El dirigente de la Repúbica Popular de Donetsk, Denys Pushilin, ha anunciado la formación, a finales del verano, de un tribunal intermedio en Mariupol para juzgar los crímenes de guerra cometidos por los combatientes ucranianos y los grupos neonazis en la ciudad, especialmente contra los civiles.
En Donetsk hay más de 5.000 prisioneros militares ucranianos, de los que 2.439 proceden de la acería Azovstal, donde tomaron a civiles como rehenes y los utilizaron como escudos humanos, en violación de las Convenciones de Ginebra.
Un tribunal de Donetsk ya ha condenado a muerte a tres mercenarios extranjeros y otros tribunales intermedios deberán juzgar los crímenes cometidos por los militares ucranianos, por los mercenarios y por los grupos neonazis ucranianos.
Pushilin ha declarado que no hay ningún fundamento para indultar a los tres mercenarios condenados a muerte por el Tribunal Supremo de Donetsk.
También ha manifestado que el próximo tribunal tendrá su sede en Mariupol: “Está previsto un tribunal para los neonazis, ciudadanos ucranianos, contra el batallón Azov […] Sin duda lo pasaremos hasta el final del verano, no hay necesidad de demorarse aquí, [para eso] hay una demanda de la sociedad”.
El dirigente del Donbs se refería a las exigencias de las víctimas civiles de Mariupol, que han venido exigiendo el enjuiciamiento de los criminales.
Los crímenes cometidos en Mariupol no se limitan a la toma de rehenes en Azovstal. También están los cometidos por los grupos neonazis de Azov en la prisión secreta del aeropuerto, la llamada “biblioteca”, cuyas víctimas exigen un esclaremieto de los crímenes.
En aquella “biblioteca” se practicaban torturas contra los detenidos, que no eran sólo militares, sino también civiles.