El lunes el Tribunal Supremo de Reino Unido rechazó la solicitud del Banco Nacional de Cuba para recurrir la sentencia que perdió en su litigio contra el fondo buitre CRF (Cuba Recovery Fund), que tiene su sede en las Islas Caimán, un paraíso fiscal.
El litigio en Londres entre Cuba y los buitres está relacionado con deuda soberana, bonos impagados y reclamaciones de acreedores que se remontan a las nacionalizaciones que impuso la Revolución de 1959.
Incluso antes, Batista emitió bonos soberanos, hasta que en los ochenta el gobierno de La Habana no reconoció las deudas contraídas, e incluso nacionalizó empresas extranjeras, muchas de ellas estadounidenses. Fidel Castro declaró que la deuda externa cubana era “impagable e incobrable”.
Los buitres del CRF recompraron los títulos cubanos a bajo precio con la pretensión de cobrar luego el nominal, más los intereses y las indemnizaciones. La actual reclamación judicial se limita a 78 millones de dólares, pero los buitres amenazan con continuar con otros juicios parecidos. El CRF sostiene que la deuda total que Cuba mantiene con ellos asciende a 1.200 millones.
Desde 2013 el CRF intentó chantajear al gobierno de La Habana y diez años después metió la reclamación en los tribunales británicos, porque algunos de los bonos fueron emitidos bajo ley británica y, en consecuencia, estaban bajo su jurisdicción.
El gobierno cubano argumentó los bonos eran “odiosos”, es decir, contraídos en tiempos de Batista sin ningún beneficio para el pueblo cubano.
En 2022 un tribunal británico falló parcialmente a favor de los buitres y condenó al Banco Nacional, aunque eximió al Estado cubano, al que no reconoció como parte del litigio.
El Banco cubano se resiste, alegando el bloqueo económico, pero el CRF presiona para embargar bienes cubanos en el extranjero, como cuentas bancarias o ingresos por exportaciones.
CRF: un mecanismo de presión imperialista contra Cuba
El CRF es un fondo creado para presionar a Cuba con la deuda soberana. Sus promotores no se conocen exactamente. Al igual que otros fondos parecidos, está especializado en el cobro de deudas impagadas. El chanchullo consiste en comprar deuda vencida a bajo precio para luego reclamar en juicio su valor nominal más intereses y gastos.
El fondo incluye a buitres como Graham Stock, una de las sanguijuelas más conocidas en deuda emergente, vinculado a parásitos que invierten en bonos cubanos. Posiblemente también formen parte del tinglado Autonomy Capital, Aurelius Capital o Davidson Kempner, buitres con experiencia en litigios contra países soberanos.
Los carroñeros como CRF no existirían sin los grandes despachos de abogados, como Cleary Gottlieb y Quinn Emanuel, especializados en deuda soberana y pleitos contra instituciones públicas.
Algunos bancos conocidos, como Deutsche Bank o JP Morgan, han gestionado operaciones de deuda cubana en el pasado, pero su vínculo directo con el CRF no está confirmado.
El CRF sobornó a un funcionario del Banco cubano
En el juicios el Banco alegó que la cesión de la deuda se logró sobornando al antiguo director de operaciones, Raúl Eugenio Olivera Lozano, que cumple una condena de 13 años de prisión en Cuba. La mordida se gestionó a comienzos de 2019 a través de Don Stevenson, una representante del fondo.
Otro emisario del fondo, Jeet Gordhandas, se reunió con Olivera Lozano a fines de octubre del mismo año para entregarle una suma en pesos convertibles y prometerle una mayor en libras esterlinas por la ayuda, lo cual fue confirmado por el cubano.
Olivera Lozano fue condenado en Cuba por el soborno y Gordhandas fue incluido en la lista de delincuentes buscados por la Interpol, lo que motivó su detención y deportación de México en julio de 2021.
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