El PNV también apoya a los golpistas venezolanos

Ortúzar, del PNV, en compañía de Julio Borges
Llama poderosamente la atención la doble vara de medir que tiene el Partido Nacionalista Vasco (PNV), también conocido como Partido del Negocio Vasco. Si se escucha a sus dirigentes parece que son grandes defensores de la paz, acérrimos enemigos de la violencia. Pero ¿son realmente lo que se empeñan en parecer? De eso nada de nada. Y existen muchísimos ejemplos que certifican cómo su anhelo de paz varía según se muevan intereses.

La violencia que habitualmente ejerce su policía, por ejemplo (ésta trabaja por los intereses de la burguesía vasca y del Estado español, aunque la financiemos entre todos y todas), nunca la ve mal. Para la dirigencia del PNV la abertura de las cabezas y las contusiones de los cuerpos de los trabajadores y trabajadoras que reclaman una vida digna siempre es justa y proporcionada.

Así se comporta en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), que es la que gobierna. Pero podemos dar un salto en lo geográfico y llegar al otro lado del océano Atlántico; concretamente a Venezuela, donde gente de peso dentro del PNV tiene grandes intereses económicos.

Todo el mundo sabe que la oposición ultraderechista al legítimo Gobierno Bolivariano de Nicolás Maduro ejerce la violencia de manera brutal, un día sí otro también. Esta ha generado cientos de personas muertas (algunas de ellas por ser quemadas vivas) y grandes pérdidas económicas y materiales a la nación latinoamericana.

Y he aquí que el PNV, que siempre se ha posicionado a favor de los golpistas (apoya abiertamente a Juan Guaidó) y de los partidos políticos que han instigado y ejercido la citada destrucción en las calles de Venezuela, nunca ha condenado dicha violencia. Es más, de alguna manera hasta la ha alentado y la alienta.

Recordemos que en noviembre del pasado año, por ejemplo, Julio Borges, prófugo de la Justicia venezolana y presunto autor intelectual del intento de asesinato del presidente Maduro, además de instigador de la violencia en las calles de Caracas (las llamadas guarimbas) que, como hemos señalado, provocó tantas muertes, fue invitado a Sabin Etxea (Bilbao) para dar una conferencia y fue “paseado” por diferentes instituciones vascas de la mano de los jeltzales.

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar con el con el presunto autor intelectual del intento de asesinato del presidente Maduro y prófugo de la Justicia, Julio Borges, en una reciente visita a Bilbao

Por otra parte, también se conoce la presión que los jeltzales ejercen (fundamentalmente Iñaki Anasagasti) para que Leopoldo López, golpista y responsable de 43 muertes, sea puesto libertad.

Este comportamiento del PNV choca frontalmente con su actitud en el territorio que gobierna. En Euskal Herria ya desapareció la violencia revolucionaria ejercida por ETA, la misma que el PNV condenó y combatió hasta la saciedad. Pero desaparecida ésta, al PNV le molesta incluso las pintadas que muy de vez en cuando aparecen en las paredes de algunas de sus sedes. Fíjense que insignificancia si lo comparamos con la tremenda violencia que ejercen sus aliados en Venezuela y el PNV justifica desde Euskal Herria.

Hace unos días, tras la muerte de Oier Gómez, ex preso de ETA que fue excarcelado muy a última hora por sufrir una enfermedad incurable, aparecieron unas pintadas en varias sedes del PNV (los jeltzales las llaman “actos vandálicos”). Conviene recordar que el partido que gobierna la CAV apoyó en su día la dispersión de los presos.

Como cabía esperar, éste partido condenó dichas pintadas (¿se creerán jueces para vomitar tantas condenas?) y exigieron el cese inmediato de esas acciones.

Lo hicieron a través de un comunicado, en el que decían también que “Amenazas de este tipo son siempre inaceptables, aún más en 2019, cuando la sociedad vasca ha dejado atrás, hace años ya, esta clase de manifestaciones y actitudes violentas” […] “aunque es legítimo reivindicar la democracia, los derechos de los presos y cualquier otra cuestión política”, no debe hacerse mediante “acciones tan antidemocráticas como son las pintadas en sedes de partidos”.

Obsérvese como cambia el cuento. Para el PNV las reivindicaciones en el Estado español no deben hacerse mediante “acciones tan antidemocráticas como son las pintadas en sedes de partidos”.

En cambio en Venezuela no importa que las reivindicaciones se lleven a cabo a través de múltiples asesinatos en las calles por sus defendidos guarimberos, mediante el intento de asesinato del presidente legitimo, o, simplemente, con el golpe de Estado que ésta en marcha ahora mismo en la patria de Bolívar dirigido por el imperialismo yanqui y que el PNV apoya de manera incondicional. ¡Cuánto cinismo y cuánta hipocresía la de éstos señores y éstas señoras del Partido del Negocio Vasco!

El PNV no es partido realmente pacifista. Con su inhumana actitud demuestran que la violencia sólo les molesta si se ejerce en contra de sus espurios intereses.

https://baragua.wordpress.com/2019/02/01/al-pnv-no-le-gusta-la-violencia-excepto-la-que-ejerce-su-policia-y-la-ultraderecha-venezolana/



En mayo de 2017 el joven de 21 años Orlando Figuera fue quemado vivo por la oposición venezolana porque creyeron que era chavista

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