El Canal de Panamá inicia una etapa de colisiones entre Estados Unidos y China

El 4 de marzo una empresa china, CK Hutchinson, vendió 43 puertos en 23 países a un consorcio de empresas estadounidenses dirigido por BlackRock. Dos de ellos, Balboa y Cristóbal, se encuentran en el Canal de Panamá y tienen una condición estratégica.

Mañana es la fecha clave: CK Hutchinson y el consorcio estadounidense dirigido por BlackRock firmarán el contrato definitivo. CK Hutchinson pertenece a Li Ka-shing, un multimillonario de Hong Kong, y los medios insistgen en suponer que actuaba por cuenta del gobierno chino. Lo que no dicen es si BlackRock actuaba por encargo del gobierno de Trump.

Li Ka-shing es un emigrante de China continental que, según dicen los cuentos chinos, construyó su imperio vendiendo flores de plástico, antes de lanzarse al sector inmobiliario, las telecomunicaciones y el transporte marítimo.

Ahora al magnate lo califican de “traidor” por haberse arrodillado ante Estados Unidos. Trump elogió la venta en su discurso sobre el estado de la Unión, mientras Xi Jinping está enfadado, según dicen. China teme que Washington utilice el canal de Panamá contra Pekín después de la compra de los derechos de explotación de los puertos por una empresa estadounidense.

El 15 de marzo Ding Xuexiang, miembro del Comité Permanente del Buró Político del PCCh y viceprimer ministro chino, ha enviado un equipo de trabajo especial a Hong Kong para analizar el acuerdo sobre los puertos.

Entre el 13 y el 19 de marzo, el periódico hongkonés propekinés Ta Kung Pao, publicó más de 10 editoriales llamándole de todo. Un artículo publicado el 13 de marzo indicaba que la venta a BlackRock podría tener un impacto en el comercio exterior de China y en la Ruta de la Seda, una inversión china de mil millones de dólares en infraestructuras repartidas por todo el mundo.

Aunque CK Hutchinson, la empresa vendedora, cotiza en la bolsa de Hong Kong, está constituida como sociedad en las Islas Caimán. En la última década, la parte de sus actividades en China continental y Hong Kong se ha reducido a poco más del 10 por cien. Li se ha embolsado casi 20.000 millones de dólares, 14 veces las ganancias del año pasado.

El canal de Panamá es un cuello de botella estratégico que juega un papel crucial en las actividades militares y económicas de los Estados Unidos, sirviendo como un paso obligado para los buques de guerra y las mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico.

Cada año, el canal de Panamá maneja 270.000 millones de dólares en mercancías, es decir, el 5 por cien del comercio marítimo mundial, de las cuales más del 70por cien transita por los puertos estadounidenses. El canal estuvo bajo control estadounidense hasta 1999, momento en el cual su soberanía fue transferida a Panamá en virtud de un tratado de 1977 firmado por el presidente Jimmy Carter.

El Tratado Carter-Torrijos de 1977 impone la “neutralidad permanente” del canal, garantizando que ningún país sea discriminado y que ningún barco actúe con hostilidad. Según este acuerdo, si esta neutralidad es amenazada, Estados Unidos puede recurrir a la fuerza para defenderla.

Después de asumir el cargo en enero, Trump cuestionó esa neutralidad. “China está explotando el canal de Panamá”, declaró durante su discurso de investidura. “No se lo hemos dado a China. Se lo hemos dado a Panamá y lo recuperaremos”.

En 1997 CK Hutchinson obtuvo los derechos de gestión de los dos puertos situados en los extremos del canal de Panamá por un período de 25 años. En 2021 el acuerdo fue renovado hasta 2047.

Unos días antes de viajar a Panamá para su primer viaje fuera de Estados Unidos, el secretario de Estado Marco Rubio declaró en una entrevista el 31 de enero: “Es completamente inaceptable que empresas con sede en Hong Kong controlen los puntos de entrada y salida del canal. Esto no puede continuar”.

“Si hay un conflicto y China les ordena hacer todo lo posible para bloquear el canal para que Estados Unidos no pueda comerciar y que la flota militar y naval estadounidense no pueda alcanzar el Indo-Pacífico lo suficientemente rápido, tendrán que hacerlo […] y lo harán. Tendríamos entonces un problema mayor entre manos”, continuó.

Después de la visita de Rubio, Panamá declaró el 2 de febrero que no renovaría su acuerdo con la Ruta de la Seda cuando el acuerdo actual expire el próximo año.

Estados Unidos no puede permitir que China gane la batalla por el canal de Panamá porque, en caso contrario, Washington perdería su influencia en el mundo. Es un preludio del choque entre Estados Unidos y China. En el futuro, muchos activos estratégicos importantes en todo el mundo serán objeto de enfrentamientos similares. Se abrirá entonces oficialmente una era de colisiones económicas y estratégicas.

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