‘El libre comercio no es una religión’

Los capitales occidentales ya no saben cómo contener la avalancha de empresas chinas que se instalan delante de sus narices, acaparando los centros comerciales más conocidos de las grandes capitales y apoderándose de las redes de distribución.

Los casos de Huawei, TikTok, Nexperia y DJI han sido los más conocidos, pero no los únicos. Los chinos se apoderan de las marcas e incluso de los edificios del centro de las grandes capitales occidentales. Ahora le llega el turno al centro mismo de la moda, como París y sus emblemáticas Galerías Lafayette.

La marca comercial Galeries Lafayette y los grandes almacenes BHV están gestionados por la Société des Grands Magasins (SGM). Se trata de empresas tradicionales y prestigiosas: moda francesa, calidad, lujo, desfiles y elegancia tradicional.

Es pura fachada. Las marcas francesas están en la ruina. Necesitaban aliviar sus deudas, por lo que aceptaron ceder sus instalaciones y sus marcas para ponerlas al servicio de la cadena china Shein. El miércoles la empresa china abrió en París su primera tienda física permanente en Europa, con el proyecto de expandirse a otras cinco tiendas en otras tantas ciudades francesas.

Es un intento de revitalizar sus centros comerciales, que enfrentan dificultades financieras, y generar un impacto publicitario.

El martes se rompió la baraja gracias a una espectacular campaña. Esta vez el pretexto no es la “seguridad nacional“, pero es igualmente ridículo: Shein vende muñecas sexuales con apariencia infantil y el escándalo mediático está servido.

La fiscalía de París abre una investigación contra la empresa china, similar a otra ya en curso contra AliExpress. El miércoles la gendarmería detiene a un hombre que compró una de esas muñecas por internet.

La empresa china devalua una marca comercial “prestigiosa” porque vende en línea, lo que supone un cambio en el modelo de negocio. Las Galerías son un sitio para “ir de compras”, no para que te lleven las compras a casa.

Las tiendas deberían haber cambiado de cartel de la fachada el miércoles, aunque el día anterior ambas partes anunciaron la ruptura. La marca comercial Galerías Lafayette se retira y el holding SGM seguirá explotando las tiendas bajo una nueva identidad, que se dará a conocer próximamente.

Pero el conflicto no es sólo comercial, ni tampooco privado, y por eso el gobierno francés ha metido las narices en contra la empresa china, iniciando varios procesos judiciales.

El jueves salió a la palestra el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Noel Barrot, pidiendo auxilio a la Comisión Europea: debe sancionar a la empresa china porque “incumple claramente las normas europeas“.

Por si la campaña no fuera suficiente, al ministro se le ocurrió otro argumento más: las tiendas Shein destruyen el pequeño comercio. “Si dejamos que suceda, veremos desaparecer las pequeñas tiendas de nuestros centros urbanos y de nuestros pueblos y será la muerte de nuestros pueblos y aldeas”, dijo, aunque se le olvidó decir que ocurre lo mismo con otras empresas de venta en línea, como Amazon.

El ministro de Economía, Roland Lescure, también ha saltado al ruedo, denunciando la “invasión comercial de un mercado que permanece abierto y debe protegerse”. Su charlatanería suena a novedosa: “El libre comercio no es una religión, sino un conjunto de reglas de mercado que solo funcionan si todos las respetan. Y aquí en Europa, somos los últimos en hacerlo”, lamentó el ministro, quien se escudó en la protección de los niños y -sobre todo- de la industria.

Lescure ha repasado el catálogo de ventas de la empresa, donde ha encontrado un poco de todo: resulta que Shein también vende armas que ya han servido para cometer crímenes.

El ministro del Interior, Laurent Nuñez, no podían faltar a una cita así y ha interpuesto una demanda para solicitar el bloqueo de la página web de la empresa china, “para detener definitivamente el grave daño al orden público causado por las deficiencias de Shein”.

El acoso es espectacular. La empresa china es objeto de dos procedimientos de suspensión, iniciados por el primer ministro Sebastien Lecornu para exigirle que retire las armas, “en las próximas 48 horas”.

Pero a pesar de la insistente campaña en contra, cuando el miércoles se abrieron las puertas de la tienda, la asistencia de público se multiplicó, formándose largas colas para poder entrar.

Así funcionan las tiendas reales y las virtuales: los ministros dicen una cosa, pero los clientes van en la dirección contraria.

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