la «psicosis de formación masiva» en el contexto de la pandemia de COVID-19. En Reino Unido, las autoridades han admitido recientemente haber utilizado métodos «totalitarios» de «control mental» para infundir miedo en la población. Curiosamente, y como prueba irónica de esta censura que el gobierno español ha oficializado, uno de los portales «expertos» en desinformación como Newtral señaló también a este virólogo e investigador de las vacunas ARNm como «desinformador» y Google sólo resalta desde hace varios meses publicaciones de contenido negativo sobre Malone.
En Canadá, el ejército también admitió haber lanzado una campaña de operaciones psicológicas contra su propia gente con el fin de manipularlos para que cumplan con las restricciones y mandatos contra COVID-19. «Los líderes militares canadienses vieron la pandemia como una oportunidad única para probar técnicas de propaganda en un público desprevenido», informó en su día la prensa canadiense. Un informe oficial llegó a reconocer que el plan ideado por el Comando de Operaciones Conjuntas de Canadá se basó en técnicas de propaganda similares a las empleadas durante la guerra de Afganistán.
En una reciente conferencia, Malone hizo una comparativa de las similitudes que encontraba en el actual contexto pandémico con el ascenso del fascismo en la Alemania de los años 30.
“¿Qué diablos le pasó a Alemania en los años 20 y 30? población muy inteligente, altamente educada, y se volvieron locos. ¿Y cómo sucedió eso?«, preguntaba Malone.
«La respuesta es la psicosis de formación masiva», mediante técnicas de propaganda y guerra psicológica que hoy han cobrado plena vigencia y que, desde el 31 de diciembre de 2021, son legales y oficiales en España, y dónde será el Centro Nacional de Inteligencia quien asuma el control de esta nueva censura, como ya denunciamos meses atrás en este mismo medio.