Tras la voladura del gasoducto NordStream, los cables submarinos de fibra óptica eran el siguiente paso. El sábado destruyeron el cable que conectaba Alemania con Finlandia y al dia siguiente el que viajaba de Suecia a Lituania.
El sabotaje es la causa de ambas destrucciones. “Es esencial aclarar las razones por las que dos cables no funcionan en el mar Báltico”, afirmó en un mensaje el ministro sueco, Carl Oskar Bohlin.
El cable de fibra óptica entre Helsinki y Rostock, un puerto del norte de Alemania, tenía 1.172 kilómetros de longitud y estaba en funcionamiento desde 2016. Se llamaba C-Lion1. Su operador, la empresa finlandesa Cinia, anunció ayer el corte de las conexiones. «Este tipo de ruptura no se produce en estas aguas sin un impacto externo», añadió la empresa.
El cable submarino “Arelion” conectaba la isla sueca de Gotland con Lituania. El tráfico de internet se tuvo que desviar a otras conexiones internacionales, explicó Audrius Stasiulaitis, portavoz de la filial lituana del operador sueco Telia.
“Podemos confirmar que la interrupción del tráfico de internet no fue provocada por una falla del equipo sino por daños materiales en el cable de fibra óptica”, afirmó Stasiulaitis.
La policía sueca anunció que estaba investigando el sabotaje. “La investigación preliminar está en curso y apenas se encuentra en sus primeras etapas”, afirmó el fiscal Henrik Söderman a cargo del caso.
Esta mañana el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, ha reconocido que la destrucción de los dos cables de telecomunicaciones ha sido consecuencia de sendos sabotajes.
“Nadie cree que estos cables hayan sido cortados por accidente […] Debemos partir del principio […] de que se trata de un sabotaje”, advirtió durante una reunión de ministros de Defensa de la Union Europea en Bruselas. “No creo en la versión de que las anclas [de los barcos] hayan dañado los cables accidentalmente”.
En una declaración conjunta, Finlandia y Alemania hablaron de “guerra híbrida” y de la amenaza rusa. En los últimos meses se han producido varios incidentes en la zona del Báltico, una zona marítima compartida por los países nórdicos y bálticos, Polonia, Alemania y Rusia.
Los cables submarinos son una cuestión estratégica importante para los países, ya que les permiten conectarse, en particular, a internet. Hay más de 430 cables en servicio en todo el mundo que garantizan el 99 por cien de las comunicaciones entre continentes.
No es la primera vez que se provocan sabotajes de este tipo en el Mar Báltico. En octubre del año pasado un gasoducto submarino, el Balticconnector, entre Finlandia y Estonia, ya tuvo que ser cerrado, tras los daños causados por un ancla. También fueron cortados dos cables submarinos, uno que une Estonia con Finlandia y otro entre Estonia y Suecia. También circularon sospechas sobre Rusia pero, en el centro de su investigación, Finlandia señaló con el dedo a un buque portacontenedores chino llamado NewNew Polar Bear.
Desde la voladura del NordStream Finlandia ha intensificado el seguimiento de los incidentes en el Mar Báltico. El antiguo presidente finlandés Sauli Niinistö ha pedido la creación de un servicio de inteligencia dentro de la Unión Europea, en un informe presentado a la Comisión a finales del pasado mes de octubre.