El ministro israelí de Asuntos Militares, Yoav Gallant, reconoce que el ejército israelí necesita urgentemente 10.000 soldados adicionales y que pueden reclutar 4.800 judíos ultraortodoxos durante el próximo año.
“Mientras tanto, hemos acordado que aumentaremos la inscripción [ultraortodoxa] cada año en un 5 por cien hasta llegar al 50 por cien, dentro de cinco años”, añadió.
Los comentarios de Gallant se produjeron cuando los medios israelíes revelaron la intensificación de la crisis de personal en el ejército, señalando que 900 oficiales israelíes habían solicitado abandonar filas.
El Canal 12 de la televisión israelí reveló que durante este año, 900 capitanes y comandantes habían pedido abandonar el ejército. En los últimos años la cifra de abandonos ha sido de 100 a 120.
Las demandas de dimisión o rescisión de contrato constituyen no sólo una crisis dentro del ejército sino también una crisis para Israel, lo cual resulta muy preocupante para el Estado Mayor.
Anteriormente, fuentes de noticias israelíes revelaron que el ejército intentó formar una nueva división de reserva debido a su urgente necesidad de miles de tropas adicionales.
El jefe de Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, anunció la necesidad de 15 nuevos batallones ante la grave escasez de efectivos para sostener los frentes que tienen abiertos.
Los ultraortodoxos se oponen a su reclutamiento
La semana pasada el Tribunal Supremo de Israel ordenó el reclutamiento de los estudiantes ultraortodoxos en las escuelas talmúdicas, hasta ahora exentos del servicio militar. Esta decisión, tomada en el contexto de la Guerra de Gaza, ha sido objeto desde entonces de una fuerte oposición por parte de clérigos ultraortodoxos que expresan su oposición en las calles.
Miles de “haredim” (“temerosos de Dios”, llamados judíos ultraortodoxos), se manifestaron el 30 de junio en las calles de Jerusalén contra el alistamiento de estudiantes ultraortodoxos en las filas del ejército israelí.
Estos estudiantes de la “yeshivah” (centro para el estudio de la Torah y el Talmud en el judaísmo) blandían pancartas en las que podía leerse: “No nos alistaremos en el ejército enemigo” y “Moriremos y no nos alistaremos”.
Algunos de los manifestantes pertenecían a la facción extremista de Jerusalén, que se cree que tiene unos 60.000 miembros. Esta facción se manifiesta periódicamente contra el reclutamiento de estudiantes de la “yeshivah”.
La manifestación, una de las muchas organizadas en los últimos meses, sigue a la sentencia del Tribunal Supremo de Israel, que autorizó al ejército a comenzar a reclutar “haredim” y dejar de financiar las “yeshivah” que no cumplan con la sentencia.
Una ruptura de la igualdad
La cuestión del reclutamiento ultraortodoxo se ha vuelto extremadamente delicada a medida que el ejército israelí, compuesto en gran parte por jóvenes soldados y reservistas civiles, se moviliza en al menos dos frentes, en la Franja de Gaza y en la frontera libanesa contra Hezbollah.
Los israelíes llevan décadas de controversia y conflictos políticos y sociales por este reclutamiento porque los ultraortodoxos creen que el servicio militar es incompatible con sus convicciones.
El recurso lo iniciaron partidos laicos y ONG que denuncian una desigualdad en beneficio de los estudiantes de las escuelas talmúdicas, exentos del servicio militar en virtud de una decisión de David Ben-Gurion que data de la fundación del Estado sionista en 1948.
Entonces la exención afectaba a sólo 400 estudiantes, mientras que hoy son alrededor de 66.000.
La mayoría de los israelíes es partidaria de acabar con las exenciones, pero en el gobierno actual de Netanyahu hay dos partidos ultraortodoxos que, si abandonan la coalición, podrían desencadenar nuevas elecciones.
La soga aprieta el pescuezo de Netanyahu
El enfrentamiento con los ortodoxos podría acabar de hundir a Netanyahu, que es la diana de grandes movilizaciones de las calles israelíes que exigen el fin de la Guerra de Gaza, la conclusión de un acuerdo sobre los rehenes y la organización de elecciones anticipadas.
El sábado decenas de miles de israelíes se manifestaron en varias ciudades, incluidas Jerusalén y Tel Aviv, pidiendo al gobierno que llegara a un acuerdo con Hamas. La reunión semanal estuvo marcada por enfrentamientos con la policía y detenciones violentas.
Las manifestaciones, incluidas las de los ultraortodoxos, se producen en un momento en que aumentan las movilizaciones contra Netanyahu, que es un personaje político amortizado. La mayoría de los israelíes no quieren verlo postularse para ningún cargo político. Según una encuesta, el 66 por cien se opone a que se presente a las próximas elecciones.