El flamenco es un cante popular y, como tal, siempre ha sido un instrumento de reivindicación y de lucha. Desde finales del siglo XVIII las tonás y las soleás, sus primeras expresiones, decían cosas como ésta:
Las lindes del olivar,
anchas pa los don mucho
estrechas pa los don na.
Con la posterior incorporación de la guitarra, comienzan a proliferar los diferentes palos, como las bulerías, que resultan de aumentar el ritmo de la soleá. Surgen también estilos originales creados por el pueblo gitano, como la seguirilla, un estilo de cante muy utilizado para expresar el lamento frente a la explotación.
En el siglo XIX, a través del flamenco, el pueblo expresó su rechazo al absolutismo de los monarcas, el colonialismo de la corona y el servicio militar obligatorio para luchar contra los independentistas americanos. En Cádiz la invasión napoleónica propició la aparición de una familia de cantes nuevos de carácter jovial, cuya muestra principal son las alegrías:
Un baluarte invencible,
fue la Isla de León,
porque con los gaditanos,
no pudo Napoleón.
En la Bahía se respiraban aires de progreso que, por influencia de la Revolución Francesa, defendían la soberanía popular. Así lo expresa otro cante de aquella época, el Mirabrás:
A mi qué me importa
que un rey me culpe
si el pueblo es grande
y me abona.
Voz del pueblo, voz del cielo.
que no hay más ley,
que son las obras.
El contacto con los afro-americanos de las colonias propició el surgimiento de cantes mestizos que relacionaban directamente la baja Andalucía con las colonias a través de la música. Son los llamados cantes de ida y vuelta, siendo ejemplos de estos la Rumba, las Colombianas, el Tango o la Milonga.
En su evolución el flamenco también sirvió para expresar las luchas de la clase obrera contra la explotación, las penosas condiciones laborales, la emigración, el reparto de la tierra o el sindicalismo proletario. Un ejemplo significativo son los Cantes de las minas, pertenecientes a la familia de los Cantes de Levante. Surgieron en las cuencas mineras de Linares, Murcia y Almería, debido a la gran emigración que se produjo hacia estas zonas desde toda Andalucía en el siglo XIX. En estos cantes es muy típico que aparezcan conceptos propios del marxismo como la plusvalía, la acumulación y la explotación capitalista. El obrero y cantaor José Cepero tenía esta letra:
A la mujer del minero
se le puede llamar viuda
que se pasa el día entero
cavando su sepultura.
¡Qué amargo gana el dinero!
La letra de otro fandango minero dice:
Minero, ¿pa qué trabajas,
si pa tí no es el producto?
Pa el patrón son las alhajas,
pa tu familia el luto,
y pa tí la mortaja.
En la línea de los cantes anteriores surgieron los martinetes, que son los cantes de las fraguas, oficio muy ejercido por el pueblo gitano. Otro tema que se ha expresado a través del cante flamenco ha sido la represión sufrida por los movimientos de trabajadores y trabajadoras en la lucha contra la explotación capitalista. El campo andaluz también creó sus propios géneros, como los Cantes de Trilla, cuyo compás lo marca el ritmo del trillo sobre la era:
Trabajo de sol a sol,
trabajo de sol a sol,
las ganancias son pal amo
pa mí solo el sudor.
Manuel de Paula, gitano de Lebrija, tenía letras típicamente campesinas como ésta:
Mare, llévame al colegio
a educarme la memoria
mira que no quiero soñar
con el burro de la noria.
Campesino del arao
buena semilla será
la sangre que has derramao.
El último tercio del siglo XIX está marcado por la influencia del movimiento obrero que llega a través de la comarca de Jerez de la Frontera, que destaca en aquel entonces por su gran producción y exportación de vino. El movimiento obrero, unido a las duras condiciones en que se vivía en el campo, las malas cosechas, etc., hizo que comenzaran las huelgas y las reivindicaciones, con la consiguiente represión. El flamenco, como expresión popular, sirvió para animar a los obreros y campesinos a que se afiliaran a los sindicatos:
Tó lo tienen preparao
los civiles en los cortijos.
Por eso matan a obreros:
pa agradar a los ricos.
Canté a la represión
le pregunté a mi morena,
que por qué me despreciaba,
y me contestó serena,
que en la asociación entrara.
El 12 de diciembre de 1930 los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández se levantaron en Jaca contra la monarquía borbónica. Fracasaron y dos días después fueron ejecutados. El cantaor sevillano Manuel Vallejo cantó aquella gesta por fandangos:
Por la libertá de España
murió Hernández y Galán.
Un minuto de silencio
por los que ya en gloria están,
suplico en estos momentos.
Cuando se proclamó la II República, la mayoría de los y las artistas flamencos se pusieron del lado de las masas. Los cantes dedicados a la libertad, la República o a la bandera tricolor fueron muchos en aquellos años.
Entre quienes interpretaban el republicanismo flamenco cabe destacar, por su relevancia y su compromiso, el nombre de La Niña de los Peines, considerada la mayor artista de su época y que defendió el ideal de mujer libre y republicana. El Chato de las Ventas fue un cantaor madrileño, tornero y comunista, que cantaba los sábados en el puente de Ventas. Sus malagueñas y colombianas trataban sobre las cuestiones políticas de aquella época. El Chato creó los llamados Fandangos Republicanos, un tipo de cante de naturaleza reivindicativa. Murió durante la contienda civil. En el barrio de Ventas, donde es una leyenda, se asegura que fue fusilado por los fascistas tras haber caído prisionero en el frente de Extremadura.
Un fandango de El Guerrita de aquella época dice:
Quiere decir con pasión,
este fandango que canto:
España es republicana
y lo es de corazón,
¡Abajo la ley tirana!
Juanito Valderrama también tuvo que compaginar el arte del cante y el de la guerra. Comenzó en su tierra, Jaén, cavando trincheras en un batallón de fortificaciones; después, en el frente de Alcaduete, y por fin, en una compañía artística que actuaba para los combatientes republicanos.
Durante la guerra fueron muchos los cantaores que se trasladaron hasta las trincheras para animar a los combatientes republicanos. Algunos murieron en combate o a causa de la represión franquista, caso de Antonio Chaqueta y el Chato de las Ventas. José Ruiz Arroyo «Corruco de Algeciras», fue uno de los grandes cantaores payos de la época republicana. Nacido en La Línea de la Concepción en 1910, desde joven combinó sabiamente la ortodoxia y la innovación. En la década de los treinta grabó varios discos y fue de los pocos cantaores en alcanzar cierta popularidad. También cantó a los mártires de Jaca:
Lleva una franja morá
triunfante nuestra bandera,
lleva una franja morá,
la conquistó España entera:
por Hernández y Galán
rompió España sus cadenas.
El 11 de abril de 1938, cuando combatía contra el avance de las tropas de Franco a través del Ebro, una bala acabó con su vida. Tenía 28 años y lo enterraron a pocos kilómetros de allí, en el cementerio de Balaguer (Lleida).
Uno de los temas más recurridos de los cantaores republicanos era su desprecio por el dinero y el enriquecimiento desmedido. El Carbonerillo, un cantaor que también murió combatiendo al fascismo durante la guerra. Una de sus letras decía:
Maldito sea el dinero
y el hombre que lo inventó
que aunque sea usté un caballero
y le sobre razón
lo que impera es el dinero.
Otros cantaores como Ángel Sampedro, Angelillo, logaron exiliarse. Nacido en Vallecas, le puso voz al musical republicano «La hija de Juan Simón» del que se han hechos dos versiones cinematográficas:
Cuando acabé mi condena
me vi muy solo y perdío.
Ella se murió de pena
y yo que la causa he sío
se que murió siendo buena.
Durante la República Miguel de Molina fue uno de los puntales de la copla. En la guerra actuó para las tropas republicanas. Tras la derrota le acusaron de haber ayudado al ejército republicano y ser homosexual. Tras una actuación en el Teatro Cómico tres policías le dieron una paliza. Uno de los agresores era José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, y otro de ellos Sancho Dávila y Fernández de Celis, Conde de Villafuente Bermeja. En 1942 tuvo que exiliase en Argentina y luego en México.
Los artistas que permanecieron en el interior de España tuvieron muchas dificultades para subsistir al ser señalados como rojos. Al Bizco Amate lo detenían periódicamente por vagabundo y en sus frecuentes visitas a los calabozos escribió algunos de sus fandangos más conocidos:
Me lo cogen y me lo prenden
al que roba pa sus niños
y al que roba muchos miles
no lo encuentran ni los duendes
ni tampoco los civiles.
La mentira y la verdad
se enfrentaron en la Audiencia.
La verdad salió perdiendo
y la mentira ganó.
En el reino no hay gobierno.
Los que defendieron a la República corrieron suertes muy dispares y bajo el franquismo tuvieron que olvidarse de reivindicaciones. El cantaor Ramón Perelló, autor de una de las canciones más oídas durante la guerra, Mi jaca, era otro rojo. Luchó en la guerra contra el franquismo y al terminar le encarcelaron en el penal de El Puerto de Santa María. Consiguió la libertad condicional y se trasladó a Madrid, donde nadie quería contratarle ni trabajar con él.
Maestro enciclopédico y gran impulsor del flamenco, Antonio Mairena era gitano, cantaor y antifascista. Tras la guerra se tuvo que buscar la vida en fiestas de señoritos que presumían de camisas azules. Una noche, uno de ellos sacó un pistolón, lo puso encima de la mesa y le ordenó cantar el Cara al sol.
El flamenco de combate pasó a la clandestinidad y estuvo perseguido. No resurgió hasta los últimos años del franquismo cuando de nuevo el cante se hace eco de la resistencia antifascista.
Enrique Morente siempre un cantaor muy comprometido socialmente durante toda su carrera. A comienzos de los setenta le censuraron un disco homenaje a Miguel Hernández, en el que no se permitió incluir el poema “Andaluces de Jaén”. Grabó también canciones inspiradas en la obra de Federico García Lorca (poeta muy unido al flamenco y al pueblo gitano), destacando el genial disco de flamenco-fusión Omega, en el que canta poemas de la obra lorquiana Poeta en Nueva York, de marcado carácter anticapitalista.
En Granada cantó Curro Albaycín, artista y estudioso del flamenco cercano al comunismo cantó los Tangos del Obrero. Su militancia le costó un intento de asesinato por un simpatizante de Fuerza Nueva, que le disparó al grito de “Ya no recitas más a Lorca”.
También hay que destacar a Manuel Gerena, el cantaor mas perseguido en los 70. Sufrió cientos de detenciones, generaba siempre una gran expectación y durante mucho tiempo se prohibieron sus actuaciones en todo el estado. Otros cantaores combativos fueron Luis Marín y El Piki, uno de cuyos cantos dice:
La Andalucía que canto
es la flamenca de veras
que está llorando por dentro
y se rebela por fuera.
Tras celebrar el Congreso Reconstituivo de 1975, el PCE(r) publicó un disco con canciones populares republicanas y otro del cantaor granadino Paco Moyano, que en numerosos festivales por la amnistía recuperó muchos cantes olvidados e incluyó otros nuevos en los que se hacía referencia la lucha contra el revisionismo:
Dolores, ¡ay Dolores Ibarruri!
Ya no eres la Pasionaria,
la que en el cerco a Madrid
puso el grito en la garganta:
¡Franco no pasa de aquí!
José Domínguez Muñoz, El Cabrero, es uno los cantaores reivindicativos más importantes de la actualidad. Obligado por el hambre y por ser el mayor de tres hermanos, El Cabrero dejó la escuela a los 6 años para pastorear por las tierras andaluzas. A pesar de haber ganado fama a escala mundial, de haber grabado 21 discos y de haber cantado en los mejores teatros y festivales, aún hoy, a punto de cumplir los 70, sigue ejerciendo aquel mismo oficio de cabrero, que se niega a abandonar. Es el intérprete de los Fandangos Republicanos, donde la denuncia siempre está muy presente:
No critiques a mi copla
y apréndela tú también,
que corra de boca en boca
pa que el pueblo sepa bien
quién lo engaña y quién lo explota.
Adonde haya un hambriento
que no hablen de igualdad.
Ya se encarga el capital,
la monarquía y el clero
que haiga desigualdad.
Como buen republicano
tengo las ideas mu claras:
ya está bien de tantas lacras
que llevan miles de años
viviendo de otras espaldas.
Espero verlo algún día
aunque sea de muy viejo:
ni un céntimo para el clero
menos pa la monarquía
y más beneficio al pueblo.
A orientarme con el viento
de cachorro lo aprendí
ahora que soy perro viejo
me es más fácil distinguir
a los lobos desde lejos.
Cuple republicano, 1933
youtube.com/watch?v=avZypgBqrfU
Esta canción fue transmitida por Radio Nacional el 1 de Mayo de 1978. Las cosas estaban confusas todavía, y había resquicios. Hoy no s eria posible.