La Fundación Rockefeller financió la creación de Institutos que llamaron “de Investigación Social” en las Universidades de Princeton y Stanford, así como de la Nueva Escuela de Investigación Social con la misión de analizar las transmisiones de radio de onda corta procedentes del extranjero.
Su nacimiento cumplió dos objetivos principales. El primero fue el de preparar a la población de Estados Unidos para la entrada en la Segunda Guerra Mundial y el segundo fue el de suprimir la oposición que crecía en Latinoamérica ante las políticas imperialistas procedentes de Washington.
Los incipientes estudios partieron de autores como Harold Laswell, un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Chicago que participó en la campaña propagandística de la Primera Guerra Mundial.
Otro profesor universitario pionero en este tipo de investigaciones fue el sicólogo Hadley Cantril, que fue compañero de habitación de Nelson Rockefeller cuando ambos estudiaban en Darmouth a finales de los años veinte.
Entonces Rockefeller era un colaborador muy próximo de Roosvelt. Supervisaba la oficina del coordinador de asuntos inter-americanos del Departamento de Estado, una sección de la inteligencia estadounidense cuya principal actividad consistía en iniciar operaciones de guerra sicológica en Latinoamérica. Una de las preocupaciones más importantes de Rockefeller era la de controlar el estado de la opinión pública en Latinoamérica, donde pretendía defender sus intereses bancarios y petrolíferos.
Rockefeller creía que la penetración en el mundo capitalista se lograba más fácilmente mediante la influencia que mediante el empleo de la fuerza. Para ello había que conocer en cada momento el estado de lo que desde entonces empezaron a llamar “opinión pública”.
Cantril se doctoró en sicología en Harvard y en 1935 escribió en colaboración con Gordon Allport, su director de tesis, un libro pionero, cuyo título lo dice todo: “Sicología de la radio”. En esta obra Cantril y Allport sostenían que la radio es “un medio de comunicación completamente nuevo, primordial como instrumento de control social, e histórico por su influencia sobre el paisaje intelectual de la humanidad”.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Cantril colaboró con los capitalistas estadounidenses suministrando las modernas técnicas de medida y control de la “opinión pública”, tales como sondeos y encuestas, típicos del empirismo anglosajón.
Esta obra influyó en John Marshall, responsable de la sección de ciencias humanas de la Fundación Rockefeller, que le encargó convencer a los medios de comunicación de la época, como CBS y NBC, para que incluyeran más contenidos educativos en su programación, hasta entonces centrada casi exclusivamente en atraer publicidad. Para lograrlo, la Fundación financió la creación de asociaciones en el seno de las grandes cadenas de difusión.
Con 67.000 dólares Rockefeller le financió a Marshall el Proyecto de Radio Princeton durante dos años dentro de la Universidad. En dicho Proyecto Cantril estudió la influencia de la radio sobre la población. En 1938 Cantril se convirtió en uno de los redactores que fundaron la revista “Public Opinion Quarterly”, también financiada por Rockefeller y estrechamente vinculada a las operaciones de guerra sicológica del imperialismo tras la Segunda Guerra Mundial.
Cuando la empresa de Pinceton inició sus actividades, el director de investigación de la CBS, Frank Stanton, que también era un sicólogo cercano a Rockefeller, fue nombrado director de investigación del Proyecto de Radio Princeton, aunque desempeñó un papel secundario de director asociado por su posición dentro de CBS.
En aquella época Paul Lazersfeld, un emigrante austriaco experto en ciencias sociales, fue reclutado para sumarse al equipo de Cantril. De este modo, Cantril, Stanton y Lazersfeld se asociaron en una investigación a largo plazo sobre las técnicas de persuasión.
El experimento más conocido que llevaron a cabo fue la emisión el 30 de octubre de 1938 a través de la CBS de la adaptación que hizo Orson Welles de “La Guerra de los Mundos” de H.G.Wells para la radio. Lazersfeld pidió a Stanton que la CBS financiara la emisión y resultó un acontecimiento particularmente ilustrativo para estudiar las reacciones de los oyentes al primer acto de persuasión de masas de la historia de la humanidad. Durante los meses que siguieron a la emisión, se fueron recogiendo los testimonios de los oyentes, que luego Stanton transmitió a la CBS antes de que fueran analizados en 1940 en un estudio publicado por Cantril, titulado “La invasión de Marte, un estudio de la sicología del pánico”.
La Fundación Rockefeller destacó la falta de estudios universitarios previos sobre la manera de crear y manipular la “opinión pública”, especialmente en relación con la guerra imperialista. El informe de la Fundación de 1939 decía que “la guerra de Europa ofrece a esos países la oportunidad única de estudiar el desarrollo de la opinión pública, los cambios que le afectan en función del contexto y los motivos de dichos cambios”.