La agencia financiera internacional Moody’s ha rebajado la calificación de todo el sistema bancario estadounidense de estable a negativa.
“Hemos cambiado nuestra perspectiva sobre el sistema bancario estadounidense a negativa desde estable para reflejar el entorno operativo en rápido deterioro tras la salida de depósitos del Silicon Valley Bank (SVB), Silvergate Bank y Signature Bank (SNY), así como la quiebra de SVB y SNY”, ha señalado Moody’s.
El lunes por la noche la agencia advirtió de que reduciría su perspectiva sobre el sistema bancario estadounidense y pondría bajo vigilancia a siete instituciones financieras distintas.
Al rebajar la calificación de todo el sector, la agencia destacó las medidas extraordinarias adoptadas para apoyar a los bancos afectados. Pero señala que otras instituciones con pérdidas latentes o depositantes no asegurados pueden estar aún en riesgo.
Se está produciendo un rápido deterioro del mercado financiero, a pesar de los llamamientos a la calma y los esfuerzos por apuntalar el sector. Biden intenta convencer a la población de que deben confiar en que el sistema bancario de Estados Unidos es seguro.
La FDA ha puesto en marcha un mecanismo para garantizar que las entidades con problemas de liquidez tengan acceso a efectivo. El Tesoro ha respaldado el programa con 25.000 millones de dólares en fondos y ha prometido que los depositantes tendrán acceso a su dinero, cualquiera que sea la cantidad depositada en el banco.
A pesar de todo, el mercado financiero mundial se ha llenado de preguntas y dudas. No conocen las medidas que pueden tomar los banco centrales para mitigar el pánico en masa y evitar una crisis catastrófica.
Se embolsan los beneficios y reparten las pérdidas
En Estados Unidos el seguro de depósitos bancarios es de 250.000 dólares por cada cuenta. Los depositantes con más dinero abren más cuentas adicionales, dependiendo de la cantidad. El cliente que pone todo su dinero en una cuenta que supere los 250.000 pierde la diferencia en caso de insolvencia.
Pues bien, más del 90 por cien de los depósitos del SVB superan esa cantidad, por lo que los clientes deberían perder el resto del dinero. Es una chapuza que explica la decisión tomada por el Tesoro de rescatar todas las cuentas, cualquiera que sea la cantidad depositada.
El fenómeno se repite siempre: el dinero público rescata las chapuzas de las empresas privadas, además de los bancos en quiebra.
Luego llegan los catedráticos, los expertos y los medios de comunicación para tranquilizar a los incautos diciéndoles que lo del SVB no ha sido un rescate porque no van a recurrir al dinero público.
Su argumento es impecable. El fondo de garantía de depósitos (FDIC) sacará el dinero de los demás bancos a través de un gravamen especial. Pero eso no significa que los trabajadores no vayan a pagar el rescate. Los bancos simplemente repercutirán los costes adicionales a sus clientes en forma de comisiones bancarias e inflación.
El capitalismo siempre socializa las pérdidas.
Por lo demás, habrá contagio. El efecto dominó continuará durante meses. Las quiebras seguirán.
Un castillo de naipes
El capital financiero es ficticio cada vez en mayor medida, lo que habitualmente se llama “burbuja”. Para tapar la crisis capitalista, los bancos centrales ponen cada vez más dinero en circulación, normalmente en forma de deuda.
Pero como a cualquier toxicómano, al capitalista no le basta con una cierta dosis de dinero y necesita cada vez más, hasta que los activos financieros se desconectan de la producción. No son más que papeles.
Sin embargo, en cualquier momento los propietarios de los papeles se pueden creer que tienen algo entre sus manos; venden sus papeles y quieren dinero en efectivo. Por eso mantienen la ilusión de que al tener bonos, letras y pagarés tienen dinero. A veces dicen que han invertido su dinero en bonos.
Para que el sistema aguante hay que mantener esa ilusión y por eso la FDA ha garantizado los depósitos del SVB. Es otra ilusión, porque la FDA no puede garantizar esa conversión de los activos en efectivo… con una excepción, que es la de imprimir billetes sin descanso.
Por lo tanto, al final lo único que garantiza el castillo de naipes es la inflación, que es uno de los signos distintivos del capitalismo monopolista de Estado.
Ahora bien, la inflación multiplica el problema y donde antes había una modesta deuda ahora hay una montaña de ellas, como en el caso de Grecia, cuando el Banco Central Europeo transformó un problema inicial de 35.000 millones de euros en otro de 272.000 millones.