Los precios de las materias primas se han desplomado después de años de estar sobrevalorados por la especulación, tras la drástica caída de la demanda mundial. Hasta hace poco esa caída había sido frenada por la pujante demanda de China, el principal consumidor de materias primas, pero la crisis del gigante asiático ha llevado al índice de materias primas de Bloomberg a su nivel más bajo desde 2002.
Este mes de agosto el sector industrial de China se ha hundido a su nivel más bajo en seis años con la reducción de la demanda interna y las exportaciones. La bolsa se desplomó en junio y el yuan se ha devaluado tres veces en tres días.
A medida que la economía china se hunde, el capitalismo entra en estado de pánico. Asistimos al preludio de una profunda deflación y una crisis financiera de gran magnitud, con el añadido de que los bancos centrales no podrán aplicar planes de rescate ya que han agotado su arsenal de política económica. No tienen nada que hacer.
Lo más probable es que la Reserva Federal de Estados Unidos no pueda subir los tipos de interés porque el yuan chino se puede volver a devaluar en cualquier momento, intensificando la actual “guerra de divisas”.
El Ibex 35 cerró la semana con un desplome del 5,6 por ciento ubicándose en zona de pérdidas anuales mientras la prima de riesgo continúa en aumento golpeando fuertemente a España, Grecia, Italia y Portugal.
Ayer el índice Nikkei de Japón cayó más del 2 por ciento, mientras que el índice Kopsi en Corea del Sur cayó un 2,25 por ciento. Las acciones en Australia están teniendo su peor mes desde la crisis financiera de octubre de 2008. El Dow Jones se desplomó 3,12 por ciento.