Estados Unidos trata de seguir utilizando intermediarios para sus guerras en Oriente Medio y ahora, tras el fracaso yihadista y kurdo, quieren encargar la tarea a los países árabes, naturalmente en nombre de la paz, incluso de la pacificación y posiblemente de la reconstrucción de Siria.
El objetivo es doble: desviar la responsabilidad de la guerra hacia los países árabes, convirtiéndola en un choque regional, y aliviar el coste económico de la misma.
El Ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, estaba presente en la rueda de prensa de Lavrov y confirmó que no se sometía a los cantos de sirena de Washington.
Egipto es una prioridad de la política exterior rusa. El comercio bilateral se ha multiplicado por cinco en los últimos años y Rusia se dispone a crear un complejo industrial, el más importante fuera de sus fronteras, en Port Said, a las puertas de del Canal de Suez (2). La inversión prevista es de 7.000 millones de dólares y el proyecto estrella es la construcción de una central nuclear.
El establecimiento en el Canal de Suez favorecerá las exportaciones rusas hacia África, sur de Europa y el Golfo Pérsico.
Las buenas relaciones de Egipto con Rusia son otra muestra del fracaso de la Primavera Árabe. Cuando en 2012 Mubarak se negó a colaborar en la Guerra de Siria, Estados Unidos llevó a Morsi al poder, en el que se mantuvo hasta la llegada del general Al-Sisi, que hace equilibrios para preservar a su país fuera de cualquier aventura externa.
(1) https://www.almasdarnews.com/article/russia-welcomes-egypts-refusal-to-send-troops-to-syria-on-us-proposal/
(2) https://www.fort-russ.com/2018/05/will-russias-pivot-to-africa-from-egypt-succeed/