Antes de dejar la Casa Blanca, Biden firmó un “indulto preventivo y retroactivo” en favor de Anthony Fauci, para proteger a uno de los principales responsables de las draconianas medidas aprobadas en 2020 con el pretexto de la pandemia.
Formalmente Fauci no ha sido condenado por cometer ningún delito, por lo que se trata de una medida muy extraña en la cultura jurídica occidental. El indulto de Fauci es una patente de corso que le pone al nivel de los monarcas absolutos, como los españoles. Están por encima del bien y del mal. No se les puede juzgar, cualquiera que sea el crimen que cometan.
Fauci es el prototipo del “experto” moderno. En Estados Unidos le llamaban “Señor Ciencia” durante la pandemia y él mismo dijo que quien le atacaba a él, atacaba a la ciencia. Sin embargo, tan pronto decía una cosa como la contraria. Algunos querían sentarle en el banquillo de los acusados por perjurio, por haber mentido en una declaración ante el Congreso estando bajo juramento.
La característica más imporante de los seudocientíficos, como Fauci, es que pasan más tiempo en los despachos que en los laboratorios. Durante casi 40 años fue director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, incluso durante la anterior presidencia de Trump y, por lo tanto, durante la pandemia.
“El indulto no constituye una admisión de irregularidades”, dice la revista Newsweek (*), que siempre es capaz de dar una vuelta completa a cualquier historia. Lo único que está claro aquí es que si Biden indulta a Fauci con carácter preventivo y retroactivo es porque en la pandemia casi todo huele a podrido y el tiempo va dando la razón a los llamados “negacionistas” de una manera cada vez más clara.
Por eso Fauci permanece escondido y escoltado. No tiene miedo a ser juzgado, pero sí a ser asesinado. Su indulto “alimenta las sospechas y proporciona más razones para que el público dude de la versión oficial de los orígenes de la pandemia”.
La “explicación” de Newsweek sigue las tesis de los republicanos: existió una enfermedad que fue causada por un virus artificial que se fabricó en un laboratorio en Wuhan financiado con fondos estadounidenses y, más en concreto, por Fauci.
La tesis de los republicanos aparece en un informe de 2021 y se ampara en lo que considera una “amplia evidencia”, cuando no existe absolutamente nada que pueda sostener esa relación de causalidad.
Según Newsweek, sin embargo, el hecho de que el indulto se retrotraiga hasta 2014, seis años antes del inicio de la pandemia, probaría la conexión con el laboratorio de Wuhan, que ejerció el papel de foco de propagación hacia todo el mundo. La fecha de 2014 no es ninguna casualidad, en efecto, porque Fauci empezó a financiar el laboratorio chino aquel año.
No obstante, hay un aspecto en el que Fauci tiene plena razón: es “molecularmente imposible” que los virus modificados en Wuhan hayan causado esa enfermedad que en 2020 se bautizó como “covid”. Pero a Fauci le quedaba por explicar muchas cosas más: si había otro virus, modificado o no, capaz de causarla, si es necesario algún virus para que aparezca y si esa enfermedad que llaman “covid” apareció en 2020 o era algo conocido desde mucho tiempo antes.
En consecuencia, también tiene razón Ralph Baric, un científico estadounidense que trabajó en 2015 en el Instituto de Wuhan en un estudio sobre los virus de los murciélagos, cuando dijo al Washington Post que ninguno de los virus estudiados en aquel laboratorio estaba relacionado con el “Sars-CoV-2”, más conocido como “covid-19”.
En definitiva, la pandemia volvió a demostrar un fracaso que se repite desde hace más de cien años: aparece el efecto (enfermedad) sin la causa (virus) y también aparece la causa (virus) sin la enfermedad. La única conclusión que se puede obtener de ahí es que los “expertos” como Fauci no saben lo que es un virus o, por decirlo con otras palabras, cuando un médico te dice es que la enfermedad que le describes está causada por un virus, es porque no conoce la causa.
(*) https://www.newsweek.com/anthony-fauci-pardon-gain-function-covid-china-2018478