El avance el ejército regular está siendo muy lento, pero la captura de Massaken Hanano abre las puertas para posteriores incursiones hacia las zonas interiores en las que se refugian los últimos restos de las milicias del Frente Al-Nosra.
La televisión pública siria ha difundido imágenes que muestran una fuga de civiles, sobre todo mujeres y niños que se precipitan sobre los autobuses verdes del ejército de Damasco en busca de protección. Algunos de ellos realizaron declaraciones a la televisión.
El barrio de Massaken Hanano tiene una fuerte carga simbólica, ya que fue el primero en caer en poder de los salafistas en 2012, lo que dividió a la capital siria en dos mitades. En la que quedó bajo control de los yihadistas vivían unas 250.000 personas.
En la región de Damasco la guerra también va viento en popa para el ejército regular. El sábado los yihadistas se rendieron en dos localidades, Al-Tall y Jan esh Sheij, acogiéndose a la oferta de reconciliación del gobierno, según una información procedente de la web del periódico sirio Al-Watan.
El acuerdo consiste en que quienes no deseen regularizar su situación personal, pueden conservar sus armas ligeras, dejando las demás en manos del ejército, y largarse a sus países. Según la cadena Al-Mayadin, más de 1.000 salafistas armados han depuesto las armas en Al-Tall, una localidad a sólo 12 kilómetros de Damasco. La rendición se produjo cuando el ejército les rodeó, cortando cualquier posibilidad de retirada.
Según Al-Mayadin, la población de 700.000 habitantes de Al-Tall se lanzó en masa a la calle, exigiendo la salida de los grupos armados.
En Jan esh Sheij, a 26 kilómetros de Damasco, el jueves se alcanzó una tregua tras cuatro días de negociaciones. El sábado el diario Al-Watan aseguró que los salafistas ya habían empezado a deponer las armas. Se trata de un total de 2.000 milicianos que en dos días deben abandonar la ciudad en compañía de sus familiares para marchar hacia Idlib, al noroeste de Siria, de donde habían llegado.