El capitalismo ‘sin’ nada de nada

En el mundo actual del siglo XXI, “la sociedad de la opulencia”, como la llamó Galbraith, hay mucho de todo pero nada de nada. No hay trabajo o, en otras palabras, hay millones de parados, de personas ociosas, sobrantes y frustradas.

Los que tienen trabajo es como si no lo tuvieran porque es precario. Viven al minuto. Lo tienen ahora, pero no saben lo que ocurrirá dentro de una hora, o de un día, o de una semana.

Tenemos muchos refugiados pero no los queremos. Nos excusamos diciendo que nos quitan un trabajo que no tenemos.

Hay millones de personas que no pueden ser veganos porque no tienen para comer. No pueden elegir su comida más apetitosa, ni más saludable, aunque sobra tanta que se han inventado los “bancos de alimentos”, mientras que el resto se arroja a los contenedores de basura.

En la edad del ladrillo, los rascacielos, las urbanizaciones y los resorts, hay personas “sin techo” que viven en la calle, en un cajero automático, bajo un puente, en un portal, en caravanas y, los más afortunados, en un albergue para mendigos.

En una sociedad en la que para cualquier solicitud te piden miles de papeles, los hay que no tienen ninguno. Les llaman “sin papeles”. Sabemos su nombre porque nos lo han contado ellos de viva voz.

Los hay que tienen casa pero no tienen luz eléctrica en ella. Viven a oscuras o se alumbran con velas. No tienen aire acondicionado y pasan frío en invierno y calor en verano. Tampoco tienen nevera, ni se pueden duchar con agua caliente. No tienen horno, ni microondas para cocinar, no pueden ver la televisión, ni escuchar la radio, ni recargar la batería del móvil, ni conectarse a internet.

Hay escuelas pero es como si no las hubiera. El fracaso escolar es mayor que nunca y, además, hay quien quiere y no puede pagar las matrículas de la universidad.

Hay hospitales pero faltan camas. En los hospitales españoles hay 1.632 sus camas menos que hace diez años. Los enfermos pueblan los pasillos y dentro de poco los trasladarán a los sótanos, o a los patios, o a los aparcamientos de coches.

En la sociedad de la información lo que más ha crecido son las mentiras, sobre todo en época electoral.

Hay café descafeinado, cerveza sin alcohol, pan sin gluten, leche desnatada, gasolina sin plomo, cigarrillos eléctricos, guerras por procuración…

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