Los bancos centrales tratan de frenar la crisis mediante compras de activos desvalorizados, tipos de interés negativos y otras medidas de política monetaria, pero cualquier “choque económico externo” puede acabar con el mercado.
Los beneficios de la banca han caído un 98 por ciento el mes pasado y las cotizaciones bursátiles están en los niveles anteriores a 2002.
Es parte del panorama financiero descrito en un informe elaborado por Dominic Konstam, responsable mundial de investigaciones sobre los tipos de interés del Deutsche Bank, en un informe, en el que habla de un “hundimiento de los activos de riesgo” que podría causar “pánico”.
El banco alemán se encuentra a la espera de las decisiones del Banco Central Europeo para reflotar las finanzas italianas, así como de la situación en Japón, mientras que, en un alarde originalidad, Konstam vuelve a las tonterías sobre el “helicóptero del dinero” para lanzar billetes desde el aire.
Las tonterías de Konstam no acaban ahí. También dice que el capitalismo financiero aún podría aguantar varios años más si no hubiera nada que rompiera “el sistema” porque hay medios para evitar las “rupturas” o, al menos, corregir el impacto de los tipos negativos. Aún quedan “formas dulces” de salvamento para los bancos, añade.
A comienzos de este mes, el economista alemán Martin Hellwig, director del Instituto de Investigación Max Planck, consideró que la situación del banco es irreversible y recomendó su nacionalización pura y simple.
Esto no es una crisis; esto es el capitalismo: se privatizan los beneficios y se nacionalizan las pérdidas. Si todo va bien se aprovechan cuatro y si va mal se perjudican 40 millones.
Aquí sólo tenemos una duda. No sabemos si cuando se hunda el Deutsche Bank alguien se acordará de Grecia y de lo que dijeron y escribieron entonces, ni si saben diferenciar la quiebra de un país capitalista irrelevante, con la de una potencia económica como Alemania.